Santiago de Cuba, la segunda ciudad más habitada de Cuba, es probablemente la más musical, africana, entusiasta y apasionada del país. Es el paraíso de las baladas, los sones y las trovas, cuyo ritmo hace vibrar a toda la población y es para muchos viajeros, el lugar con más carácter de todo el Caribe. La ciudad cuenta con casas coloniales, callejuelas empedradas y un maravilloso castillo frente al mar que cuenta la intensa historia de Santiago desde que se fundó hace más de 500 años. Ya en 1930 el poeta español Federico García Lorca la detalló como “un arpa confeccionada de hojas vivas, un caimán, una flor de tabaco”.

No hay más que dar una vuelta por el corazón histórico colonial para darse cuenta de su dimensión. Santiago es un lugar repleto de vida donde los bailes y las fiestas se festejan apasionadamente, un lugar donde las grandes cuestas y el calor hacen que la gente camine a ritmo lento pero astuto, un lugar que será por siempre cuna de la Revolución cubana y orgullo de la población, que junto al entusiasmo y la alegría innata de un pueblo luchador como el santiaguero y ante la atenta mirada de la Sierra Maestra y el mar describen una de las ciudades más interesantes de Latinoamérica. La Villa de Santiago de Cuba fue establecida en el año 1515 por Diego Velázquez y su primer alcalde fue Hernán Cortés. En 1522 atracaron los primeros barcos con negros bozales (aquellos que acababan de llegar de África y que no comprendían nada, ni las costumbres, ni el idioma ni incluso las órdenes que recibían, en contraposición a los ladinos que ya hablaban castellano y que habían incorporado la cultura y tradiciones españolas), los cuales continuaron siendo introducidos hasta el siglo XVIII, por la necesidad de mano de obra en la isla. En 1599 y a causa de la explosión en las minas de cobre, se fundó el pueblo de Santiago del Prado, donde comenzó el culto a la Virgen de la Caridad del Cobre, que tras las guerras de independencia se convertiría en la Patrona de la isla. A partir de 1791 empezaron a llegar multitud de colonos franceses procedentes de la revolución haitiana, quienes se asentaron en la montaña y en la ciudad, donde levantaron un mercado internacional de café. Santiago y el Oriente cubano fue históricamente el eje central de la mayoría de movimientos insurrectos. De hecho, la ciudad aportó tierras y hombres a las guerras de independencia, entre ellos Antonio Maceo, Flor Crombet y Guillermón Moncada. Posteriormente, aquí germinó el movimiento revolucionario castrista y Fidel Castro comenzó su revolución.

Ya en la ciudad, lo primero que se suele visitar es la Plaza de la Revolución Mayor General Antonio Maceo, dominada por una enorme escultura de Antonio Maceo, conocido como el “Titán de Bronce”. Este general es uno de los héroes de la población cubana por excelencia y es conocido por haberse sublevado contra el ejército español. La estructura escultural está cercada por 23 machetes que simbolizan el levantamiento del 23 de marzo de 1878. Tras un rato caminando se llega al Museo Histórico 26 de Julio – Cuartel de Moncada, famoso porque durante el momento más álgido del carnaval del 26 de julio de 1953, un centenar de rebeldes liderados por Castro embistieron contra el cuartel de Moncada, el segundo más grande Cuba. La idea era tomarlo con el fin de obtener un importante número de armas que desencadenara una sublevación general. Desgraciadamente para ellos, el plan fracasó provocando la muerte de 8 de ellos y la captura de otros 50, que acabarían siendo torturados y ejecutados. No obstante, la población comenzó a ser más consciente de la necesidad de poner fin a la dictadura gracias a la actividad revolucionaria de los rebeldes. La Catedral de Nuestra Señora de la Asunción de fachada neoclásica se erigió donde se levantó la primera iglesia del país en 1528, pero tras los saqueos de los piratas y los huracanes sufridos se tomó la decisión de construir la actual en 1766. La leyenda cuenta que debajo del templo se encuentran los restos de Diego Velázquez.

La Calle Heredia es la más alegre, festiva y popular de la ciudad. En la gran mayoría de casas hay algún componente relacionado con la música, el baile y con sus amados carnavales. Un lugar cercano que se debe visitar es el Parque Céspedes, en el corazón histórico y alma de la ciudad. Por norma general las plazas cubanas están repletas de personas y esta no es una excepción y además es aquí donde se encuentran la mayoría de edificios simbólicos de Santiago. A un lado está la catedral y al otro el Museo Arquidiocesano. En frente se sitúa el Museo de Ambiente Histórico Cubano. Cuando cae la noche, los santiagueños salen a disfrutar de la noche con el ritmo que les caracteriza en el lugar que lleva el nombre del primer presidente de la República del país y fundador de la patria. A 5 minutos a pie se encuentra la escalinata del Padre Picó, que conduce hasta el barrio de Tívoli, el más alto de la ciudad. Fue levantado en 1899 por un antiguo alcalde de la ciudad llamado Emilio Bacardí y su nombre se debe a un clérigo de la ciudad. A otros 10 minutos andando se encuentra el Parque de Dolores, repleta de árboles y de edificios con elegantes balcones de hierro forjado. Es la segunda plaza más importante de la ciudad, donde se puede apreciar la idiosincrasia cubana, la venta de cerveza y alimentación y música constante con mucho ambiente. Muy cerca se encuentra la Casa de Don Diego Velázquez, levantada entre 1516 y 1530 y considerada la mas antigua del país. Durante la época de ocupación fue la casa del gobernador de Cuba, Diego Velázquez. Actualmente ampara al Museo de Ambiente Histórico Cubano. La belleza del lugar está fuera de duda y conserva varias piezas mudéjares: una espléndida silla de obispo de espaldar alto y un cobre artísticamente labrado. Otro elemento importante es el tapiz con el escudo de armas de la familia Velázquez, la única pieza que hace referencia al conquistador.

Para finalizar la ruta por Santiago se puede visitar la Casa de la Trova Pepe Sánchez, un bar clásico de música santiagueña que abrió sus puertas hace casi 50 años y donde predomina el son cubano. Posee un encanto especial y cuenta con orquestas musicales diarias tanto de bandas nacionales como internacionales. Y citando de nuevo a Federico García Lorca, terminamos con su poesía sobre esta maravillosa ciudad: 

Y con la rosa de Romeo y Julieta/iré a Santiago./Mar de papel y plata de monedas/ Iré a Santiago./ …¡Oh Cuba! ¡Oh ritmo de semillas secas!/ ¡Oh bovino frescor de cañavera! /¡Oh Cuba! ¡Oh curva de suspiro y barro! / Iré a Santiago.” 

Fragmentos de Son de negros en Cuba.

Daniel Bermejo 

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