El Sultanato de Omán nos espera en nuestro viaje Oneira de enero 2020. Os trasladamos información sobre algunos de los lugares de interés que visitaremos en nuestro periplo por este fantástico territorio de la Península Arábiga, repleto de  una enorme variedad de paisajes, entre ellos sus montañas, sus aldeas tradicionales, sus cañones, sus wadis y su mar. Pero no solo son paisajes por lo que destaca el país sino también por lugares culturales e históricos como sus fortalezas y castillos, sus palacios y mezquitas, Y una capital maravillosa, Mascate, que cuenta con abundantes museos, murallas y un precioso casco antiguo.

Los amantes del buceo y de las aguas color esmeralda se sentirán como pez en el agua ya que Omán cuenta con casi 2000 km de costa que dan al océano Índico, con una importante actividad náutica y con la posibilidad de disfrutar de calas y playas vírgenes, arrecifes de coral para los amantes del buceo y fiordos como el de Khor al Sham. Si te ilusionan sus aguas y experiencias culturales, sumergirte en su desierto es una experiencia apabullante e inolvidable que te acercará a protagonizar tus propias historias de las mil y una noches. De hecho, pasar la noche entre beduinos y dromedarios, en un ambiente tradicional y auténtico y junto a la compañía hospitalaria de los habitantes de la región es probablemente ese extra que puede convertir tu viaje a Omán en algo completamente maravilloso. O hacer algo similar en el maravilloso desierto de Wahiba, como tendremos nosotros oportunidad de hacer.

Levantado sobre la meseta que lo rodea, el Castillo de Jabrin no tiene nada que le haga sombra, es absolutamente impresionante. Fue construido en el año 1675 por el Imán Bil-arab bin Sultan como importante centro de enseñanza astrológica, matemática, de ley islámica y médica. El zumo de la fruta atravesaba los canales hasta los toneles de almacenaje, dispuesto para cocinar o para auxiliar a las mujeres que se encontraban de parto. Sus confeccionados techos fueron pintados con singulares motivos florales en casi todas las salas del castillo mientras que las paredes contaban con arabescos y celosías de estuco. También hay cámaras funerarias en su interior, las cuales destacan por sus bóvedas talladas. En este caso el método de irrigación “falaj” no se utilizaba para obtener agua sino como un sofisticado sistema de aire acondicionado para mantener fresco el interior. De hecho, una de las salas que contaban con esta antigua técnica era la del caballo favorito del sultán. Actualmente se encuentra en un admirable estado de conservación.

A media hora en autobús desde Jabrín y situado al pie del Djebel Shams, la montaña más elevada de Omán, se encuentra el pueblo de Al Hamra. Es uno de los más antiguos del país y destaca por sus viviendas de adobe, de 2 y 3 plantas, levantadas al estilo yemení. El lugar fue fundado por la dinastía Ya’arubi entre el siglo XVII y XVIII. La vieja ciudadela está compuesta por casas de barro abandonadas atravesadas por calles desérticas, dejando percibir a los viajeros una atmósfera especial que allí destaca. Aquí se pueden encontrar restos arquitectónicos cautivadores, como por ejemplo portones de madera con grabados en su silueta, los cuales nos permiten imaginar como era el estilo de vida de las personas que allí vivían antes de abandonar sus casas. Tras 20 minutos en carretera se puede alcanzar el Fuerte de Bahla, uno de los más bellos del país y un lugar declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1987. El lugar cuenta con un pueblo, un palmeral y una fortaleza cercados por casi 12 km de muralla. El fuerte, como otros muchos a lo largo del país, ha sido rehabilitado en los últimos años. El gobierno omaní puso un considerable tesón con el fin de que el pueblo entendiera lo importante de mantener el patrimonio existente en el país y al mismo tiempo su ancestral historia. Si se pregunta en Omán que significa Bahla para el país, los historiadores dirán que destaca por su fortaleza; los emigrantes, por la cerámica; no obstante, los omaníes dirán que se distingue por sus jinns. Estos, extraños espíritus, cargan con la responsabilidad de cualquier cuestión de mal de ojo. No obstante, a menos que comprenda el árabe, el viajero no deberá sufrirlo, ya que son tradiciones vivas del folclore árabe. Numerosas almenas destacan en cada curva que se sucede en la carretera, transitando todo el desierto y haciendo de Bahla una de las ciudades amuralladas más perfectas del planeta. El castillo estaba organizado para aguantar las largas temporadas de asedio, ya que contaba con numerosas alcobas destinadas a acumular víveres. Otras habitaciones eran bibliotecas, algunas estancias personales e incluso una bella mezquita. También había una escuela del Corán y una prisión, tanto para mujeres como para hombres. El fuerte es eso, una ciudad dentro de la ciudad, una visita innegociable para aquellos que viajan a Omán, por su grandeza, por su perdurabilidad y por su historia. ¿No os parece fascinante el Sultanato de Omán, amigos?

Daniel Bermejo 

ONEIRA club de viajeros

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