Aclamada como “La perla del Sur” la ciudad cubana de Cienfuegos fue constituida por colonos de origen francés en 1819. El primer nombre que recibió la colonia fue el de Fernandina de Jagua, en honor al rey Fernando VII y a la estirpe aborigen. En 1829, la colonia recibió el nombre de Villa de Cienfuegos, en honor al Capitán General de la isla en el momento de su constitución, José Cienfuegos. Durante las Guerras de Independencia muchos habitantes de la colonia se unieron por la independencia. En la Guerra de 1895 la implicación y cooperación de los cienfuegueros fue vital, ya que cerca de la ciudad sucedió la Heroica Batalla de Maltiempo. Tras el intento frustrado de independencia por los estadounidenses a causa de la constitución de la Base Naval de Guantánamo y la imposición de la Ley Platt, en Cienfuegos se mantuvo la llama de la revolución. Los mismos que durante varias décadas sufrieron la tiranía de la dictadura a comienzos del siglo XX, fueron quienes apoyaron incondicionalmente a Fidel Castro. Esta pequeña urbe ha conseguido cautivar e ilusionar a viajeros de cualquier parte del globo a causa de la belleza de su ilustrado espíritu francés y de su afectuoso estilo caribeño.

Actualmente conserva un centro urbano bastante homogéneo en relación con su arquitectura, colmado de elegantes columnas y fachadas clásicas que no hacen más que reproducir un ambiente similar a la Francia del siglo XIX. La ciudad se encuentra establecida alrededor de la bahía natural más grande de la isla, la bahía de Jagua, de 88 km2. Toda la ciudad disfruta de un agradable ambiente marino, que sumado a la paz que transmiten sus maravillosas calles libres de masificaciones turísticas, hicieron posible que la ciudad fuera proclamada Patrimonio Mundial de la UNESCO en el año 2005. Como curiosidad, en la misma bahía se puede ojear un cartel que dice “La ciudad que más me gusta a mí”, aludiendo a las palabras que pronunció el afamado cantante Benny Moré. Ya en la ciudad, lo más destacable sería el Centro Histórico urbano de Cienfuegos, del que hemos hablado con anterioridad. Otro lugar que no se debe obviar es el maravilloso Teatro Tomás Terry, construido en el siglo XIX y considerado como una leyenda viva de la arquitectura y cultura cubanas. Por sus palcos han pasado figuras internacionales y cubanas reconocidas como Sarah Bernhardt o Alicia Alonso. Cuenta con un estilo ecléctico, con elegantes salas en forma de herradura y con un mobiliario y decorado fantástico, haciendo de este teatro uno de los más selectos y representativos del centro histórico de la ciudad. Otro lugar es el Parque José Martí, como sacado de una novela de finales del siglo XIX, trasladándote a la época de colonización francesa. También es la antigua Plaza de Armas y el centro neurálgico de la ciudad. Si te sitúas en el centro de esta tendrás una visión panorámica de los edificios más representativos y simbólicos de la ciudad: El Palacio de Gobierno de Cienfuegos, el Palacio Ferrer, el Teatro Tomás Terry, el Arco del Triunfo y la Catedral de la Purísima Concepción. Al extremo del parque se sitúa la Catedral de la Purísima Concepción de porte neoclásico. Antes de la llegada de los españoles la ciudad se encontraba deshabitada, pero tras su llegada comprobaron que la Bahía era un lugar ideal para levantar un puerto. El mismo día de la fundación de la ciudad se conmemoró una misa en el mismo suelo donde posteriormente se levantaría la catedral. Alejado del centro histórico y en la zona de Punta Gorda se encuentra el Palacio del Valle, uno de los símbolos arquitectónicos de la ciudad. Su amalgama de estilos y opulencia constructiva le otorgan el título de joya del eclecticismo de la isla. 

¿A que sorprende encontrar esta ciudad con sabor francés en Cuba?

Daniel Bermejo 

ONEIRA club de viajeros

www.oneira.es

info@oneira.es