La necrópolis real conocida como el  Valle de los Reyes, «el lugar de la verdad«,  se encuentra en el lado más occidental de Tebas (Luxor). Y ya lo dijo en su momento Howard Carter, El Valle de los Reyes, ¡Cómo hace soñar ese simple nombre! De todas las cosas maravillosas de Egipto no hay ninguna que excite de tal manera nuestra imaginación. Lejos de los sonidos y de la rutina, en este valle de puro desierto sobre una cima en forma de pirámide natural, reposan más de 30 reyes del Antiguo Egipto, sus faraones. Son 63 tumbas magníficas.

Los ocupantes eligieron en vida este lugar para su eterno descanso por la forma piramidal natural de la picuda cima de la montaña Tebana; con intención asimismo de burlar a los saqueadores. Debido a los graves daños sufridos actualmente solo es posible visitar una decena de tumbas y todas no se pueden ver: el Departamento de Antigüedades de Egipto ha introducido un sistema de rotaciones abriendo un número limitado de tumbas cada día. Los panteones más destacados son: Tumba de Ramsés IX, Tumba de Merenptah, Tumba de Ramsés I, Tumba de Ramsés VI, Tumba de Ramsés III, Tumba de Horemtheb, Tumba de Amenofis II y Tumba de Setnajt.

Durante 5 siglos y 3 dinastías, las XVIII, XIX y XX, de 1552 a 1069 a. C., el Valle de los Reyes fue empleado para acoger las momias de los faraones y de algunos mandatarios aceptados a quedarse por toda la eternidad junto a los soberanos que marcaron con su espíritu aquella magnífica época conocida como el Imperio Nuevo. Por ejemplo, Tutmosis III, Tutankhamon o Ramsés II fueron enterrados aquí. Durante el Reino Antiguo y el Reino Medio, los reyes del Antiguo Egipto eran sepultados en enormes pirámides levantadas en la zona norte del país, cerca de la capital, Menfis.

Tras la construcción de las últimas pirámides, Egipto se adentró en un intenso periodo de crisis generando la pérdida de poder de los faraones. A través de Asia accedieron a Egipto los hicsos, que terminaron dominando la zona del Delta. Al mismo tiempo, la región sur del país terminó en manos de una familia gobernante instalada en Tebas, provocando la división de Egipto en dos. Cuando la familia real de Tebas se apoderó de todo el territorio y sus miembros adquirieron el título de nuevos faraones, decretaron que Tebas se convertiría en la nueva capital del país y que no se construirían más pirámides, ya que estas eran muy grandes y fáciles de robar. Esta decisión implicó el enterramiento de las momias en un lugar más discreto y apartado, donde nadie pudiera acceder y con mayor seguridad. Este lugar es el Valle de los Reyes. La última tumba de las 63  descubiertas fue la de Tutankamón. Suelen estar embellecidas con relieves y fragmentos del Libro de los Muertos junto a otros escritos funerarios.  Es interesante conocer la importancia que concedían los reyes al denominado Libro de los Muertos. Se colocaban estos textos sagrados con las fórmulas que había que pronunciar ante los guardianes en las entradas de cada una de las doce horas de la noche. Estas fórmulas estaban contenidas en estos textos, que realmente los egipcios llamaban «Libro de la salida a la luz».

Los sarcófagos de madera se introducían unos dentro de otros a la manera de muñecas rusas, en ataúdes sucesivos; protectores todos ellos de la momia real. Los primeros féretros son trabajados en madera finalmente labrada y/o tejidos. Los siguientes son elaborados con materiales nobles como oro y vidrio en imitación de piedras preciosas. Los sarcófagos externos son terminados en piedra. Aunque hay diferencias dependiendo de los distintos reyes. Fascinante, ¿no es así?

Daniel Bermejo y Alberto Bermejo

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