Callejeando por La Habana (Cuba)
La Habana es inacabable. Y viajar a Cuba es como retroceder en el tiempo varias década. Hay cientos de experiencias que podemos disfrutar en la capital de Cuba. Una de ellas es un Paseo en Coches Clásicos por la ciudad de La Habana, donde se puede disfrutar de vehículos descapotables clásicos americanos de los años 50. Es como viajar en el tiempo, uno se siente cruzando La Habana de la época revolucionaria y visualizando las zonas más importantes de la ciudad. Gracias a restauraciones milagrosas consiguen circular pese a que algunos ya han superado su "edad de jubilación". Os contamos la historia sobre estos coches antiguos y algunas visitas que son imprescindibles en la Habana, y no acabamos en este post...
A causa del embargo comercial norteamericano decretado en Cuba en 1962 con el fin de intentar frenar la Revolución Cubana, el país se vio imposibilitado para obtener recambios de las marcas Chevrolet, Plymouth, Dodge, Packard y otras marcas estadounidenses que estaban establecidas en el país. A causa de esto los cubanos tuvieron que emplear al máximo su imaginación y hacer uso de cualquier recurso local para mantenerlos en funcionamiento: desde motores procedentes de tractores soviéticos hasta refrigeradores obtenidos en antiguas neveras pasando por cualquier chapuza que diera vida al coche de nuevo ya que en muchas ocasiones era la única forma de contar con uno. Algunos periodistas cubanos creen que el nombre se debe a la forma de almendra que estos coches de los 50 poseen. Otros dicen que a causa de los constantes cambios de color y material se parecen a una. De hecho, el propio gobierno castrista ya considera estos vehículos como parte del patrimonio nacional. De cualquier forma todo viajero puede disfrutar de un paseo por esta perla del Caribe, realizando un viaje en el tiempo y sintiéndote como una diva (o divo) del Hollywood de los años 50.
Otro lugar que puedes visitar en la Habana es el Museo de la Revolución, un museo-palacio que cuenta la historia reciente del país desde el punto de vista del castrismo. Aquí se guarda el despacho desde donde gobernaba el antiguo dictador Fulgencio Batista y numerosas estancias donde se reunían los ministros. Otro lugar es el Parque Central, insólito ya que no posee forma de parque. Todo surgió porque Nueva York tenía un “Central Park” y los cubanos también querían uno, por lo que le quitaron un trozo de calle al Paseo del Prado y de ahí su forma peculiar. Otra de sus curiosidades es que está cercado por 3 grandes hoteles. El Hotel Inglaterra, establecido por los españoles; el Hotel Telégrafo, construido por los americanos y el Hotel Parque Central levantado por la Revolución. Dicho de otra forma, 3 hoteles construidos durante los 3 procesos de la historia reciente del país. Este parque cuenta con una estatua de mármol de José Martí de 1905. Otro edificio representativo es el Gran Teatro de La Habana, un espléndido edificio ubicado en el Paseo del Prado y sede del famoso Ballet Nacional de Cuba. El Capitolio Nacional, hecho a partir de caliza blanca de Capellanía y granito, es una de las construcciones más representativas de La Habana. Es idéntico al de Washington, pero los cubanos presumen de este ya que posee un metro más de ancho, un metro más de alto, un metro más de largo y cuenta con muchos más detalles. Su levantamiento comenzó en 1926 por orden del dictador cubano Gerardo Machado con respaldo de los estadounidenses. Para hacer frente a la obra hicieron falta más de 5 mil obreros y casi 3 años y medio de trabajo junto a una inversión de 17 millones de dólares. Al principio fue usado como sede del Parlamento Cubano, pero desde 1959 alberga la Biblioteca Nacional de Ciencia y Tecnología y la Academia Cubana de las Ciencias. Posee una cúpula de 62 metros junto a una copia de la estatua de bronce del escultor Giambologna. Justo debajo de la cúpula y en la segunda planta hay un diamante de 25 quilates. A 15 minutos del Capitolio está el Malecón, el mítico paseo marítimo de 8 km de longitud que conecta la Habana Vieja y Miramar. Un lugar para disfrutar de la puesta de sol, la música improvisada de algún grupo local a la vista de los edificios más emblemáticos, una cerveza fresquita, ver a los pescadores habaneros terminando la jornada y a niños saltando de las rocas al mar, pararte a hablar con los locales e intentar empaparte del ritmo cubano.
