El próximo mes de diciembre Oneira club de viajeros se embarca a un viaje muy especial a Líbano, aprovechando el Puente de la Inmaculada (diciembre) ¿nos acompañas?. Si nos viéramos forzados a describir brevemente al Líbano, sería como el humilde (en tamaño) punto de cruce de numerosísimas culturas y civilizaciones que, forzadas por las misteriosas corrientes de la historia, acabaron dejando su impronta en este hermoso trozo del Levante mediterráneo. Como prueba de ello tenemos el testimonio silencioso de todos aquellos fenicios, asirios, persas, griegos, romanos, bizantinos, omeyas, cruzados, otomanos e incluso ingleses y franceses que dieron con sus huesos en este lugar, atraídos por el comercio, la aventura, la conquista o cualquier otra de las muchas excusas por la que las personas se lanzan a los caminos. Si te gusta la cultura, la arqueología, la historia, ¡este es tu viaje!

Todo este amasijo humano se dio cita en un minúsculo espacio de 10.400 kilómetros cuadrados, un tamaño similar a la de Asturias, convirtiendo este país en el lugar más denso de historia junto a su vecina Israel. Es tan vasta y diversa su herencia que se traduce en una realidad a día de hoy, pues Líbano sigue siendo ese crisol que fue siempre. Este país, una joya del Mediterráneo, es un país que cautiva los sentidos con su rica amalgama de historia, cultura y belleza natural. Ubicado en el corazón del Medio Oriente, este pequeño pero vibrante país ofrece una experiencia única que combina la majestuosidad de las montañas con las cristalinas aguas del Mar Mediterráneo.

Uno de los mayores expertos españoles en Líbano, Aristegui, afirmó que la demografía de este país es a la vez, su bendición y su condena. Pues dentro de sus fronteras nos encontramos a 5 millones de habitantes (menos que la Comunidad de Madrid) con una cifra aproximadamente similar (según las fuentes que uno consulte) de cristianos y musulmanes, además de un pequeño número de judíos, bahaíes, budistas, hindúes y mormones.  Sin embargo, la cosa no acaba ahí. Si vamos más al detalle encontraremos que entre la población cristiana se aprecia una apabullante diversidad de credos entre los que se encuentran: los maronitas, melkitas, greco-ortodoxos, armenios ortodoxos, armenios católicos, católicos sirios, católico-romanos, asirios, caldeos, coptos y protestantes. Pero los musulmanes no se quedan atrás, y entre sus fieles encontramos: Chiíes, suníes, ismaelíes, drusos, alawitas y nusaríes.  Explicar sus diferencias nos llevaría, como mínimo, un libro entero y nos conducirían a antiquísimos concilios de la iglesia primigenia, viejas lealtades a líderes religiosos que se pierden en la noche de los tiempos, diferencias doctrinales irrenunciables y, en definitiva, a la historia de las creencias humanas.

Este abanico de credos nos da una idea de esa enorme diversidad que caracteriza este país y que repercute incluso en el diseño de sus instituciones. Para proteger la convivencia entre las diferentes religiones y respetar su representación política se acordó que el presidente sería siempre un cristiano maronita, el primer ministro un musulmán sunita y el presidente del parlamente un musulmán chiíta. Además, en el parlamento hay una estricto reparto de escaños entre cristianos y musulmanes, convirtiendo el sistema electoral en un representante ya no de las diferentes ideologías políticas de los libaneses, sino de sus creencias religiosas.

Y esta diversidad observada en las instituciones, como es evidente, se extiende a las festividades, la gastronomía, la arquitectura y cualquier otra materialización cultural, pudiendo en un paseo a pie por Beirut y visitar durante el mismo la mezquita Mohammed Al-Amin, la catedral Sant George o la sinagoga de Maghen Abraham. Esta, y no otra, es la clave de la identidad libanesa, el forzoso arreglo al que numerosas personas de creencias tan diferentes, herederas de una historia intrincada, han llegado para convivir y convertir el Líbano en el maravilloso país que es hoy en día.

Hoy en día  Líbano es una tierra que respira historia por sus cuatro costados, historia impregnada de leyendas. Nos percataremos de ello en Byblos, una de las ciudades habitadas más antiguas del mundo, hasta las impresionantes ruinas romanas de Baalbek. Los vestigios de fenicios, romanos, otomanos y cruzados coexisten en una armonía única, narrando siglos de legado y civilización.

Y actualmente, el pasado histórico de Líbano se funde con la vibrante escena cultural actual. Este crisol de cultura y religiones que descubriremos en nuestro viaje se fusiona actualmente en una rica y vibrante escena artística y cultural, con festivales de música y arte contemporáneo hasta la riqueza de museos y galerías. La creatividad libanesa florece en cada esquina.

Y es que el libanés es un Pueblo que Celebra la Vida. A pesar de los desafíos que ha enfrentado a lo largo de los años, el pueblo libanés es conocido por su resistencia y espíritu de celebración. Las noches en Beirut son legendarias, con una animada escena nocturna que combina la modernidad con la tradición en una danza inolvidable de luces y sonidos. Los que visitéis Líbano con Oneira club de viajeros descubriréis un destino que dejará una impresión imborrable en todos nosotros. ¡Lo veremos!

A.  Bermejo Vesga

Alberto  Bermejo 

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