Wroclaw, o en nuestra lengua Breslavia, también llamada “flor sagrada de Europa”, es  la cuarta ciudad de Polonia y capital de Baja Silesia, región de tradición minera. Aquí han convivido distintos credos y nacionalidades y es la menos polaca de las ciudades de Polonia. Perteneció a polacos, checos, austriacos, húngaros y alemanes. Destaca por una colección interminable de templos góticos y puentes bellísimos sobre canales que reproducen la estampa más fotografiada de la ciudad. De origen eslavo, hasta el final de la Segunda Guerra Mundial ha pertenecido a administraciones germanas. Esta ciudad cuenta con una personalidad única y especial. Los viajeros de Oneira quedaremos enamorados cuando pongamos pie en sus calles este verano.

El encanto de su acogedor centro histórico, de influencias austriacas, bohemias y prusianas constatables en su maravillosa plaza del mercado (Rynek) junto a sus 12 islas, parques ribereños y los más de 130 puentes la convierten en algo único. De hecho, es internacionalmente conocida como la Venecia de Europa del Este por la gran cantidad de islas integradas a lo largo y ancho del río Oder. Sin embargo, Breslavia no es exclusivamente un semblante bonito, sino que también es la cuarta ciudad más grande de Polonia, el principal centro comercial, educativo e industrial de la zona y un agitado foco cultural, con una cantidad considerable de teatros, festivales importantes del país, una divertida vida nocturna y una abundante comunidad de estudiantes.

Su origen se remonta al siglo X, cuando el monarca Vratislav de Bohemia construyó un castillo en la intersección entre la Ruta del Ámbar y la Vía Regia. Este territorio adoptó el nombre del rey, siendo conocida como Vratislavia o Wratislaw. A finales del siglo X la ciudad fue ocupada por Miecislao I, incorporándose al recién formado Reino de Polonia. Con el linaje Piast se transformó en capital del ducado de Silesia, desvalijada por los mongoles varios años más tarde. Por primera vez, el nombre de Breslau se manifiesta en el siglo XIII tras la llegada de los alemanes. Desde aquellos días se rigieron por la Ley de Magdeburgo, incorporándose después en la Liga Hanseática. Tras la muerte del último duque del linaje Piast sin heredero a principios del siglo XV, se produjo un enfrentamiento entre Polonia y Bohemia por el control de Silesia y su capital. La pugna terminó con victoria de Bohemia, incorporándose Silesia al Sacro Imperio Romano Germánico. El siglo XIX se significó el desarrollo económico de la ciudad, convirtiéndose en la sexta más importante del Imperio Alemán. Tras la IGM, la gran mayoría del territorio de Silesia pasó a formar parte de Polonia. No obstante, Breslavia se incorporó al Estado Libre de Prusia, el mayor estado alemán durante la República de Weimar. Posteriormente, las ideas nacionalsocialistas calaron profundamente en la población local, obteniendo Hitler uno de sus mejores resultados electorales. En 1945 la ciudad padeció el cerco ruso durante más de 3 meses, evidenciando la derrota de Alemania en la IIGM. El fin del conflicto significó el reparto territorial de muchos territorios a lo largo y ancho de Europa. Breslavia pasó a ser de Polonia, pero ésta formaba parte de la Unión Soviética, por lo que la población germana fue expulsada. La disolución de la URSS provocó un auge económico y social en la ciudad de Wroclaw, convirtiéndose esta en una de las ciudades más prósperas del país.

En el corazón del casco antiguo de Breslavia destacamos la Plaza del Mercado o Rynek Stowny, con una superficie de 3,8 hectáreas (213×178 m). Inaugurada en el siglo XIII, es considerada la segunda más grande del país y es solamente superada por la espléndida plaza de Cracovia. Esta se encuentra cercada por elegantes edificios de 3 y 4 plantas de diferentes estilos, todos ellos pintados con sugerentes y atractivos colores. En su parte central se encuentra el Ayuntamiento, una maravillosa construcción de estilo renacentista y gótico en la que predomina su bonito reloj, uno de los relojes astronómicos más elegantes de toda Europa y el viejo Mercado de Paños. En la esquina noreste de la plaza se encuentra uno de las obras religiosas más antiguas y bellas de la ciudad, la Iglesia de Santa Isabel. Es una construcción del siglo XIV levantada en ladrillo rojo al estilo gótico que cuenta con la torre más alta del centro histórico de Breslavia con 92 metros de altura y desde donde se pueden disfrutar unas vistas maravillosas. En la calle Jatki se encuentran las estatuas de animales más acariciadas de la ciudad. Antiguamente era el hogar de varias carnicerías y mataderos. De hecho, hay registros que indican que desde el 1261 el lugar se utilizó para vender carne. Los edificios cuentan con características típicas de las construcciones del siglo XIII a pensar de que la gran mayoría de ellas fueron levantadas entre los siglos XVII y XVIII. El monumento más fotografiado y estimado de la zona se encuentra ubicado al comienzo de la calle. La obra está dedicada a los animales sacrificados, donde se pueden encontrar un cerdo, una cabra, un conejo, un gallo y un ganso con un huevo. A orillas del río Oder se encuentra la Universidad de Wroclaw, la mayor construcción barroca de la urbe. En su interior se encuentra el Aula Leopoldina, una maravilla de la arquitectura barroca secular, confeccionada por el arquitecto italiano Christophorus Tausch en la primera mitad del siglo XVIII. El aula posee el nombre de Leopoldo I, emperador que constituyó el primer colegio jesuita renombrado como Academia Leopoldina. El aula se divide en 3 secciones: auditorio, podio y matroneo. La decoración con estuco y los frescos del techo son maravillosos, destacando el increíble conjunto escultórico. Al principio tenía la función de salón de ceremonias y en la actualidad recibe actos académicos. Muy cerca de la universidad se encuentra el Ossolineum, una de las bibliotecas científicas más antiguas y grandes del país. Dejando el Mercado Central atrás y cruzando el puente Piaskowy se encuentra cerca la Isla de Arena. Una vez se cruza a la parte derecha se encuentra un agradable paseo a orillas del río Oder, donde hay un pequeño y bello embarcadero. Las islas fluviales de Wroclaw son parte del encanto de esta bella ciudad. Y es que Breslavia se manifiesta ante los viajeros como una ciudad de fantasía situada flotando sobre el agua.

Daniel Bermejo

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