Este mes de agosto de 2019 me acerqué por el que resulta ser uno de mis museos preferidos, el MARQ, Museo Arqueológico de Alicante, que si no lo conocéis debéis visitarlo cuando os acerquéis por la ciudad. Algunos lo consideran el primer museo arqueológico del siglo XXI. En esta oportunidad la motivación era grande, la exposición “Irán. Cuna de civilizaciones”; una extraordinaria oportunidad para contemplar algunas de las piezas más emblemáticas del patrimonio arqueológico de Irán, país que ya visitamos con PERIPLOS en 2017 y que pronto lo volveremos a recorrer con Oneira club de viajeros. La exposición sobre Irán la podrás visitar hasta el 1 de septiembre de 2019, así que… ¡apresúrate!
La exposición se realiza en colaboración con el Museo Nacional de Teherán y el Drents Museum de Assen, que han facilitado las casi 300 piezas de la muestra. El Museo Assen ayudó a que la exposición recalara en España en lugar de regresar a Teherán. La buena relación entre los gobiernos español e iraní también ha ayudado a conseguir contemplar en Alicante este elenco inmejorable de piezas, que se acompañan de unos impactantes medios audiovisuales. Davinia, una de las expertas del MARQ, fue nuestra particular cicerone en la visita ayudándonos a entender mejor la historia de todas las piezas mostradas. Si no estáis por Alicante podéis escuchar el espacio que SER HISTORIA dedicó a la exposición este mismo año, podéis descargarlo aquí: https://play.cadenaser.com/audio/001RD010000005507498/
La primera sala está dedicada a los orígenes de las primeras dinastías y los aspectos característicos del período Neolítico sobre todo en el área de los montes Zagros, donde se han descubierto piezas importantes de la Edad del Bronce. Lo más sobresaliente son las cerámicas y elementos relacionados el nacimiento y desarrollo de la escritura. Antes de la escritura se usaban pequeñas fichas de barro y bolas de archilla para contabilizar las mercancías. La escritura se originaría en el sur de Mesopotamia (Sumer) a finales del IV milenio A.C. Y la Cultura Elamita se desarrolla en el Suroeste del actual Irán, entre el tercer milenio a.C. y la primera mitad del segundo milenio a.C. Elam y Mesopotamia fueron enemigos. La historia de Elam dura casi 3 mil años. Podéis ver aquí algunas piezas representativas de este período.
La segunda sala de la exposición, la que más me entusiasmó, muestra elementos representativos de la Edad del Hierro y el último período de la Cultura Elamita. Algunas piezas en oro testimonian el poder y la trascendencia cultural de la dinastía aqueménida, al configurarse como primer gran imperio histórico. La figura de Darío I (522 – 486 a. C.) se alza como gran protagonista. Es el rey persa más conocido y que extendió su imperio de forma crucial. Fue un gobernante reformista, con una ideología característica. Heródoto nos cuenta las “Guerras Médicas”, como Darío I invadió la Hélade alcanzando límites nunca vistos en sus fronteras. Su sucesor Jerjes I mantuvo el ardor guerrero contra los griegos. El cuerpo de élite del Gran Rey fue conocido como los “Inmortales”, integrado por 10.000 soldados persas y medos. Importante destacar en la exposición las inscripciones encontradas en la pared rocosa de Behistún, situada en la ruta de los Zagros. Un texto trilingüe (persa antiguo, elamita y babilonio) que describe las hazañas de Darío el Grande y su ascensión al trono que incluye un relieve esculpido con motivos guerreros. Los relieves y las inscripciones contribuyeron en el s. XIX al desciframiento de la escritura cuneiforme desempeñando un papel importante para la Asiriología, como lo fue para la Egiptología el descubrimiento de la Piedra Rosetta. En el plano religioso, se muestra a Ahura Mazda, dios supremo del zoroastrismo; religión que aun tiene seguidores en Irán como pudimos comprobar y conocer in situ en nuestro viaje de PERIPLOS, en la visita a algunos templos vivos. Otra gran referencia en esta sala es la genial ciudad de Persépolis, que aún recuerdo visitarla en 2017 (por aquí os dejo alguna foto de una de las piezas de la muestra). Esplendorosa capital del antiguo imperio persa, que fue destruida por las tropas de Alejandro Magno.
La tercera sala de la exposición se centra en la ocupación del territorio por griegos y partos. Impresiona un gran Corán abierto bajo una cúpula, mostrando un antes y un después en la historia de Irán con la llegada del Islam. Pero atención, los iraníes no son árabes, ellos son persas; que con esto hay mucha confusión. Shah Abbas I convirtió a Isfahán en la capital de Persia, construyendo en el corazón de la ciudad una gran plaza porticada, donde se reunían comerciantes, con un bazar y una gran mezquita de finales del XVI. Espectacular. La cerámica safaví, con influencias orientales y chinas, demuestra la importante red de intercambios comerciales de la época.
En suma, amigos viajeros, una gran exposición sobre una gran civilización. Irán. Cuna de civilizaciones.
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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