Epicentro de la cultura judía durante centurias, Kazimierz fue uno de los lugares que más padecieron el terror nazi durante la Segunda Guerra Mundial, y en su mayor parte, los judíos que habitaron este barrio fueron trasladados forzosamente al gueto de Podgorze. Os contamos algo más sobre la triste historia de este emblemático barrio de Cracovia y algunos aspectos interesantes sobre la huella judía en esta gran ciudad de Polonia que es Cracovia.
El Barrio Judío de Kazimierz durante buena parte de su temprana historia fue una región independiente con sus propias normas y fueros donde cristianos y judíos convivían puerta con puerta. En el año 1335, el monarca Casimiro III el Grande fundaría Kazimierz en la periferia sur de la ciudad. Los privilegios otorgados propiciaron el fuerte crecimiento de la comunidad, la constitución de su propio ayuntamiento y la construcción de una plaza casi tan grande como con la cuenta Cracovia. El lugar fue cercado por una muralla y a finales del siglo XIV se convirtió en la ciudad más importante y próspera después de Cracovia.
Los primeros judíos se establecieron en Kazimierz poco después de que su creación, pero no fue hasta el año 1494, momento en que fueron desterrados a extramuros de la ciudad por orden del rey Jan Olbracht, cuando su población creció abrumadoramente. Reasentados al noreste del barrio cristiano, un muro dividía a las dos comunidades. Desde entonces, la historia de Kazimierz se caracterizó por las inundaciones, incendios y plagas, con cristianos y judíos viviendo próximos pero separados. Evadiendo las persecuciones sufridas a lo largo y ancho del viejo continente, judíos de todas partes de Europa llegaron al barrio, haciendo que este creciera exponencialmente y marcando el carácter de la ciudad entera. En cuanto comenzó la II Guerra Mundial, Kazimierz era un barrio de la periferia con mayoría judía que poseía una cultura y un ambiente únicos. Los alemanes mandaron forzosamente a los habitantes judíos hacia un gueto de entrada restringida en Podgórze. Desde este lugar los judíos eran enviados a campos de concentración y de trabajos forzados, donde, con el paso del tiempo, serían ejecutados por el régimen nazi.
En el año 1939 la ciudad contaba con 65 mil judíos y tras el final de la IIGM solo sobrevivieron 6000, menos de un 10% de su población original. Durante la época comunista el barrio sería completamente olvidado y todo cambió cuando que se estrenó La Lista de Schlinder, que sirvió para recordar al mundo la inhumana historia en contra de los judíos. Este es el segundo barrio de la ciudad considerado por la Unesco en 1978 como Patrimonio de la Humanidad. La atractiva e imprescindible Calle Szeroka es el centro de gravedad del barrio. Es bonito pasear a través de algunas de sus calles más importantes, como Józefa, Bozego Ciala o Miodowa, o callejones como los de Lewkowa, Ciemna o Izaaka. Es bastante común visitar alguna sinagoga. Cracovia es, sin duda, una ciudad inigualable que te dejará atónito. Actualmente el barrio desempeña una doble función: reúne numerosos lugares importantes e interesantes (por ejemplo, iglesias, sinagogas y museos) y alberga alguno de los más aclamados y animados cafés, locales de ocio y restaurantes de Cracovia. El Barrio Judío propiamente hablando se encuentra en la parte oriental de Kazimierz y es un núcleo cultural judío que no tiene parangón en Polonia. El barrio ha recuperado algo de su personalidad judía por inauguración de restaurantes kosher con música klezmer en directo, al lado de museos centrados en la cultura judía. Si cruzas el río encontrarás la conocida Fábrica de Oskar Schindler (Muzeum Schindlera) gracias a la película mundialmente conocida “La Lista de Schindler” y dirigida por Steven Spielberg. Oskar Schindler fue un habilidoso hombre de negocios que, miembro del Partido Nazi en busca de oportunidades de negocio, fue inscrito por las SS como informante, algo que le posibilitó establecer un fuerte vínculo con el alto poder nazi. Una vez Polonia fue invadida, Schindler se adueñó de una fábrica de ollas llamada Deutsche Emaillewaren-Fabrik en la que tomó la decisión de elaborar utensilios de campaña. A causa de que la mano de obra alemana era excesivamente cara, resolvió elegir a sus empleados entre los judíos que se hallaban en el campo de trabajo de Plaszow. Una vez fue adquiriendo conocimiento de como los nazis trataban a los judíos, Schindler empezó a tomar conciencia y negoció para que sus empleados pudieran mantenerse lejos del campo de trabajo de Plaszow, alojándolos a todos en la fábrica. A medida que pasaba el tiempo, la fabricación de ollas dejó de ser rentable, por lo que empezó a construir cápsulas de proyectiles, dando la orden de que una parte de ellos fueran defectuosos. Gracias a la labor tan peligrosa que realizó pudo salvar la vida a más de 1200 personas. Actualmente se conserva como el Museo de la Fábrica de Schindler donde alberga una exposición permanente denominada “Cracovia bajo la Ocupación Nazi entre 1939 y 1945”.
Sentimos aún dolor por el gran exterminio de que fue objeto el pueblo judío por el régimen nazi. Lo pude sentir, virtualmente, en mi reciente visita a Berlín y al Campo de Concentración de Sachsenhausen… pero esto es otra historia que más adelante os contaremos.
Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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