Nos robaron los besos… ¿dónde fueron los besos que no dimos?. ¡Cuantos abrazos no compartidos!. Ya nos hemos olvidado de estrechar nuestras manos. El COVID19  ha alterado nuestra íntima y muy latina expresión de saludo y cariño. Nos ha golpeado fuertemente en nuestro ADN. Los españoles, siempre tan cercanos, estamos afectados doblemente. ¿Cuándo recuperaremos los besos? Como sigamos así mucho más tiempo tendremos que hacer cambios importantes en nuestra manera de saludar y de mostrar cariño. Porque qué queréis que os diga, a mí el andar dando codazos no me mola nada.

Aprovechemos que somos amantes de ver otros mundos ahí afuera. Vamos a conocer cómo se saludan en otras latitudes, fuera de Europa,  y quizás, valoremos si nos atrevemos adoptar alguna nueva forma de mostrarnos cercanos y amables, ahora que no podemos besar, ni abrazar, ni dar la mano.

En América, tanto en el norte como en el sur, con distintas diferencias se muestran cariñosos como nosotros, con besos y abrazos diversos. Curioso el saludo en la República Dominicana, este lo podríamos adoptar: los chicos saludan con un choque o uniendo los puños. ¿Una buena opción con COVID19 en lugar de chocar los codos?. Podría valer.

Yo antes de dar codazos adoptaría el saludo tradicional japonés. Me fascinó cuando lo conocí en vivo y en directo, cuando lo experimenté en uno de nuestros viajes de PERIPLOS. Una reverencia, con la espalda recta, todo un arte. Así ponemos nuestra parte más débil en manos del otro. Es distinta la inclinación que podemos mostrar, dependiendo de la persona que tenemos delante. Con el eshaku inclinamos la cabeza unos 15 grados, para saludar a personas con el mismo estatus social.  Keirei es la reverencia estándar, unos 30 grados de inclinación, la más formal. Saikeirei implica un mayor respeto, con 45 grados. Válida para pedir disculpas. Si hemos metido bien la pata, realizaremos la reverencia más extrema, dogeza: una reverencia de rodillas. ¡Casi como si pidiéramos el seppuku!

En el Tíbet, una región del Himalaya que me encantaría visitar, te saludan sacándote la lengua. No se si calaría este saludo entre los españoles; más de uno se molestaría… y se trata de evitar conflictos.

Me gusta el saludo groenlandés, el kunik. Consiste en llevar la nariz y el labio superior a la mejilla de la otra persona e inhalar profundamente. No hay contacto, pero no sé si este gesto se malinterpretaría por parte de nuestros amigos más melindrosos. Y tampoco es que me guste ir olfateando a la gente a la que saludo.

En Guinea Ecuatorial adoptan el saludo más complicado. Posando la mano izquierda en el hombro derecho, acercando la cabezas ligeramente inclinadas como si besáramos con las sienes a un lado y al otro. Creo que este lo descartamos, por difícil.

Entre algunas etnias polinésicas maoríes se saludan acercando las narices y manteniendo contacto también con las frentes. Es similar al saludo de Omán, que visitamos con Oneira este año en enero; según su tradición, el saludo también consiste en juntar las narices. Los esquimales también besan con la nariz. Definitivamente este gesto no tendría mucho éxito, demasiado cerca, no conseguiríamos prevenir el contagio.

En Zimbabwe, al sur de África, es común aplaudir para saludar. El número de aplausos dependería de las circunstancias. Creo que este gesto no lo podríamos adoptar… más de un desconfiado podría considerarlo pitorreo…

Definitivamente me quedo con mi saludo preferido,  el de Tailandia. Y es el que propongo que adoptemos en lugar de los codazos.  El wai, colocando las manos juntas en posición de oración mientras inclinas la cabeza en señal de respeto. Similar al Añjali Mudrč  de India, que es seguido del saludo verbal “Namasté”. ¡Voto por él!

A ver amigos viajeros,  ¿con qué nuevo saludo nos quedamos?

Alberto Bermejo

ONEIRA club de viajeros

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