El pasado 14 de febrero de 2019 me escapé a Madrid. Tenía algunas visitas que realizar y asistir por la noche a un vibrante concierto de Snow Patrol. Aproveché la mañana para visitar una interesante exposición en Fundación Telefónica, que tuve ocasión de compartir en Instagram.

Se trató de “Más Allá de 2001: Odiseas de la Inteligencia”, ya finalizada. Acabó el 17 de febrero de 2019, por lo que sólo nos queda comentarla en este blog para dejar constancia de la misma, porque la exposición me impactó.

Nos invitaba a un viaje a los orígenes de la inteligencia y su proyección hacia el futuro, volcándose en proyectos de inteligencia artificial (IA). En un primer momento, con el eje temático  “el despertar de la inteligencia” centrado alrededor de Stanley Kubrick y su obra maestra: 2001: Una odisea del espacio, estrenada hace cincuenta años, con proyecciones de algunas escenas clásicas de la película, como las del mono humanoide que descubre la “primera” arma, el hueso, con el que muy probablemente sometería a otros clanes. O las escenas del superinteligente ordenador HAL 9000, el más avanzado de la nave Discovery y que tanto pesar produjo a sus  tripulantes. Pudimos ver también algunos documentos y manuscritos originales de Kubrick localizando y buscando expertos para trabajar en su film.

En un segundo eje, “En el universo de la IA y El futuro de las inteligencias”  la exposición nos mostró algunos trabajos de Ernst Haeckel, como su árbol de la evolución humana, el desarrollo del chip, el cerebro humano y las redes neuronales, etc. Vimos algunos inventos precursores de la IA, como el Ajecrecista (1912) de Leonardo Torres Quevedo y ejemplos aplicados al aprendizaje automático, enfocado a los deportes, el juego, lenguaje, resolución de problemas, etc.

En un tercer eje, “El futuro de las inteligencias y más allá del infinito” la muestra indaga en las posibilidades que se abren en el futuro para conseguir que efectivamente las máquinas lleguen a pensar y a emocionarse, como los humanos, y aborda las aptitudes creativas de la IA, como los dibujantes robóticos autónomos (uno de ellos en la exposición)  o el hecho sorprendente de un ordenador que se especializó en retratar como Rembrandt, cuadros absolutamente originales pintados por una IA con el estilo del pintor. Impresionante. Se explora cómo las máquinas o los ordenadores pueden llegar a controlarnos, en nuestras ciudades, cómo pueden llegar a tener un mayor conocimiento de nuestras variables biométricas e influirnos, o el futuro de la conducción autónoma o algo para lo que la tecnología ya está preparada: las armas autónomas:  un futuro de lo más inquietante para todos.

La última parte de la exposición se centró en el porvenir de la inteligencia y su relación con la Inteligencia Artificial. Estamos yendo sin remedio hacia una simbiosis cerebro-ordenador, un ser “transhumano”. ¿Llegará el momento en que la Inteligencia Artificial (IA) alcance el mismo grado de inteligencia que los humanos o que los supere?.  Quizás muy pronto lo sepamos…

Alberto Bermejo

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