Os proponemos un viaje excitante a una de las ciudades más impactantes de Asia, en la Conchinchina. Saigón continúa manteniendo una rica vida bohemia, artística y deportiva. Veremos como las motocicletas representan el principal medio de transporte en la ciudad y nos embriagará los lugares que conoceremos en esta metrópoli de sabor antiguo, pues al lado de  los modernos centros comerciales, hoteles y restaurantes se preservan pagodas legendarias y construcciones coloniales que evocan un pasado vibrante. Vamos a conocerla mejor.

Con su agitada actividad, la moderna Ho Chi Minh (antigua Saigón) apunta hacia el exterior. Se constituyó hace siglos como territorio comercial jemer, aunque su destino le concedería un papel de mayor relevancia. En el siglo XVIII la antes conocida como Saigón se convirtió en capital provincial de la dinastía Nguyen. Durante la segunda mitad del siglo XIX su dirección pasó a manos galas y Saigón se convirtió en capital de la Cochinchina francesa. A lo largo de este periodo se obtuvo un enorme progreso en la arquitectura e infraestructuras de la ciudad, que comenzó a ser conocida como el París de Oriente o la perla del lejano Oriente. En 1954 fue designada como capital del Vietnam del Sur tras la expulsión de los franceses del país. Tras esto, Vietnam quedó fraccionado en dos,  al sur una región capitalista secundada por los estadounidenses y al norte una población comunista respaldada por China y la antigua URSS con una guerrilla muy competente conocida como Vietcong. La subsiguiente guerra con los norteamericanos se extendió hasta 1975, el mismo año en que Vietnam del Norte capturó Saigón y la rebautizó como Ciudad Ho Chi Minh. Actualmente y gracias al desarrollo económico y la liberalización cultural, la ciudad se ha adentrado en un periodo de actualización en el que se transforma y reinventa continuamente.

En la ciudad, el lugar de mayor encanto es la calle Dong Khoi, posiblemente la zona más viva de Saigón. Esta calle ganó popularidad durante el protectorado francés, cuando era conocida como Rue Catinat, Sus excelentes hoteles, distinguidas boutiques y agradables cafés convivían con burdeles y bares, y fueron de enorme utilidad a Grahan Greene para ambientar su libro El americano impasible. La administración comunista cerró la gran mayoría de comercios, pero la liberalización de la economía iniciada en el país en 1986 sirvió para restituir el brillo perdido. El ajetreo que vive Dong Khoi no es equiparable a ninguna zona del país, haciendo honor a la antigua denominación del París de Oriente. El Teatro Municipal o Teatro de la Ópera es una maravillosa obra de estilo colonial francés erigida en 1899 como salón de conciertos para los franceses. La obra acogió de forma temporal la Asamblea Nacional de Vietnam del sur en 1956. Una bella escalera se alza hasta la entrada, cercada por 2 enormes columnas con aspecto de divinidades grecorromanas. Los aleros se encuentran embellecidos con figuras volutas y aladas, y los jardines están rodeados de fuentes y estatuas. Desde el fin de la guerra, el Ayuntamiento, construido entre 1902 y 1908, pasó a llamarse Comité Popular de Ho Chi Minh. En sus inicios fue el Hotel de Ville de Saigón. Es un ejemplo muy valioso de arquitectura colonial francesa por su increíble fachada y para muchos el edificio más bello de la ciudad. Justo en frente del ayuntamiento hay un pequeño parque donde se encuentra la estatua del líder revolucionario Ho Chi Minh, que junto al ayuntamiento dejan una imagen apasionante. La Catedral de Notre Dame, o como los vietnamitas la llaman Nha Tho Duc Ba, es la iglesia más grande levantada por el imperio galo. Cuando se terminó en 1880, su aguja de 40 metros de altura la hizo el edificio más alto de Ho Chi Minh. Sus muros son de granitos embellecidos con azulejos rojos originarios de Marsella. Inicialmente exhibía vidrieras de Chartres, pero fueron destruidas durante la IIGM y fueron sustituidas por vidrio transparente. Frente a la obra se erige una estatua de la Virgen María elaborada en Roma y traída a Vietnam en 1959. Se la rebautizó como Santa María Reina de la Paz, con la esperanza de que proporcionara paz al país destruido por la guerra. 2 campanarios gemelos se elevan 56 metros sobre la plaza de París. Bastante cerca, la Oficina Central de Correos fue proyectada por el famoso arquitecto francés Gustave Eiffel entre 1886 y 1991, siendo esta uno de los edificios más representativos y elegantes de la ciudad. Sobre su enorme fachada de color coral embellecida con ribetes en crema se manifiestan laboriosos rostros de científicos y filósofos famosos junto a bellas inscripciones. Su interior está recubierto por una bóveda que se apoya sobre pilares de hierro forjado de color verde y capiteles dorados. Las baldosas del suelo destacan por sus complicados diseños, especialmente los del vestíbulo, donde simbolizan unos grandes mapas de la antigua ciudad y de la región. A 10 minutos a pie se encuentra el Mercado de Ben Thanh, un lugar ideal de más de 13 mil m2 para realizar las compras que desees. Fue construido por los franceses en 1914 y se puede adquirir casi cualquier cosa, desde textiles como sedas y lugares de fabricación de ropa, joyas, alimentación e incluso lugares para comer.

