Ubicada al norte del país a orillas del río Rojo con una población superior a los 8 millones de habitantes y con más de mil años de historia, Hanói, la electrizante capital del país, es una de las metrópolis más cautivadoras no solo de Vietnam, sino de todo el Sudeste Asiático. Hanoi es la capital más antigua de la región y causa a los viajeros que la visitan una impresión de elegancia e intemporalidad. Posee influencias francesas, chinas y rusas que reivindican su increíble legado cultural e histórico y es considerada un paraíso para los amantes de la aventura, la comida y la historia. Y en ocasiones, del desorden. Pues la magia de viajar a Vietnam es en parte vivir y sentir los encantos del continente asiático, representados muchas veces en ese desorden seductor que nos transmiten lugares como este. La capital conserva monumentos y arquitectura colonial, un lustroso barrio antiguo, pagodas y templos, hermosos parques y lagos y muchísima esencia histórica.
El monarca Ly Thai To, llegó a Dai La, una antigua ciudad situada en el margen del Song Hong (río Rojo). Según la tradición, éste contempló un enorme dragón dorado surgiendo del largo y alzarse volando sobre la ciudad. Impulsado por este presagio, dictaminó el establecimiento de la capital en Dai La, a la que rebautizó con el nombre de Thang Long (la actual Hanói), que significa dragón ascendente, en el año 1010 d. C. Hace 1000 años, el núcleo de la ciudad real de Thang Long englobaba 3 pabellones y 8 increíbles palacios, siendo construidos durante la época la Pagoda del Pilar Único, la Pagoda Tran Quoc y el templo de la Literatura. Desde el siglo XVI se levantaron muy pocas construcciones en Hanói. El rey Gia Long levantó una ciudadela de menor tamaño pero sus puertas y muros fueron destruidas durante el periodo de colonización francés, quedando solamente la torre de la Bandera. De hecho, la ciudad imperial fue hecha añicos 2 veces en menos de 40 años: la primera en 1786, cuando el gobernante Le Chieu Thong mandó la demolición del palacio Trinh, y la segunda vez en 1820 por decisión de Minh Mang, hijo de Gia Long (cuyo nombre original fue Nguyen Phuc Anh), enfadado porque el emperador chino hubiese reconocido a Thang Long (Hanói) como la capital del país en vez de a Hué. Y es que la dinastía Nguyen estableció la ciudad de Hué como capital del imperio de Vietnam desde 1802 a 1820. De hecho, fueron estos mismos quienes dieron nombre a la ciudad de Hanói, ya que Ha Noi significa la ciudad que está entre ríos. Posteriormente los franceses ocuparon el país y la nombraron capital de Indochina. Luego llegaron la Primera y Segunda Guerra Mundial, la ocupación japonesa durante un lustro, la guerra de Vietnam y la definitiva unificación del país.
Una de las visitas más recomendadas en Hanoi es el Mausoleo de Ho Chi Minh, un inmenso monumento situado en la Plaza Ba Dhin donde yace el cuerpo embalsamado de Ho Chi Minh, antiguo presidente del país y líder de Vietnam. Es un lugar visitado tanto por viajeros como por vietnamitas, ya que estos últimos lo consideran un santuario. Otro lugar de visita obligada es la Casa de Ho Chi Minh. Cuando fue nombrado presidente en 1954, Ho Chi Minh consideró que el palacio Presidencial era demasiado grande para él solo y ordenó levantar una modesta casa de madera en una esquina de los espaciosos jardines del palacio. Se inspiró en las edificaciones sobre pilotes de las minorías étnicas, rodeada de plantas junto a sillas y mesas donde se reunían los miembros del politburó vietnamita. El interior del dormitorio es increíblemente sobrio. A 5 minutos andando se encuentra la Pagoda de la Columna o del Pilar Único, levantada por el emperador Ly Thai Tong en el año 1049 d. C. El templo de madera se eleva sobre un único pilar en el interior de un maravilloso estanque de lotos. Según cuenta la tradición el emperador en agradecimiento por el hijo que tuvo con una joven mandó la construcción de pagoda sobre una flor de loto, símbolo de pureza. A menos de 15 minutos a pie se encuentra el Templo de la Literatura (Van Mieu), el complejo arquitectónico más antiguo y con toda probabilidad el más fascinante de Hanói. Se constituyó en el año 1070 durante la dinastía Ly en honor al filósofo chino Confucio y acogió un centro de educación superior en el que instruyeron a los mandarines (burócratas de la China imperial) a lo largo de más de 700 años, por lo que es considerada la primera universidad del país. La construcción se vio inspirada por el templo original de Confucio levantado en la ciudad china de Qufu y está constituida por 5 patios, los dos primeros con zonas ajardinadas bien cuidadas. Como curiosidad, este templo está estampado en la parte de atrás de los billetes de 100 mil dongs (4 euros).