El famoso Callejón de Hamel, situado cerca de la zona de Vedado en el barrio de Cayo Hueso, es una referencia cultural del legado africano del país en su máximo esplendor a base de esculturas conmovedoras, arte urbano, fachadas multicolores, letras, símbolos, imágenes de dioses africanos y diablitos Abakuá. El proyecto cultural comenzó en los años 90 de mano de su artista más importante, Salvador González Escalona. El callejón es como un lugar de fantasía donde la creatividad se puede saborear, escuchar, observar, sentir y oler. El cóctel típico de la zona es el Negrón, hecho a partir de ron, miel, albahaca y mucho hielo. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1982 y al otro lado de la Bahía de la Habana está el Complejo Histórico Militar Morro – Cabaña, obra del arquitecto militar italiano Giovanni Bautista Antonelli comenzada en 1589 por orden del gobernador Juan de Tejeda. El Castillo de los Tres Santos Reyes del Morro fue ideado para divisar a los barcos enemigos, especialmente los de los corsarios. Era muy común que barcos repletos de tesoros del Nuevo Mundo atracaran en La Habana en su destino hacia España, por lo que era de vital importancia su defensa. El faro del Morrillo, el lugar más alto de toda la colina, se hizo a partir de piedra y mantiene la lámpara original, la cual tiene una capacidad de alumbramiento de 30 km de radio. En la actualidad, el castillo junto a la Fortaleza de San Carlos de la Cabaña forman el Complejo Histórico. Esta última fortaleza se construyó después de recuperar la ciudad una vez fue conquistada por los británicos en 1762. Las tropas españolas necesitaron más de 11 meses para reconquistar La Habana, valiéndoles de escarmiento para fortificar la colina que controlaba el puerto. La fuerte remodelación costó casi 15 millones de pesos, un elevado precio que, según la tradición oral, cuando el rey español Carlos III fue avisado al respecto, demandó un catalejo alegando que una construcción tan costosa debía observarse desde sus aposentos en Madrid. La Cabaña es un enorme polígono que mezcla el típico diseño de las escuelas militares de Francia junto a elementos del ingeniero español Silvestre Abarca. La Habana es una ciudad enorme, de ahí la enorme necesidad de grandes descripciones.
Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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El Valle Sagrado de los Incas, en Perú
Nos vamos a Perú. País que visitamos en 2014 con PERIPLOS. Nuestra fecha de partida Semana Santa de 2019. Un viaje con ONEIRA club de viajeros. Conocer el Valle Sagrado de los Incas es merecedor, por sí solo, para justificar un viaje a Perú. Allí se encuentra enclavado Machu Picchu al que dedicaremos otro post aparte. ¿Os apetece conocer este territorio tan sagrado para los peruanos?
El Valle Sagrado de los Incas en los Andes peruanos está compuesto por abundantes ríos que fluyen por quebradas y pequeños valles. Además, alberga innumerables monumentos arqueológicos y pueblos indígenas. Este valle fue muy apreciado por los incas debido a sus singulares propiedades geográficas y climáticas. Sus habitantes, nativos de la etnia quechua, conservan muchas costumbres y ritos ancestrales. Además, no solo fue importante como centro agrícola, sino también para la cosmología religiosa del pueblo inca.