Los recuerdos de la guerra también perviven en Saigón. El Palacio Presidencial, Palacio de la Reunificación o Palacio de la Independencia es un edificio histórico cercado por amplios jardines y símbolo esencial en la historia política de Vietnam. Durante el siglo XIX fue residencia del gobernador francés y posteriormente fue ocupado por el presidente survietnamita Ngo Dinh Diem, quien lo denominó Palacio Presidencial. Van Thieu, posterior presidente, se reunía con presidentes y personalidades en la sala de recepciones internacionales. Este mismo decidió huir en helicóptero desde el helipuerto de su azotea justo antes de que las tropas del Norte atacaran Saigón. Muy cerca del palacio se encuentra el Museo de Recuerdos de la Guerra, uno de los más famosos de Vietnam, visitado por medio millón de personas al año. Está formado por una serie de salas temáticas en diferentes edificios y por un equipamiento militar situado en el interior de un patio amurallado. La maquinaria pesada de guerra es lo primero que se observa al entrar a las instalaciones, como cazas, helicópteros, bulldozers, tanques, morteros, etc… Su edificio central está formado por varias salas donde se puede apreciar el armamento usado por los estadounidenses, carteles propagandísticos, imágenes de periodistas que cubrieron el conflicto, imágenes tristes de los efectos de la guerra y demás. También hay una zona con objetos relativos a la primera guerra de Indochina con los franceses, una impresionante guillotina y una recreación de las celdas donde el gobierno del sur encerraba a sus presos. 

Los vietnamitas han hecho uso durante siglos de complicados túneles como los de Cu Chi y Vinh Moc. A 40 km de Dong Khoi se encuentran los túneles Cu Chi, claves en la derrota de las tropas americanas durante la guerra de Vietnam. Con sus más de 200 km, son un entramado de túneles y pasadizos interconectados entre sí usados por los soldados del Vietcong (Frente Nacional de Liberación de Vietnam) y excavados por los lugareños con herramientas rudimentarias. Se emplearon como sistemas de comunicación y escondite. En ellos se podían ubicar hospitales, zonas de almacenamientos de alimentos y armas, cocinas, centros de operaciones, zonas de vivienda, etc… Las tropas estadounidenses sabían de su existencia y emplearon sistemas de visión por infrarrojos y perros rastreadores y a pesar de todo nunca fueron capaces de descubrirlos por completo. A pesar de que los túneles eran generalmente pequeños y discretos, los más importantes contaban con 3 niveles y podían medir más de 10 metros de profundidad. Se construían lo más angostos posibles para que los soldados estadounidenses, más corpulentos y grandes que los vietnamitas, no pudieran acceder. Para intentar encontrarlos, los americanos probaron, entre diferentes instrumentos, estetoscopios. Los soldados norteamericanos encargados de acceder a los túneles eran conocidos como ratas de túnel y su misión era inutilizarlos. Se protegían con máscaras para paliar los efectos de los gases que lazaban al interior de los túneles para echar de los túneles a los guerrilleros. Tras la proyección de un video sobre la historia del túnel, los viajeros son llevados a una zona con duplicados de trampas reales y con maniquíes del Vietcong. Después se puede acceder a unos túneles (no es obligatorio) ampliados para que los visitantes occidentales puedan entrar, resultandos aún claustrofóbicos para muchos. 

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Daniel Bermejo 

Alberto Bermejo

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