Nuestros amigos viajeros de Oneira club de viajeros ponen rumbo en unos días hacia el país de los faraones. Todo está preparado para disfrutar una experiencia extraordinaria en el Antiguo Egipto. Será el viaje de Oneira que cierre este año 2019. No será el último viaje a Egipto pues en próximos años tendremos oportunidad de regresar con este programa onérico. Un viaje para amantes de Egipto; nuestra aventura será conducida en destino por el reconocido egiptólogo Dr Zayed Salama. Asimismo hemos añadido al programa algunas propuestas adicionales al programa principal. Uno de los puntos fuertes de nuestro viaje es conocer dos plazas de importancia histórica, Dendera y Abydos, a las que dedicamos especialmente el artículo de hoy.

En la zona y a unos 75 km al norte de Lúxor se encuentra Dendera, que fue la capital del VI nomo del Alto Egipto. Los antiguos egipcios la llamaron Lunet y Tantere, los griegos la apodaron Tentyris mientras que los árabes acabaron bautizándola como Dendera. Aquí se encuentra el maravilloso Templo de Hathor, uno de los pocos que conservan su techumbre, dedicado a la diosa de la fertilidad y del amor que le da nombre y su enriquecedora necrópolis. Es el templo más grande y ricamente embellecido de la época, repleto de relieves muy abundantes que trataban de describir las ceremonias religiosas que aquí se practicaban con una enorme riqueza de temas y motivos. La mayor parte de mitos que describen los relieves tratan de enaltecer y exaltar al faraón, al que cada uno de los dioses que forman parte del panteón le proporcionaba sus atributos. El edificio más importante de entre todos es el dedicado a Hathor, la diosa con orejas de vaca que aguanta el disco solar entre ellas. Las procesiones eran completamente habituales y trataban de honrar el matrimonio con Horus, el dios con cabeza de halcón. Gracias a que permaneció oculto bajo la arena su conservación ha sido óptima. Tras atravesar la Puerta de Domiciano y Trajano, la cual se conserva casi intacta, se adentra hacia el edificio principal, con una monumental fachada soportada por 6 columnas de capiteles hathóricos, cada uno de ellos correspondido por una hilera de 3 columnas de la sala hipóstila. El techo está ornamentado con motivaciones astronómicas mientras que en las paredes hay representaciones de la diosa Nut junto a criptas decoradas con objetos sagrados y estatuas divinas en 3 de sus lados. Hacia el tejado se encuentran las 6 capillas consagradas a la resurrección de Osiris, descuartizado por su hermano Set. La diosa Isis concibió a Horus a partir de los fragmentos de Osiris. De hecho, es el lugar donde se enterró una de las 16 partes en que fue segmentado el cuerpo de Osiris durante su batalla contra Set. 

A 100 km hacia el oeste se encuentra la ciudad santa de Abydos, también conocida como la ciudad de Osiris, uno de los más sagrados y principales sitios arqueológicos del antiguo Egipto. La ciudad tiene más de 5 mil años de antigüedad y fueron los primeros faraones quienes durante la unificación del Bajo y Alto Egipto eligieron a Abydos, conocida antiguamente como Umm el-Qa’ab, lugar de enterramiento. Con el paso del tiempo, el afán por ser sepultado en la zona provocó que el lugar creciera como centro de peregrinación y de culto, adquiriendo Abydos el estatus de ciudad sagrada (se creía incluso que era aquí donde se encontraba la cabeza de Osiris). De hecho, todos los egipcios estaban obligados a realizar una peregrinación a Abydos al menos una vez en su vida. Originalmente se veneraba a Jentiamentiu, un dios con cabeza de chacal encargado de proteger la necrópolis, quien terminaría siendo asimilado por Osiris, dios egipcio de la resurrección y de los muertos, simbolizado por la regeneración y fertilidad del Nilo. Fue aquí donde los reyes mandaron levantar un cenotafio donde los faraones colocaban una estela con su nombre inscrito aguardando que tras su muerte pudieran realizar en barco la última travesía hasta llegar a ciudad santa. Ya en la ciudad y sobre la ribera occidental del río Nilo, se sitúa el Templo de Seti I, levantado por el segundo faraón de la dinastía XIX, Seti I y consagrado a su padre Ramsés I y al dios Amón-Ra. La construcción es de una importancia vital, no solo por su increíble arquitectura sino también porque posee grandes escenas representadas en torno a la vida de Seti I y su hijo Ramsés II, las cuales representan un sustancial documento religioso e histórico. De hecho, aquí se encontraron una de las  raras Listas Reales que menciona a 77 reyes del Antiguo Egipto desde Menes, de la I Dinastía, hasta el propio Seti I, lo que ilustra cómo entendían los egipcios su propia historia. Erigido en piedra caliza, su planta posee forma de L y cuenta con 7 grandes entradas dedicadas a los dioses Osiris, Isis, Horus, Amón-Ra, Ra-Horajty, Ptah y al faraón que da nombre al templo. Una de las escenas más llamativas y extraordinarias del interior es la imagen de Seti frente a Osiris. El Santuario de Osiris conecta con cámaras interiores dedicadas al dios, a su hijo y a su mujer, a Isis y a Horus, e incluso al omnipresente Seti. Entre sus particularidades destacan las Siete Capillas Axiales, dedicadas a Seti I divinizado, Ptah, Harmajis, Amón-Ra, Osiris, Isis y Horus. 

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Alberto Bermejo 

Daniel Bermejo

ONEIRA club de viajeros

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