Con PERIPLOS estuvimos visitando Kenia en 2012 y elaboramos una crónica de un viaje muy emocionante que a continuación rescato para todos vosotros. Así,  los interesados en nuestra propuesta africana de noviembre tendréis más información sobre las aventuras que podemos disfrutar en África.

Kenia. Nuestro viaje a África más emocionante. No lo vamos a contar todo, porque no podemos. Pero os vamos a desvelar lo más significativo.  Es difícil olvidar las aventuras que compartimos con nuestros amigos viajeros hace pocos días en las tierras altas africanas. ¡Qué hermosura de país! hemos tocado el alma africana, más pura. Las tierras más vírgenes. Sin artificios. 

Nos quedaremos con las mejores experiencias compartidas por nosotros, Alberto y Eugenio,  con nuestros amigos viajeros: las manadas de elefantes de Amboseli que casi podíamos tocar, que se nos antojaban escenas cuasi irreales; el Kilimanjaro, majestuoso, testigo de nuestra aventura. El amanecer en Amboseli, inolvidable (hemos colgado algunas de las fotos que hicimos). El paisaje exuberante de Aberdares. El lago Nakuru sin pelícanos… ¡habrá que volver cuando mermen las lluvias para fotografiarlos!. Y como no, subrayar la experiencia de recorrer Masai Mara en una expedición que recordaremos siempre, con toda su cohorte de diversidad animal. ¡Y nos olvidaremos para siempre de los cenizos del coche 1! :-). África. No te olvidamos. Fuiste dura con nosotros (especialmente con el coche 1). Pero te llevamos en el corazón.

Los primeros dos días.  Vuelos internacionales  y  Nairobi.

La emoción la sentíamos desde el primer momento, incluso antes de tomar el autobús hacia el aeropuerto. África no es cualquier viaje. África te puede llegar a seducir y dejarte noqueado. Conocemos a algunos amigos que se han trasladado al continente negro a fijar su residencia. Sólo comprendimos este tipo de decisiones a la vuelta de nuestro viaje. Cuando descubres el alma de África, el alma de Kenia. No es cuestión de entrar en excesivos detalles sobre el periplo de ida. Nos desplazamos en autobús hasta el aeropuerto de Madrid. Paramos preceptivamente en la Mancha y nos encontramos el área de servicio de la autopista atiborrado de viajeros, lo que nos retrasó un tanto. Se trataban de los manifestantes del 15 de septiembre en Madrid que regresaban a sus casas. Allí charlamos con unas chicas profesoras de Murcia, muy cansadas, que nos miraban con envidia sabiendo que nosotros íbamos en dirección opuesta a coger un vuelo destino Nairobi. 

Antes de nuestro destino, enlazamos en Dubai. Se nos hacía duro observar esta metrópoli construida en un desierto desde la ventanilla del avión y saber que no la visitaríamos… pero nuestro destino estaba en África en esta oportunidad. El aeropuerto de Dubai es el más importante del medio este asiático.  Su área de servicio, compras y entretenimiento es de las más impresionantes del mundo, abierta 24 horas. Con turistas procedentes de todas las partes del globo, todas las razas, todas las nacionalidades. Una turba de viajeros itinerantes. Nos interesamos especialmente por los nuevos productos tecnológicos, de Apple (Alberto) y Samsung (Eugenio), sin gran éxito. 

Nuestro vuelo continuó hasta alcanzar nuestra meta deseada: Nairobi.

Nairobi no es como ninguna ciudad latina, ni europea, ni asiática. Es otra concepción. Resume la historia de Kenia; en Nairobi contemplamos a retazos sus dos almas. Nairobi debe su nombre al riachuelo Engoye Niarobe donde abrevaban el ganado de los viejos masais del lugar. En Nairobi convergen los territorio kikuyu y masai. Las planicies y bosques que rodean Nairobi se conocen como las Tierras Altas, ya que se elevan a más de mil metros sobre el nivel del mar, procurando un clima benigno y una abundancia de vida animal salvaje. No hay lugar comparable en todo África.  Nairobi presenta un doble rostro, el recuerdo del dominio del hombre blanco y el vigor negro por resistir. El contraste es la característica de Nairobi, una de las ciudades más impactantes del mundo, enérgica, plena de actividad; de las más interesantes de las que podemos enpastedGraphic_1.pngcontrar en África.  Razas y tribus diversas se apelotonan en sus calles. Hombres de negocios, vendedores, viajeros, se mezclan en esta gran urbe.

