Shanghai es una ciudad china bulliciosa y moderna, famosa por sus rascacielos, comercio internacional y arquitectura impresionante a lo largo del río Huangpu. Shanghai es la China auténtica, pero al igual que Hong Kong o Macao, no es la China que tienes en tu cabeza. Con casi 20 millones de habitantes, es la ciudad más poblada del país y una de las más densamente pobladas del mundo. Ahora se erige como el epicentro de los negocios en China, superando incluso a Hong Kong en términos de centro financiero y comercial. A China nos vamos nuevamente en Semana Santa, en un viaje en grupo con últimas plazas libres, si aún quieres acompañar a los amigos de Oneira club de viajeros. Sigue leyendo en nuestro blog Oneira para conocer Shanghai de un vistazo.
Muchas empresas, tanto establecidas como emergentes, han trasladado sus sedes a Shanghai, aprovechando el inmenso mercado interno que representa la propia población de la ciudad (equivalente a la mitad de la población de España). Todo esto contribuye a que Shanghai sea una de las urbes más caras de Asia, reflejando un deseo insaciable por el lujo y el esplendor. Sus imponentes rascacielos, neones que nunca descansan y el puerto más grande del mundo son emblemas de esta metrópoli. Sin embargo, sorprendentemente, este frenesí moderno no ha borrado el aire nostálgico que envuelve el Shanghai de la era colonial. Dos caras, o tal vez más, para una ciudad irresistible, forjada a partir de contrastes y paradojas. Aquí se entretejen Oriente y Occidente.
En el s. XIII emergió como la cuna de un modesto condado, manteniendo su estatus hasta el s. XIX. Tras la Primera Guerra del Opio en 1842 los británicos, a través del Tratado de Nankín, aseguraron el privilegio del comercio sin restricciones entre puertos habituales (entre ellos Shanghai). Shanghai sufrió una transformación vertiginosa, adquiriendo su estampa de opulencia y prosperidad, pero también decadencia, porque se convirtió en lugar de paso (y destino) de delincuentes, aventureros, prostitutas, y traficantes, además de la propia buena gente china que aquí se estableció. En 1937 la ciudad cayó en manos de las fuerzas japonesas, que la ocuparon hasta 1945, sirviendo de refugio para miles de europeos. Tras la Revolución China de 1949 los empresarios extranjeros se trasladaron a Hong Kong, recuperando Shanghai su esplendor económico, hasta la actualidad.
Si visitas esta mágica metrópoli no dejes de descubrir el Templo del Buda de Jade, el más emblemático de la ciudad, joya de espiritualidad y arte que cautiva a sus visitantes. Su fachada austera da paso a un interior reverencial, donde la atmósfera se impregna de incienso y serenidad. En su núcleo reposa una impresionante estatua de Buda tallada en jade blanco, una obra maestra de una sola pieza que emana una presencia mística.
No olvides tu paseo por el lugar más chick de Shanghai, el Bund (el malecón), situado en la ribera del río Huangpu. Este icónico paseo marítimo ha sido testigo silencioso del auge y transformación de Shanghai. Impactante el contraste entre los vestigios del pasado y la geometría futurista del perfil urbano de Shanghai. Los británicos transformaron este lugar en una majestuosa zona con los bancos y empresas más poderosos de Shanghai. Los majestuosos edificios neoclásicos que evocan la elegancia de la era colonial se funden con las modernas torres de acero cristal que se elevan en el horizonte, en un collage muy peculiar y ensoñador. Hablamos de la zona de Pudong, un distrito de grandes y brillantes rascacielos, inspirados en el propósito de convertir Shanghai en la imagen del nuevo “capitalismo del Estado chino”. Destacan ante nuestra vista numerosos edificios antiguos y modernos, casi como un carrousel del tiempo.
La Nanjing Road es la principal arteria comercial de la ciudad, un paraíso para los amantes de las compras. Nanjing Road se extiende por aproximadamente 5 kilómetros. Tocará pasear más o menos tranquilamente entre multitudes, encontrando tiendas que ofrecen desde productos locales hasta marcas internacionales de lujo. En tu recorrido, te encontrarás con la icónica estatua del «Changying Pavilion», un símbolo de esta bulliciosa calle comercial. Finalmente llegarás a la majestuosa Plaza del Pueblo, uno de los espacios públicos más grandes del mundo. La plaza está flanqueada por imponentes edificios gubernamentales y ofrece un impresionante contraste con el dinamismo de Nanjing Road.
Continúa tu visita en el Barrio Antiguo, vestigio de la antigua ciudad de Shanghai, prácticamente condenado a desaparecer, un tesoro histórico en el corazón de esta moderna metrópoli. Al adentrarte en sus callejuelas empedradas, te a la Shanghai de antaño, con sus arquitecturas tradicionales y encanto ancestral. Sus sinuosos callejones son deliciosos, con casas bajas alejados del ritmo frenético del resto de la ciudad. Aquí se encuentra el Cheng Huang Miao, o Templo del Dios de la Ciudad, es el epicentro del barrio. Construido durante la dinastía Ming, este templo es un tributo al dios que protege la ciudad. Su arquitectura clásica, intrincadamente decorada, y los rituales que aún se llevan a cabo aquí, crean una atmósfera sagrada que contrasta con la agitación de la ciudad moderna. A pocos pasos de Cheng Huang Miao, se encuentra el icónico Yuyuan Garden (Jardín Yuyuán). Este exquisito jardín chino, construido en 1559, es un oasis de tranquilidad en medio del bullicio urbano. Sus koi nadando en estanques serenos, puentes de piedra, pabellones con tejados curvados y jardines meticulosamente diseñados son una obra maestra del paisajismo tradicional chino. Recrea los motivos de las pinturas tradicionales y ofrece más de 30 pabellones, galerías, montañas artificiales y rocas de todos los tamaños, salones, los estanques y un caprichoso riachuelo.
Me dejo para otro artículo más lugares imperdibles de esta ciudad indispensable para el viajero actual. ¡Seguimos leyéndonos!
Alberto Bermejo
ONEIRA, un viaje a tus sueños
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