Visitaremos el Museo Inkary inagurado recientemente que está considerado como unos los museos más completos de las culturas prehispánicas hasta llegar a la cultura inca, pasando por Caral, Lambayeque, Chavin, Paracas, Moche, Nasca, Chimú, expuestas en un recorrido cronológico, donde no solo se muestran las piezas y cerámicos sino también los rostros de antiguos pobladores y sus costumbres en una exhibición 100% vivencial. Se trata de 8 salas que muestran algo de la vida cotidiana de cada civilización. El pueblo de Chinchero conserva el estilo de la época y está rodeado por los nevados de Salkantay, Verónica y Soray. Sus habitantes viven donde sus antepasados lo hicieron con sus construcciones casi intactas. La leyenda afirma que Chinchero fue incendiada en 1536 por Manco Inca, en su fuga hacia Vilcabamba, con la intención de no dejarles nada a los españoles. En Chinchero las tradiciones perduran en el tiempo, como si la esencia de una cultura milenaria se aferrara en este lugar, rechazando marcharse. Los habitantes nativos, vestidos con coloridos trajes característicos se juntan en el Mercado de Chincheros, ubicado en la Plaza de Armas y en frente de la iglesia, para intercambiar sus productos (el trueque sigue muy presente). Contemplar todo este grupo de personas de raíces culturales acentuadas y profundas, ajenos a todo signo de modernidad, resulta toda una experiencia. Aquí se exhiben vestimentas de lana de oveja, alpaca y llama, artesanías, instrumentos musicales autóctonos, alimentos como patata, chicharrones, hojas de coca, café, maíz y otras decenas de alimentos entre otros.
La importancia del pueblo de Maras radica en la extracción de sal. Desde la época incaica fue un mineral muy importante, transcendental para el consumo humano. Estas salinas están compuestas por más de 5000 pozas, cada una de ellas empleada por una familia las cuales se obtienen del flujo de un manantial de agua salada y de la inclinación de la montaña Qaqawiñay. El pueblo de Moray alberga una serie de terrazas abancaladas circulares de manera concéntrica en forma de cuenco, evocándonos la imagen de un cráter artificial o de un anfiteatro. Este fue uno de los más distinguidos centros de investigación agrícolas incaicos, dedicado a experimentos y siembra de cultivos provenientes de todos los lugares del imperio. Los andenes están colocados de tal forma que cada terraza posee un clima muy particular, pudiendo plantar decenas y cientos de alimentos al mismo tiempo. El pueblo de Ollantaytambo, conocido como “Ollanta”, fue durante la época incaica una ciudad fortificada, con zonas urbanas, agrícolas, templos y muros defensivos. Constituyó un complejo militar, religioso, administrativo y agrícola. La leyenda cuenta que Ollántay (el titán de los Andes), de origen humilde, amaba a la princesa Cusi Coyllor, hija del rey Inca Pachacútec, quien estaba disconforme con su amor. Este envió a su hija a una casa de vírgenes, momento que aprovechó Ollántay para raptarla, aunque finalmente no tuvo éxito. Ollántay desde su fortaleza se rebeló contra Pachacútec, el cual después de sangrientas batallas, derrotó al amado de su hija y le acabó perdonando la vida. La fundación del pueblo es atribuida a Ollántay cuya fortaleza aun prevalece estratégicamente entre dos montañas. Tanto la fortaleza como los ricos yacimientos arqueológicos incaicos pueden visitarse, entre ellos, el templo a Inti (el dios sol), el Incamisana, los baños de las Ñustas (princesas), las chullpas de Cachiccata, y otros lugares. La entrada se realiza por una puerta conocido como Punku-punku, erigida con piedra y doble jamba imperial. Se empieza subiendo unas escalinatas precisamente bien trazadas y se termina sobre una obra maestra de la arquitectura incaica. En la cumbre despuntan seis monolitos hechos a base de granito de enorme tamaño, encajados con una enorme precisión, los cuales tienen esculpidos enigmáticos mensajes de iconografía inca. Se estima que para subir estas enormes piedras se necesitaron alrededor de mil esclavos para empujarlas cuesta arriba. Después de la llegada de los españoles, se convirtió en un lugar muy visitado por los virreyes y muchos viajeros consideran el lugar, después del Machu Picchu, como las ruinas de piedra más impresionantes de Perú y del mundo.