Disfrutamos la cena del primer día en el afamado y conocido Restaurante Carnívore con su peculiar interpretación de la cocina keniata. Los amantes de la carne, de enhorabuena. Nos recordó al clásico rodicio brasileño. Las piezas de carne son preparadas a la barbacoa y montadas sobre pinchos que se van presentando en la mesa de los comensales, cortándose al gusto de cada uno. Disfrutamos las variedades más habituales de carne, como cerdo, ternera, pavo, pollo, pero también carnes menos conocidas en la península, como el avestruz o el cocodrilo (¡carne de depredador!, esta última no me hizo mucha gracia, con un sabor entre el pollo y el marisco). En años pasados, cuando la caza salvaje no estaba prohibida en Kenia era fácil encontrar carnes de antílopes, cebra, girafa y otras. 

Apenas hubo tiempo para más en la noche. Nos hospedamos en un bonito hotel de estilo colonial. El día siguiente nos dirigiríamos hacia el Parque Nacional de Amboseli, comienzo de nuestro SAFARI Periplos. pastedGraphic_2.png

Comienza nuestro SAFARI Periplos. En ruta hacia Amboseli.

“Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong…” así comenzaba una de las novelas autobiográficas más bellas escritas en el S.XX, Memorias de África, escrita por la danesa Karen Blixen bajo el seudónimo de Isak Dinesen; que dio lugar a una magnífica obra cinematográfica protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford.

Todos guardamos en la retina los paisajes fascinantes de Kenia, que la protagonista contemplaba desde la avioneta de su amante el aventurero y cazador Finch Hatton. Por cierto, al final de nuestro PERIPLOS visitaríamos la casa donde Karen Blixen vivió, pero dejamos los detalles para más adelante. 

Kenia es un país imprescindible. Los amantes de la naturaleza, viajeros, artistas, escritores han buscado en África su pasión e inspiración. Kenia es naturaleza en estado puro, la libertad absoluta, la fascinación del mundo salvaje.pastedGraphic_3.png

Dejamos muy temprano la vibrante Nairobi para ponernos en carretera hacia Amboseli.

Alcanzamos el Parque Nacional de  Amboseli y tras el almuerzo y una pequeña siesta, preparamos los coches para realizar un safari fotográfico en este bonito paraje africano. Tocábamos con nuestros pies el territorio salvaje de la sabana. A partir de este momento viviríamos integrados en el medio natural, pegados a la vida animal, sintiendo muy de cerca la fauna africana día y noche, con la emoción a flor de piel del viajero que se interna en el misterio de uno de los lugares del planeta con mayor densidad de fauna. 

Amboseli está situado a 246 kms de Nairobi, cerca de la frontera con Tanzania, a los pies del punto más alto de África, el Kilimanjaro con 5.985 mts. Descubrimos con cierta tristeza que su cumbre ya no aparece nevada, como en las fotografías; el cambio climático hace también estragos en este lugar de África.  Esta montaña magnífica, que desearíamos disponer de tiempo suficiente para poder escalarla, se encuentra en Tanzania, pero el punto de mejor contemplación es el Parque en el que nos encontrábamos, en Amboseli. Hay una bonita leyenda swajili relacionada con el enorme Kilimanjaro que nos sirve de telón de fondo: se dice que en su cima alberga un dios todopoderoso, que congelaba y paralizaba a todo aquél que se aproximaba a la cima. Tanzania y Kenia no muestran grandes diferencias y comparten prácticamente similares ecosistemas; como en tantos otros lugares del globo, su división geográfica obedece a motivos políticos. Amboseli está situado en una zona semi-árida del país. Formado por inmensas llanuras y sabanas, e incluso pantanos, con hermosos bosques de acacias amarillas que salpican los caminos y las carreteras. Nos sorprendieron los colores ocres y amarillos de la tierra circundante, color de fuego africano, color de vida. Unos 1.500 elefantes campan por sus respetos en este impresionante lugar; y veríamos manadas de ellos, muy cerca de los vehículos. Si observáis las fotografías, estos animales, con su pasear majestuoso, procesionan en grupos hacia charcas y comederos naturales, cruzando los caminos que recorrían nuestros coches. Llegamos a ver una manada de más de 30 grandes elefantes. Tenerlos tan cerca imppastedGraphic_5.pngresiona absolutamente; verlos pasear con el fondo del Kilimanjaro se torna realmente bello. Cuando recuerdas este momento, es como una experiencia fantasmagórica o irreal, porque no llegas a imaginarte que pudo pasar realmente. Nunca olvidaremos este espectáculo. 

