En nuestro viaje ONEIRA a Israel (diciembre de 2022, ¡Todavía puedes apuntarte si quieres acompañarnos!) uno de los puntos destacados a visitar será Masada y su Parque Nacional (Declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO) una antigua e impresionante fortaleza que se alza a 450 m sobre la planicie, último bastión judío en el desierto de Judea del Sur de Israel, en una vasta meseta con vistas al Mar Muerto: un espectáculo deslumbrante. Aquí, tras un sangriento asedio, fue aplastada en su conjunto la última resistencia judía frente a la Roma del 73 d.C. ¿Quieres saber más sobre este extraordinario emplazamiento? Sigue leyendo en nuestro blog ONEIRA.
La historia de la fortaleza de Masada tiene todos los mimbres de la épica y violenta época clásica. Construida sobre un promontorio a 450 metros del suelo, que visitaremos en nuestro viaje, poseía unas vistas privilegiadas del mar muerto y de todo el terreno circundante. Herodes la había mandado construir un siglo atrás para poder escapar de sus enemigos si su vida corría peligro. Concretamente, fue en torno al año 40 a.C. cuando el rey Herodes el Grande levantó la fortaleza en el desierto de Judea, buscando aislamiento y una buena defensa, por si sufría ataques. El lugar, lo veréis, es formidable.
La subida en teleférico a la cima es una experiencia gratificante y de gran belleza. Arriba encontramos una meseta de 550 m por 270 m con ruinas y fortificaciones que nos irá explicando nuestro guía. Destaca el Palacio del Rey Herodes, que se extiende sobre tres terrazas de roca y una Casa de Baños de estilo romano con pisos de mosaico. El Museo de Masada ofrece exhibiciones arqueológicas y recreaciones de escenas históricas, con presentación de personalidades históricas fundamentales (Herodes el Grande). Se exponen entre otras, puntas de fecha de lanza, una sandalia de cuerdo de una rebelde, restos de alimentos, fragmentos de vasija, etc. Desde lo alto podemos contemplar al pie de la montaña los vestigios de uno de los ochos campamentos militares romanos (la X Legión) y el muro de asedio. El Arco de Tito el más antiguo en Roma, conmemora las victorias romanas sobre la resistencia judía.
La mayor parte de los que sabemos sobre Masada se lo debemos al historiador Flavio Josefo. Además de la protección frente a Roma, Herodes temía los deseos expansionistas de Cleopatra VII. Llegado el caso, el rey de Judea podría protegerse en su palacio en la cima, que albergaba almacenes que permitían conservar alimentos durante años y un sistema propio de canalización de agua que hacía de la fortaleza completamente autosuficiente.
Sin embargo, no sería hasta un siglo después durante la primera guerra judeo-romana que sería escenario de uno de lo más sangrientos ejemplos de la resistencia judía ante los invasores. Siento el último reducto tras la caída de todas las plazas y ciudades de Judea, apenas quedaban 1000 combatientes entre sus muros cuando Roma decidió asediarla. Los defensores sabían que la derrota sería inevitable, y ante la idea de rendirse ante los romanos optaron por una salida radical, el suicidio colectivo. Un obstáculo insuperable obligaba a matizar el plan: la ley judía prohibía la muerte por la propia mano; uno de los defensores inevitablemente había de caer en desgracia. Tras un macabro sorteo, diez “afortunados” se encargaron de matar a todos sus compañeros para que, inmediatamente después, uno acabase con los otros nueve y ya sí, suicidarse. Cuando entraron los asediadores romanos encontraron una pila de casi un millar de cadáveres junto a un montón de comida y agua que les mandaban un mensaje claro: sólo el honor y no una situación desesperada les condujo a la muerte.
Hoy persisten las huellas de esta terrible historia en los muros y ruinas de la fortaleza y los ocho campos romanos aún visibles que la rodean. Podemos imaginar el impresionante Palacio del Norte, desde donde se asomaban tres terrazas colgantes. Herodes agrandó el Palacio de la parte occidental y sus almacenes y construyó una serie de enormes cisternas, así como una muralla defensiva.
La conquista de Masada fue el último episodio de la primera guerra entre Roma y Judea y el símbolo más claro de la enconada enemistad entre romanos y judíos.
A. Bermejo Vesga
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
info@oneira.es
Síguenos en nuestras Redes Sociales:
Facebook: https://www.facebook.com/Oneiraviajes/
Twitter: https://twitter.com/OneiraViajes
Instagram: https://www.instagram.com/oneiraviajes/