Existen en el entorno del valle comunidades indígenas de marcadas costumbres ancestrales. Un ejemplo es la ceremonia ancestral inca Coca k’intu (que incluiremos en nuestro viaje) que significa en quechua ofrenda o flores para la divinidad. Este k’intu consiste en 3 hojas de coca que simbolizan los 3 mundos del pueblo andino (el de los dioses, el de los humanos y el de los muertos) que lo utilizaban como ofrenda en sus rituales religiosos para propiciar bendiciones, protecciones y buenas cosechas. El pueblo de Pisac se sitúa en las faldas del cerro Inithuatana y es mundialmente afamado por su mercado artesanal y sus admirables restos arqueológicos, dispuestos sobre una montaña en lo alto de un pueblo. Este fue esencial en la época incaica gracias a su privilegiada ubicación y a sus ricas tierras. Posee el mejor sistema de andenería (terrazas abancaladas) conseguido por los incas en todo los Andes. Gracias a este sistema salvaron la pendiente de la montaña para mejorar sus cultivos y conseguir una mayor variedad en los mismos. A partir de la Plaza principal, el poblado se transforma en feria y queda enlazado al Mercado de Pisac donde se pueden encontrar artesanía, tejidos multicolores, telas, ponchos, joyas, antigüedades, objetos rituales, alimentos, frutas y bebidas tradicionales milenarias. Además, las empanadas tradicionales son muy típicas en el pueblo, hechas en hornos de Barro con un sabor y un arte especial. Las ruinas de Pisac son de una belleza fascinante y de una ubicación privilegiada, en lo alto de una colina, rodeada de barrancos, terrazas agrícolas y con vistas al Valle Sagrado. Esta estructura servía de protección al valle del Urubamba, sito a sus pies, pero también a un paso que conducía a la selva, al noroeste. Dentro del yacimiento hay templos, pozos de agua y construcciones de piedra tallada formando torreones, fortalezas y observatorios astronómicos. Dentro de las ruinas encontramos diferentes barrios, como el de Pisaq’a, que estaba dedicado a albergar a aquellos que aquí vivían; el barrio de Intiwatana, donde se encontraban los palacios y templos del recinto arqueológico con preciosos ejemplos de mampostería y el barrio de K’alla Q’asa, en lo más alto de la montaña con torreones, murallas y unas vistas magníficas de todo el Valle Sagrado. En la parte superior se encuentra el centro ceremonial, varios canales de agua aún en funcionamiento y preciosos ejemplos de mampostería en los templos. Unos agujeros en la pared del peñasco configuran unas tumbas incas saqueadas y actualmente cerradas al público.
El Valle Sagrado de los Incas en Perú, en suma, es realmente un destino en sí mismo: repleto de lugares, paisajes y actividades para todo tipo de viajeros.
Alberto Bermejo
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Cuzco, capital del Imperio Inca
Cuzco es Capital Arqueológica de América (Congreso de las Américas en 1933) y Capital Histórica de Perú (Constitución del Perú) y se encuentra en la vertiente oriental de la cordillera de los Andes a 3400 metros sobre el nivel del mar siendo una de las ciudades más bellas del mundo. Con una población de 420.137 habitantes, fue la capital del Imperio Inca y una de las ciudades más importantes del Virreinato de Perú. La mayor parte de los edificios coloniales conservan bases originales incas otorgándole un carácter único. En esta época fue ataviada de iglesias, palacios y plazas barrocas y neoclásicas, siendo posteriormente conocido como la “Roma de América”. En el año 1534, Francisco Pizarro constituyó sobre Cuzco una ciudad española, la cual se levantó sobre los cimientos incas, siendo de hecho, un ejemplo de fusión cultural habiendo heredado monumentos arquitectónicos y obras de arte de valor incalculable. En el Cusco colonial ocurrieron importantes sublevaciones contra el sometimiento español como la de Gabriel Condorcanqui en 1780, la de los hermanos Angulo en 1813 y la de Mateo Pumacahua en 1814. Cuzco atrae a viajeros de todo pelaje y de todo el mundo, con su mezcla de excelente arquitectura, bellas iglesias, variada oferta gastronómica y una revitalizada vida nocturna. Este destino clave es la puerta a Machu Picchu. Es un destino imperdible si visitas Perú, como nosotros haremos en la Semana Santa de 2019. Vamos a darnos una vuelta por esta mágica capital.