Durante nuestro safari en Amboseli también vimos ñúes, gacelas de Thompson y Grant, impalas, cebras y otros animales. 

Nos anocheció en esta salida. Los colores del parque tornaron hacia los anaranjados de uno de los atardeceres más bellos, en silencio,  que nunca hemos presenciado. Vimos ponerse el sol en la sabana. Fotografiamos este atardecer como si fuera el último. Este recuerdo y los elefantes, hitos inolvidables de muchos que disfrutaríamos en estas reservas africanas. 

Seguimos ruta hacia el Parque Nacional de Aberdares, transitando por Nairobi nuevamente.

Nos levantamos muy temprano. Nos esperaba una jornada de carretera intensa, hacia el norte. Empero, nos agrada profundamente poder recorrer un país en un tren, autobús o como toca esta vez, en un vehículo acondicionado. Es la única forma de conocer de primera mano los lugares por los que transitas; todos los destinos. Viajar es patear el terreno; y no tenemos tiempo para andar, pero sí para gozar de la belleza africana desde la ventanilla de nuestro automóvil.

En los pueblos que fuimos atravesando en nuestra ruta hacia Nairobi se hace patente la huella de la pobreza. Todos sabemos que África es profundamente pobre; en ocasiones, queremos cerrar nuestros ojos y no percatarnos de la realidad de estos pueblos olvidados, mas cuando visitas un país africano, observas claramente su realidad. ¡Y Kenia no es de los más pobres, gracias a las divisas del turismo!. Desde los coches vemos las viviendas que salpican el territorio que atravesamos: chabolas de chapa y madera. En las carreteras anejas a los pueblos, vendedores ambulantes campan a lo largo esperando que los visitantes paren sus vehículos y hagan algunas compras. Uno de los grandes responsables de esta miseria son las guerras y los conflictos étnicos, claramente observables en el continente más pobre de la Tierra. La rivalidad entre las distintas etnias de África en el fondo es una guerra por los recursos y el territorio. 

Almorzamos en un hotel del extraradio de la capital; abundantemente. ¡Y degustamos el mejor café del circuito!. 

Gastronómicamente Kenia no representa nada excepcional, pero en este viaje lo que más me gustó fue la oferta de carnpastedGraphic_6.pnges braseadas en buena parte de las cenas en los Lodges. Hay que indicar que comimos muy bien durante todo el circuito.  En ruta hacia Aberdares tuvimos un primer pinchazo de nuestro vehículo 1. La mala suerte acechaba.

Nos íbamos acercando a nuestro destino, el Parque Nacional de las Aberdares. Uno de nuestros caprichos a la hora de elaborar esta ruta. El paisaje cambia completamente; ascendemos en altitud más allá de los 3.000 metros, nos alejamos de la sabana y nos adentramos en un nuevo ecosistema, un paisaje delicioso tropical; con plantaciones de té, cafetales y demás cultivos típicamente tropicales. La temperatura es más fría. En pocas horas alcanzaríamos el centro de recepción de visitantes de nuestro hotel THE ARK, una especie de “Arca de Noe” en medio de la espesura del Parque, donde los animales no están dentro del arca, sino fuera. Los viajeros no van a la búsqueda de los animales, sino todo lo contrario, los animales son los que merodean por cada esquina del Arca.

Desde el centro de recepción nos llevaron a todo el grupo en autobús carretera arriba, hacia el Arca. Carlos, el conductor disertó sobre las características del parque y nos habló de los tipos de animales que podían ser avistados y fotografiados en la zona. Avistamos búfalos, impalas, girafas, jabalíes. Carlos también nos contó algunas pequeñas historias; algunos niños de la zona andan todos los días 10 kilómetros para ir a la escuela, por las dificultades en los accesos para los autobuses y por los propios problemas derivados de la baja disponibilidad del transporte público.