A 15 minutos en autobús se ubica el Lago Hoan Kiem, justo a la entrada del Old Quarter. Es un remanso de paz mágico dentro del anárquico tráfico que se propaga por la ciudad. Se trata de un lago natural de agua dulce que posee un perímetro de casi 1800 metros. Su maravilloso puente de madera roja de apasionante arquitectura (Húc) es uno de los símbolos de la ciudad y cruzándolo se llega a un islote donde se puede contemplar pasmosamente una pagoda y la conocida Torre de la Tortuga, en consideración a este respetado animal. La tradición cuenta que este majestuoso animal auxilió al héroe de Vietnam Le Loi, otorgándole un arma llamada Thuan Thien que poseía poderes mágicos con el que pudo destronar a la dinastía Ming china. La única condición fue que cuando recuperara el país, este debía retornar la espada a la tortuga, pero no lo hizo. Al no cumplir con su palabra, la tortuga salió del agua para recuperarla y devolver la espada al fondo del lago.Esto fue lo último que se supo, ¡quizás seas tú quien los descubras! Situado en una isla en el centro del mismo lago se encuentra el Templo Ngoc Son o Templo de la Montaña de Jade, un importantísimo lugar de culto para los vietnamitas donde se respira un aire completamente espiritual. Se levantó en el siglo XIX y está inspirado en un santuario levantado en el siglo XVI. Se construyó en honor a un héroe militar que vivió hace 800 años y se encuentra representado por símbolos taoístas. La Casa de la Luna permite la entrada al templo y si forma característica recuerda a los toris japoneses. 15 minutos andando después se encuentra el Barrio Viejo o Old Quarter, un entramado de callejuelas donde las motos invaden las aceras y cualquier espacio por mínimo que sea. Son calles endiabladamente caóticas que identifican el centro neurálgico de la vida y economía de la capital. La gran mayoría de las viviendas de la ciudad están ocupadas al completo por familias. Suelen ser edificios angostos de 3 alturas, donde la planta baja se aprovecha para instalar un comercio. Por consiguiente, es común ver a familias completas comiendo en un hueco de la tienda mientras tú estás comprando una prenda de ropa. Puede parecer raro e incómodo, pero es la esencia de Vietnam, el elemento asiático que todos los viajeros desean ver, ese desorden ordenado que te conquista desde el primer día. En esta zona no se usan intermitentes, sino que el claxon avisa de las posibles maniobras a acometer, así que prepárate para el ruido constante. Aquí podrás encontrar expertos en regateo, gente disfrutando de una bebida fría o caliente, decenas de miles de motos, vendedores ambulantes, niños divirtiéndose en la calle, miles de tiendas cautivadoras, mochileros y muchas más cosas. En esta misma zona caótica se encuentra el Templo de Bach Ma (Caballo Blanco), el más antiguo de Vietnam en pleno centro histórico. Fue construido por el rey Ly Thai To y una vez pones un pie en el templo, parece que el tiempo se ralentiza ya que el enorme contraste entre la agitación desenfrenada diaria y la espiritualidad del lugar es increíble.
Será Hanoi a la que dediquemos los primeros días de nuestra visita a Vietnam. ¿Quieres conocer más?. Acompáñanos en Semana Santa a conocer un país encantador y mágico. No te arrepentirás.
Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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