Sorprende al visitante las calles empedradas de Cuzco, sus lindos bares y comedores, sus plazas y edificios más representativos. Paseando por la Plaza de Armas, su eje central, se observan un sinfín de comerciantes ofreciendo de todo, desde marionetas hasta masajes. Esta Plaza Mayor, en tiempos de los incas era conocida como plaza Huacaypata. Ahora suelen ondear dos banderas, la peruana roja y blanca y la de Tahuantinsuyo, a cuadros y con los colores del arco iris que representan las cuatro regiones del Imperio inca; la plaza se encuentra rodeada por una arcada colonial. En el lado nororiental se erige la imponente Catedral de Cuzco, construida entre los años 1560 y 1664 sobre el Quishuarqancha, antiguo palacio del inca Huiracocha. Esta catedral que fusiona el estilo gótico, barroco y renacentista, es una de las más bellas y características edificaciones de América, levantada con enormes bloques de piedra robados de Sacsayhuaman. La catedral es uno de los mayores exponentes del arte colonial de Cusco, especialmente de obras de la escuela cuzqueña, conocida por su fusión de estilos pictóricos tradicionales europeos del siglo XVII y la paleta e iconografía de los artistas indígenas andinos. Por ejemplo, el cuadro de la Virgen María vistiendo una falda en forma de montaña, con un río que circula por el dobladillo (Pachamama). Además, también vale la pena observar el cuadro más antiguo de Cuzco, que muestra la ciudad durante el enorme terremoto del año 1650. En este cuadro, los cuzqueños desfilan alrededor de la plaza con un crucifijo, rezando para que el temblor terminase, lo que milagrosamente sucedió. La iglesia de La Compañía de Jesús es otro edificio colonial barroco que se erige sobre el palacio de Huayna Cápac, construida por los jesuitas en 1571 y reconstruida tras el terremoto de 1650. Los jesuitas deseaban que fuera la iglesia más espléndida de la ciudad, pero el arzobispo se decantó por la catedral y hasta el papa Pablo III tuvo que interceder a favor de esta última. Desgraciadamente para ellos, cuando la máxima llegó a Cusco, la iglesia ya casi estaba terminada, luciendo una fascinante fachada barroca y el mayor altar de Perú, todo ello junto a una elevada cúpula. A 5 minutos de allí se encuentra el Korikancha (en quechua “Patio Dorado”), antiguo palacio inca y principal centro para la adoración al dios Sol erigido a mediados del siglo XV por Túpac Yupanqui, décimo inca. Fue unos de los templos más importantes y admirados de la ciudad de Cusco donde los ancestros rendían obediencia al supremo dios inca, el Inti (dios Sol). Solamente se podía ingresar en ayunas, descalzos y cargando algo en la espalda. Los muros tienen rocas más grandes que las del Machu Picchu, encajando todas a la perfección. Se conoce que cada muro estaba recubierto de oro y que este fue robado en la época colonial por los españoles por lo que, con tal ornamento, imaginarse el templo en todo su esplendor es algo inevitable e increíble. Se conservan aquí los cuerpos momificados de los incas fallecidos y que cada día se sacaban a la luz del sol y se les ofrecía