 El Arca es un hotel bonito y muy moderno, construido con madera, perfectamente integrado en su medio natural. Desde las distintas áreas de avistamiento (terrazas y balcones) pudimos observar cómo se desenvolvía la vida  animal de la zona. En uno de los laterales del hotel habían unas charcas a las que acudían diariamente hervívoros y algunos depredadores. Nos instruyeron al llegar al Arca sobre el significado de distintas alarmas que sonarían por la noche para informar del avistamiento de hervívoros, chacales o depredadores en acción y poder así salir a observarlos. Hicimos muchas fotos en este lugar. Con ayuda del trípode pude tomar algunas instantáneas interesantes de distintos elefantes retozando en las charcas. En otra área de esparcimiento, los responsables del hotel dejaban alimento y piezas de carne para atraer a depredadores, como chacales y leopardos y poder fotografiarlos.

pastedGraphic_8.pngPoco antes de ir a dormir una parte de los viajeros disfrutaron animadamente de un partido de fútbol protagonizado por el Atlético de Madrid que despertó discusiones y pasiones más animales y salvajes que los propios ejemplos de vida animal observables en el entorno; quizás los salvajes fuéramos nosotros aquel día para nuestros vecinos en el parque.

Al levantarnos al amanecer, descubrimos un paisaje fascinante; una espesura tropical inimaginable en Kenia. Y nuestro arca, en medio de la vida animal salvaje que no alcanzábamos a ver con nuestros ojos en su plenitud. Observar el Monte Kenia desde el Arca, aquel día seminublado, también fue toda una experiencia. 

Siguiente jornada. Continuando nuestro viaje hacia el Parque Nacional Lago Nakuru.

Nos ponemos nuevamente en ruta a primera hora de la mañana, tras realizar algunas fotos en THE ARK con las primeras luces del día. 

pastedGraphic_9.pngAtravesaríamos el ecuador geográfico, en nuestro tránsito hacia Nakuru. En una de nuestras paradas técnicas aprovecharíamos para realizar pequeños experimentos que confirmarían que estábamos situados en el mismo ecuador geográfico. Con pequeñas cerillas y con agua en movimiento comprobamos que a un lado de la línea del ecuador la cerilla gira en un sentido, en tanto que al otro lado gira para el lado contrario y curiosamente, sobre la misma línea del ecuador no hay movimiento en las cerilla. Muy curioso.

Asimismo paramos para disfrutar de la vista de una de las cascadas más impresionantes de Aberdares: las Thomson Falls. Es una cascada de 74 metros en el río Ewaso Ng’iro que drena desde la Cordillera de las Aberdares. Debe su nombre a su descubridor, Joseph Thomson, el primer europeo en llegar en 1883. Desde el fondo se toman las mejores instantáneas. Bellas genes tomamos con nuestras cámaras, como podéis ver en el reportaje. Todo no van a ser animales en África. En el área de esparcimiento encontraríamos a algunos keniatas disfrazados de peligrosos guerreros kikuyus que a cambio de unos chelines danzaron y animaron con fiereza al grupo o personas que tuvieron a bien contratarles.

Asistimos también a la contemplación de uno de los accidentes geográficos más espectaculares y hermosos: el valle del Riff. Está formado por una gran falla que comienza en el lago Victoria hasta el Mar Rojo; lo que observamos es una gran depresión, que continua su proceso de hundimiento; dentro de unos pocos millones de años el continente africano quedará dividido. Este valle es un lugar extraordinario, extensísimo, que ha favorecido el ecosistema de algunos de los grandes parques africanos como el Masai Mara. Se cree que aquí el primer homínido bajo de un árbol y comenzó a caminar, a usar palos y a extenderse por el plantea. En el valle del Riff pueden encontrarse fuentes termales, lagos de aguas ácidas y una riqueza infinita que posibilita la diversidad animal que observamos en África. Aquí, en este lugar, nos sentimos de algún modo como en casa.

Alcanzamos con todo el grupo al entorno del Lago Nakuru. El lago Nakuru es uno de los tesoros de Kenia, en el valle del Riff.  Declarado Parque Nacional en 1968. Y una de las grandes maravillas naturales del mundo. No tuvimos gran suerte en esta oportunidad, pues las últimas lluvias han reducido la salinidad del lago comprometiendo el alimento de los preciosos flamencos, que con su aspecto rosado es la imagen bien conocida del lago que encontramos en fotografías y en películas. No habían muchos en el entorno y ello nos entristeció. En cualquier caso este lugar es un paisaje pintoresco, un verdadero santuario de aves de 188 km2 rodeado de bosques, praderas y colinas rocosas donde viven rinocerontes, leones, jirafas, gacelas, antílopes… y hasta 56 especies de mamíferos. Aquí fue donde vimos nuestros primeros leones de nuestro viaje. Al acabar esta jornada de safari nos trasladamos a descansar a nuestro Resort en el Lago Naivasha.

Últimos días días de viaje. Tres jornadas en MASAI MARA, antes de regresar a Nairobi, donde visitaríamos el Museo Karen. 

Nos adentramos en