Dicen los historiadores que somos fundamental y esencialmente romanos. Que nuestra estirpe latina sienta sus raíces en estos insignes guerreros, ingenieros y legisladores paganos procedentes de la península itálica. Que, si nos miramos al espejo, vemos a un romano.

Pues no es del todo cierto, querido lector. Muy probablemente le debemos mucho a la gran civilización mediterránea que representaron los etruscos, también vecinos, ya que se expandieron desde muy cerca de Roma entre los siglos 900 a.de C. y los 90 d.C. aproximadamente.

Es impresionante, no dejes de visitarla, la nueva exposición internacional que nuestro querido MARQ Museo Arqueológico de Alicante, ofrece a todos los que se animen a visitarla hasta el 12 de diciembre de 2021 centrada en la civilización etrusca, por gentileza de MAF-MUSEO ARCHEOLOGICO NAZIONALE DI FIRENZE Y EL MUSEO ETRUSCO GUARNACCI DI VOLTERRA, que ha prestado las piezas de la colección, algunas extraordinarias. Acompañado de sugestivas gráficas e impactantes medios audiovisuales que nos permite hacernos una idea de la civilización de la antigua Toscana, su estructura social, política y urbana, así como su dimensión divina y religiosa, sus ritos funerarios, y su arte y arquitectura.

Y es que los etruscos también guardan cierta relación con nosotros, nuestros ancestros,  con los pueblos íberos que poblaron la piel de toro hace un par de milenios. Tienen algunos aspectos en común. Los etruscos, originarios de la Toscana italiana, fueron aplastados por el poder de Roma. Pero los romanos bebieron de sus fuentes (culturales, religiosas, sociales…) para constituir parte de su civilización.

171 objetos encontrados en excavaciones de necrópolis y ciudades componen la muestra. Urnas de decoración magnífica, recreando al finado; estelas que muestran un dinamismo muy especial, relieves funerarios muy bien trabajados, objetos decorativos y menaje de hogar muy curioso, como esos platos con forma de barco; ejemplos artísticos de su querencia por las artes adivinatorias y las prácticas rituales.  Por otra parte, las cerámicas etruscas nos recuerdan a las griegas. No en vano, los etruscos se hicieron a la mar, por el que mostraban gran preferencia y realizaron intercambios comerciales con los griegos más al Oriente.

Las mujeres gozaron de un buen grado de libertad en la sociedad etrusca, respecto de otras sociedades de la época.  Participaban en actos públicos y ejercían incluso funciones sacerdotales. Los etruscos se daban a la buena vida y organizaban fiestas y simposios; reclinados en “triclinios” (no sé el nombre etrusco) comían y bebían el vino de la tierra. Sus templos eran espacio de oración y también de encuentro, a modo de ágoras. Eran de planta cuadrada y dividos en dos partes, con distintas funciones.

El panteón etrusco, sus dioses, estuvo influenciado por diferentes factores y civilizaciones. Sus dioses se inspiraron en Grecia y Oriente. En la época antigua sus dioses no eran antropomorfos, sino más apegados a elementos de la naturaleza. Tras una vigorosa helenización del panteón las divinidades etruscas asumieron los aspectos y funciones de los dioses griegos. Los romanos, a su vez, se inspiraron en los etruscos para establecer sus dioses. El Zeus griego, fue Tinia en Etruria, y Júpiter en Roma. Atenea, en Grecia, fue Menrva para los etruscos y Minerva para los romanos. La misma correspondencia encontramos entre Afrodita (griega) Turán (etrusca) y Venus (romana). La misma diosa. Y así con todos ellos.

Os dejo aquí, en Facebook e Instagram algunas fotos de algunas de las obras de la exposición. Además de conocer la cultura etrusca, acércate y contempla estos maravillosos ejemplos de esta fenecida civilización, que tantos puntos en común tienen con lo que somos.

Alberto Bermejo | ONEIRA, un viaje a tus sueños

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