comida y bebida. Magnífico ejemplo de arquitectura inca: un muro curvado rodea el complejo con una altura de 6 metros. En la parte exterior del patio hay pinturas que representan la vida de Santo Domingo. En el Barrio de los pintores de San Blas se halla la hermosa Iglesia de San Blas. Tiene un altar de estilo barroco y está revestido de finas láminas de oro. El púlpito, de delicada talla, está hecho en un solo tronco con madera de América. Cuenta la leyenda que su autor fue un indígena con una enfermedad terminal que se curó de forma milagrosa, por lo que dedicó su vida a fabricar el púlpito para la Iglesia. Cuenta la tradición que su cráneo está incrustado en la parte superior de la talla. En el barrio de San Blas se desarrollan talleres y puestos de artistas y artesanos; los más famosos son los artesanos cuzqueños “Mendívil”, creadores de los multicolores y emblemáticos arcángeles de cuellos largos, mundialmente conocidos; el barrio presenta calles estrechas y retorcidas, como otros distritos estaba habitado por la nobleza quechua. Cerca de la Plaza de Armas se sitúa la piedra de los doce ángulos, hecha de diorita verde y perfecta por sus características. Esta tiene una enorme estructura poligonal (pesa 6 toneladas) y encaja impecablemente con las piedras que la rodean, haciendo imposible meter en sus bordes una simple aguja. Los expertos afirman que si se extrajera del muro, este se caería.
Los alrededores de Cuzco, en especial las áreas arqueológicas merecen un artículo aparte, que reservaremos a tal fin.
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Lima, capital del Perú
En Semana Santa de 2019 volvemos a Perú. Dicen que los españoles lo conquistaron siglos atrás, pero fue Perú quien nos conquistó a nosotros cuando lo visitamos en 2014 con nuestro anterior proyecto PERIPLOS. Aun guardamos en nuestra retina una visión grandiosa de este país. En este post vamos a conocer su capital, Lima, que será el punto de destino que alcanzaremos al llegar con nuestro vuelo desde España.
¿Conoces la historia de Lima?. Cuando Francisco Pizarro perfiló los márgenes de su “Ciudad de los Reyes” vivían en el área unos 200.000 indígenas. En el siglo XVIII lo que inicialmente fue de adobe y madera se transformó en la capital del virreinato donde las flotas cargaban el oro con destino a Europa. En 1880 la ciudad fue sitiada e invadida por las tropas chilenas durante la Guerra del Pacífico, cuyo ejército se llevó miles de libros de la Biblioteca Nacional (devueltos hace poco más de 10 años). Con la expansión posterior de la guerra, Lima creció a través de amplios bulevares inspirados en las calles de París. Esta extensa y elegante metrópoli, elevada encima de una larga costa de acantilados desmoronados a los que merece la pena asomarse, sumerge a quienes la visitan en una mezcla de templos precolombinos, culturas milenarias, museos de arte y cerámica sublime, apasionantes procesiones religiosas y una revolución gastronómica a la altura de las mejores del mundo. Porque sí, en Lima puedes encontrar una de las cocinas más apreciadas de todo el orbe.
