En Semana Santa de 2024 viajamos a China con Oneira club de viajeros. El sueño del Dragón. ¡Además, realizaremos este viaje desplazándonos en TAV (Tren Alta Velocidad)! ¿Quieres compartir este viaje con nosotros? China, un país, inspiración de poetas, con más de 4500 años de historia, que ya visitamos en 2013 en nuestra anterior etapa PERIPLOS. Conoceremos algunas de las ciudades y paisajes más bellos del Lejano Oriente: rascacielos, Budas de piedra, templos ancestrales, ríos y ciudades ancestrales. Recorreremos lugares admirables como la capital Pekín, de pasado imperial, asombroso contraste entre historia y modernidad, con su Ciudad Prohibida y la Gran Muralla, sus tesoros de tradición milenaria que nos cuentan historias de emperadores legendarios, y a Pekín dedicamos hoy este post de nuestro Blog Oneira. ¡Sigue leyendo!

Pese al crecimiento sin freno de las últimas décadas, prevalecen ricos vestigios del pasado en cada punto de destino. Pekín es una metrópoli que fusiona magistralmente el legado ancestral con la vibrante modernidad. Desde las antiguas callejuelas de los hutongs hasta los imponentes rascacielos que dominan el horizonte, esta ciudad es una amalgama de contrastes cautivadores. Solo en esta ciudad hay siete lugares declarados Patrimonio Mundial por la UNESCO. Los chinos viven por y para la comida. Lo que aquí degustarás apenas tiene que ver con lo que te sirven en España en un restaurante chino. Con 1400 millones gastrónomos, unido a la multiplicidad geográfica y cultural, nos vamos a encontrar en China opciones inagotables para satisfacer nuestro paladar más viajero: auténticos manjares chinos. Beijing (Pekín), con más de 3.000 años de historia ha sido testigo de la evolución de China, desde una pequeña ciudad-estado a la capital de uno de los imperios más poderosos del mundo. Fue sede de varias dinastías, incluida la Ming y la Qing, y albergó la majestuosa Ciudad Prohibida. En el siglo XX, la ciudad fue testigo de momentos cruciales en la historia moderna de China, como la Revolución Cultural y los Juegos Olímpicos de 2008.

Pekín es mucho más que los excelsos monumentos que atesora. sus calles encierran un gran encant. En la Calle de los pinchos o Wangfujing  se encuentra un famoso Mercado de comida callejera, que aunque se llama así, no vayáis a creer que son como los “pinchos” del nuestra tierra, no…,. Este Mercado de Wangfujing en Pekín es una joya gastronómica que ofrece una experiencia culinaria única en el corazón de la ciudad, llamativo por su variada y exótica selección de platos de la cocina callejera china. Desde puestos de brochetas de escorpiones y sepias, caballitos de mar, serpientes, etc, hasta vendedores que preparan en el momento deliciosos dumplings y noodles frescos, el mercado es un festín para los sentidos.  Por este lugar también puedes realizar un bonito paseo, ya que se trata de una de las más importantes arterias comerciales del corazón de Pekín.   Además de los mercados de pinchos y puestos de comida, alberga una amplia variedad de tiendas, boutiques y centros comerciales. Es muy frecuentada por paisanos y visitantes. Descubrirás un ambiente animado y vibrante. 

Si visitas Pekín no dejes de trasladarte a descubrir la Gran Muralla China (DECLARADO PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD POR LA UNESCO EN 1987), uno de los monumentos más emblemáticos del mundo. Esta obra extraordinaria levantada por más de un millón de almas, se extiende a lo largo de 6.000 km y 17 provincias. Está defendida por una impresionante red de 40.000 torres y fortificaciones. La Gran Muralla se funda armoniosamente con el terreno, cabalgando en vertiginosas crestas y desafiando el abismo. Una travesía sinuosa, la de este coloso de piedra, atravesando montañas, desiertos y extensas llanuras en el vasto paisaje geográfico chino, que ha desafiado al tiempo y a la imaginación humana durante milenios. Esta maravilla arquitectónica se extiende como un hilo de leyenda a través de montañas escarpadas y valles profundos, emanando una presencia imponente que susurra historias de glorias antiguas y héroes olvidados. Afirmó Mao Tse Tung “quien no ha subido a la Gran Muralla no es un hombre de verdad”. La Concepción de la Gran Muralla surgió en el s. V a.C. al objeto de contener las “incursiones bárbaras”. Fue en el año 220 a.C. cuando Qin Shi Huang, el primer emperador chino, perfeccionó su diseño y estructura. Durante siglos fue ampliándose y finalmente, en el s. XV, durante la dinastía Ming, obtuvo su configuración actual. Pese a su imponente presencia y los esfuerzos de la soldadesca por repeler ataques, la muralla fue atravesada por los mongoles en el s. XIII y ya en el s. XVII, por los manchúes. Cada ladrillo y cada piedra cuentan una narración silenciosa de imperios que se elevaron y cayeron, de comerciantes y viajeros que cruzaron fronteras y de soldados que defendieron sus tierras.

En una próxima entrada os seguiremos contando más sobre la excelsa capital china. ¡Nos vemos en los viajes!

Alberto  Bermejo 

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