La grandeza y el poder de Tebas llegaron a oídos de los antiguos griegos 1000 años antes de nuestra era. Ya en la ciudad y muy cerca del Museo de Luxor se encuentra el Templo de Karnak, el más grande de Egipto conocido como el gran santuario de Amón. Antiguamente fue llamado Ipet Sut (el lugar más venerado) y se designó como el “centro del mundo”, el lugar donde Amón, tras darse vida a sí mismo, creo a los seres vivos y a las cosas. Durante casi 2000 años (desde el 2200 hasta el 360 a. C.), los faraones embellecieron el principal y más importante centro de culto del Antiguo Egipto, ofrendado a Amón, el gran dios del nuevo imperio. Los faraones más destacados que participaron en su construcción fueron Hatshepsut, Seti I, Ramsés II y Ramsés III, los mismos que competían erigiendo obeliscos y edificios para honrar al dios. Antes de entrar al templo se encuentra la Avenida de las Esfinges, donde hay 40 esfinges con cabeza de carnero, las cuales en el pasado llegaban hasta el Templo de Luxor y el río Nilo cumpliendo la función de protectoras y guardianas del templo. Con total seguridad lo más fascinante del Templo de Karnak es su sala hipóstila en forma de papiros gigantes, rodeada por las casas de Mut y Jonsu, ocupando un área amplísima y conteniendo más de 130 columnas, de las cuales 12 se encargaban de mantener el techo a 23 metros de altura, actualmente destruido. Las escenas en las paredes interiores muestran a los sacerdotes y a la realeza en actitudes religiosas mientras que en las exteriores se muestran al omnipotente faraón. Asimismo, en el templo se desarrolla una de las exhibiciones de sonido y luz más famosas del país. El espectáculo se basa en ir progresando a través del templo mientras se disfruta de una historia y se van iluminando distintas partes del templo. El gran patio es la zona más amplia de Karnak, hallándose a su izquierda el santuario de Seti II y en la esquina sureste el templo de Ramsés III. Entre el séptimo y el octavo pilón se extiende el lago sagrado. Al templo se accedía por El Pórtico y más allá se encontraba la Capilla de Arco Iris, donde se guardaba la barca sagrada de Amón. Este conjunto monumental muestra diversas salas e importantes estancias, más allá del Gran Templo de Amón-Ra. El Primer Patio estaba ocupado por el Quiosco de Taharqa (una sola columna queda). La Capilla Central está precedida de dos estatuas reales. Saliendo de la sala hipóstila se accede al Patio de los Obeliscos, simétricos, construidos por Tutmosis I. A destacar asimismo la Sala de la Barca y Palacio de Maat; en sus paredes, decoración con escenas del faraón haciendo sus ofrendas a Amón-Ra. En el Ajmenu y sus anexos los muros se encuentran en estado calamitoso, aunque se conservan algunas pinturas murales. Entre los Edificios Orientales se encuentran los restos del Templo-De-Amón-Que-Escucha-Las-Oraciones. Otras interesantes áreas son la Avenida de las procesiones y el Templo de Opet entre muchas otras.

El Templo de Lúxor fue descubierto hace 135 años y está considerado uno de los templos más maravillosos de todo el país. El templo posee una extensión de 260 metros y está ofrendado a Amón, dios de los vientos. Curiosamente, el obelisco que resplandece en la Plaza de la Concordia de París es un regalo por parte de Mohamed Alí hace más de 180 años que procede de este maravilloso templo. A destacar el Gran Pilono a modo de fachada del templo y el Patio de Ramsés II. En una esquina una Capilla a modo de triple sala para las barcas sagradas de Amón, Mut y Jonsu. La Gran Columnata muestra una decoración interior que data del efímero reinado de Tutankamón. El Patio de Amenofis III puede admirarse casi por completo con sus pórticos con columnas fasciculadas; comunica con una sala profunda: el pronaos. En la Mammisi (sala del Nacimiento) la madre del rey se casaba anualmente con Amón-Ra. Las dependencias de Amón en Luxor se articulaban en torno a una gran sala con columna transversal.

En el Museo de Luxor se exhiben objetos de valor imponderable procedentes de la antigua Tebas. El museo fue erigido hace más de 40 años por el prestigio arquitecto egipcio Mahmud El Hakim y ofrece una cuidada recopilación de antigüedades. En la sala principal se encuentra la cabeza de la diosa vaca recuperada del sarcófago de Tutankamón También destaca el espléndido conjunto de esculturas encontradas en el Templo de Luxor en 1989, entre ellas las de Akhenatón y las estatua de Tutmosis III. Otras estatuas de gran belleza representan a las diosas Iunit y Hator. Destacable es la estela de Kamosis, que relata la victoria de los tebanos frente a los hicsos, verdadero nacimiento del Imperio Nuevo. Atención a un hermoso coloso osiriaco de Sesostris I.

Os seguiremos contando historias del Antiguo Egipto en próximos posts.

Alberto Bermejo y Daniel Bermejo

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