Vamos a hacer un repaso de los monumentos que merece la pena conocer, si visitas Lima. Como siempre todo dependerá del tiempo que dispongas para visitarla. Huaca Pucllana es un centro ceremonial hecho de adobe proveniente de la cultura lima, la cual se remonta al año 400 d. C. Si no dispones de mucho tiempo puedes hacer una visita muy rápida a dicho lugar. Si que conviene que profundides en el Centro Histórico de Lima (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 1988), alberga la mayor parte de la arquitectura colonial que se conserva en la actualidad. Sus agitadas y apretadas calles están cercadas por iglesias barrocas ornamentadas. La Plaza de Armas, también es conocida como Plaza Mayor. De 14 m2, fue el núcleo del asentamiento de todo el Imperio español en el continente. En el centro hay una impresionante fuente de bronce del año 1650. Al este y de estilo colonial con unos balcones de inspiración morisca, se halla el Palacio Arzobispal y junto a este se encuentra la Catedral de Lima, el lugar elegido por Pizarro para levantar la primera iglesia de la ciudad en 1535. Esta conserva la fachada barroca, aunque la pasión neoclásica de finales del siglo XVIII la desposeyó de su decoración barroca interior. Las capillas interiores albergan más de 12 altares tallados en diferentes estilos y el museo conserva pinturas, ornamentos y una enredada sacristía. Junto al acceso principal se observa la capilla recubierta de mosaicos, el lugar donde yacen los restos de Pizarro. Cerca de la catedral se halla el Monasterio de San Francisco, perteneciente a los franciscanos y de arquitectura colonial. Es famosa por sus catacumbas, con más de 70 mil piezas de huesos alineados y su soberbia biblioteca, con 25 mil textos antiguos, algunos previos a la conquista. Este edificio barroco también cobija otros tesoros, entre ellos la cúpula morisca geométrica, tallada en el año 1525 en cedro nicaragüense sobre la escalinata principal. Además, los claustros, adornados de frescos y de azulejos de Sevilla, representan la vida de San Francisco. A 5 minutos, el Convento de Santo Domingo se muestra como uno de los conjuntos religiosos de más importancia en la ciudad por su antigüedad. Se trata de patios adornados con pinturas barrocas y antiguos azulejos españoles. Se construyó sobre un terreno concedido por el fraile dominico Vicente de Valverde, acompañante de Pizarro a lo largo de la ocupación. De color rosado, se construyó en el siglo XVI y es el lugar donde reposan los restos de santa Rosa de Lima y San Juan Macías, cuyos cráneos están conservados en la iglesia en urnas de cristal y san Martín de Porres, primer santo negro del continente.
El Mercado indio de Miraflores está localizado en la Avenida Petit Thouars, es el paraíso de los cazadores de gangas que disfrutan de coleccionar baratijas, ropas y suvenirs de tipo viajero. El mercado es de hecho una serie de pequeñas galerías donde se venden artesanías tradicionales del Perú, suvenirs, bufandas de alpaca, suéteres y sombreros, prendas coloridas para mujeres… un poco de todo. El Museo Arqueológico Rafael Larco Herrera, fundado en 1926 y ubicado en el Distrito de Pueblo Libre en Lima, es nuestra recomendación si quieres decidirte por uno de los interesantes museos de la ciudad. Expone galerías que revelan 3000 años de desarrollo de la historia del Perú precolombino. En 1926 y a la edad de 25 años, Rafael Larco Hoyle lo fundó. Con la ayuda de su padre, adquirió varias colecciones arqueológicas de la costa norte reuniendo aproximadamente más de 45.000 piezas. Ante la insuficiente información arqueológica, Rafael se dedicó al estudio del antiguo Perú, investigando y excavando sitios arqueológicos de la costa norte y por lo cual ha sido considerado uno de los padres de la arqueología peruana. Se encuentra dentro de una finca virreinal repleta de jardines que se remonta al siglo XVIII, la cual fue erigida sobre una pirámide precolombina del siglo VII. Sus nuevas galerías exhiben la mejor y más completa colección de oro y plata del Perú precolombino en el mundo, así como su famosa colección de cerámica erótica. Además, y según TripAdvisor, este museo ha sido incluido en el ranking de los 25 mejores museos del mundo en 2017, tomando la posición 22 con un 96% de calificaciones “excelentes” de aquellos que lo visitaron.
Como ves, amigo viajero. Lima merece parada y fonda en Perú, antes de continuar viaje hacia muchos otros lugares de interés que puedes encontrar en esta parte del mundo. Nuestro viaje de Semana Santa lo hemos lanzado recientemente. Si te apetece acompañarnos contacta con nosotros.
Daniel Bermejo
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