Como sabéis, servidor (Alberto, uno de los que firman este post) es Psicólogo Clínico. Y siempre estuve intrigado por el cerebro, la mente y las problemáticas asociadas. Y en términos generales por la antropología.  Como sabéis en diciembre nos vamos a Israel (del 6 al 13 de diciembre de 2022) con Oneira club de viajeros – últimas plazas, por si no os queréis perder esta aventura – y que todo apunta que será un viaje apasionante, en todos los sentidos. Hoy queremos contaros una información muy curiosa que tiene que ver con nuestra capacidad para la sugestión y la autosugestión, información con la que nos encontramos cuando nos documentábamos para este viaje. Al parecer, algunos viajeros y residentes en Jerusalén presentan un tipo de síndrome característico, ¿quieres saber más? Sigue leyendo en nuestro blog Oneira. Si quieres recibir en tu correo electrónico un DOSSIER COMPLETO de viaje a Israel (38 páginas) solicítanoslo a info@oneira.es

En noviembre de 2018 sucedió la enigmática desaparición del viajero británico Oliver McAfee en el desierto del Néguev, en Israel, lo que sacó a relucir nuevamente el curioso e insólito trastorno psiquiátrico que algunos médicos diagnostican y que, por ejemplo, se trata en la clínica Kfar Shaul de Jerusalén, con unos 100 pacientes anuales que deciden viajar a Jerusalén: el Síndrome de Jerusalén. Pero os preguntaréis, ¿cómo puede ser que un síndrome en apariencia imaginario cause un efecto tan importante en tanta gente que afirma padecerlo?.

No olvidemos, queridos amigos, que todo puede asociarse a determinada «contaminación» literaria, sociocultural, de otro síndrome que también ha tenido un gran predicamento en nuestra cultura, el conocido como  el síndrome de Stendhal que se apunta como una enfermedad psicosomática (disculpad que tenga mis dudas)  causa un elevado ritmo cardíaco, temblor, palpitaciones, vértigo y confusión cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son consideradas extremadamente bellas. El nombre de este «síndrome» se debe a  Stendhal, quien, en 1817, escribió sobre él en su viaje a Florencia, porque afirmó estar preso del mismo. Desde entonces, muchos viajeros han reconocido que han padecido reacciones similares en la capital toscana. Desde mi conocimiento de la psicología clínica, os anticipo que nos encontramos ante otro caso de imitación o padecimiento afectado, pero descubramos más sobre el síndrome de Jerusalén.

MacAfee, en el momento de su desaparición, era un jardinero de profesión de 29 años, caracterizado como devoto cristiano que llegó a Israel en el año 2017. MacAfee decidió poner fin a su trabajo en Essex, con el fin de recorrer toda Europa en bicicleta, lo que sus amigos describieron como una aventura de descubrimiento personal y realización.

El síndrome psicosomático que afirmó padecer se caracterizó  por el desarrollo de una angustia mental al transitar por lugares sagrados de la región, habiendo como denominador común, la creencia de una supuesta redención inminente que sucederá en Jerusalén o en algún otro lugar turístico y sagrado de estos santos lugares. Él sería el primero en padecer el trastorno y desde entonces han sido muchos los que han afirmado que en determinados lugares de Jerusalén se han sentido extraños.

La persona con esta psudopatología (recreada hasta en Los Simpson – TV – ) considera que jugará un rol determinante en esta segunda venida de Jesús, ya sea para notificárselo al planeta o  convertido en protagonista y responsable en la Tierra de la misma, siempre relacionado con esto. Así, la enfermedad se caracteriza a la de una psicosis con signos de delirio, pudiendo los afectados identificarse con personajes sagrados del Antiguo o del Nuevo Testamento, incluso actuando como tales. Algunos personajes con los que estos alucinados se han identificado son con Moisés, el rey David, Jesús de Nazaret o Juan Bautista. Los hombres tienden a emular a otros personajes masculinos, las mujeres, a personajes femeninos.  Por cierto, los cristianos que padecen este síndrome se identifican con personajes del Nuevo Testamento, los judíos, por el contrario, con protagonistas del Antiguo Testamento.

Pese a que esta patología psíquica puede manifestarse de diversas maneras, los expertos están de acuerdo en que normalmente afecta a personas con alguna condición mental previa y con cierto interés por lo religioso, sean estos judíos, cristianos o musulmanes. Sin embargo, incluso aquellos sin un pasado de conexión mística o espiritual, pueden verse sobrecogidos por una increíble sensación de espiritualidad y caer presas de esta patología. No debemos olvidar que el ambiente histórico y espiritual que se respira en Jerusalén, y en Los Santos Lugares es muy importante, de gran intensidad, y en mi opinión lo que aquí está operando no es ya una fuerza sobrenatural sino simplemente un poderoso efecto de sugestión, porque no tengáis ninguna duda, cuando visitemos Israel encontraremos situaciones que nos llamarán poderosamente la atención. Tranquilos amigos, que si venís a Israel con Oneira no os vais a quedar en el destino predicando vuestra fe en público poseídos por el espíritu de uno de estos personajes históricos.

Y vosotros, ¿qué pensáis de este diagnóstico? ¿creéis que os podría afectar de la misma forma?

Daniel Bermejo

Alberto Bermejo

ONEIRA, un viaje a tus sueños

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