El desierto de Wahiba es uno de los más bellos del mundo y merece la pena conocerlo. Ha sido objeto de interés científico desde que llegó una expedición de la Real Sociedad Geográfica en 1986 recogiendo información de su biodiversidad, flora y fauna. Su paisaje anaranjado nos dejará fascinados. Lo visitaremos en nuestro viaje Oneira de enero de 2020 a Omán y Emiratos.

El desierto de Arabia ha sido caracterizado durante siglos como una región inhóspita que ha sido hogar y protección de las tribus beduinas durante siglos. Algunos definen el desierto como esa prolongación falsamente aburrida y efectivamente inhóspita donde te puedes sentir completamente libre. Su belleza e inmensidad son indescriptibles,  un espacio vital que debe ser observado y respirado allí, sobre sus dunas, en la arena. Y es que uno acaba fascinado, se acaba dando cuenta de lo poco que necesita, de lo que realmente vale la pena. Noches donde la luna y las estrellas lo iluminan todo, lejos de las ciudades, de la monotonía incansable de nuestro día a día, un lugar donde dejar en blanco la mente para comenzar a sentir. Y no solo eso, la hospitalidad y vivacidad de las gentes que allí coexisten, personas que conocen la ferocidad del desierto, pero también su grandeza y perfección. La descripción previa hace referencia a Wahiba Sands, uno de los desiertos más hermosos del mundo que se encuentra en Omán. Su increíble belleza es de tal envergadura que no cabe duda en que es una de las visitas irreemplazables que se debe realizar en el país. Su extensión total es de unos 160 km de norte a sur y unos 80 km de este a oeste mientras que sus dunas de arena fina y dorada pueden alcanzar alturas de hasta 150 metros. Éstas están distribuidas en corredores que circulan de norte a sur. Una vez que penetras en ellas, envuelven todo el horizonte en un apasionante paisaje de color anaranjado. Y ya si pensamos en disfrutar de una mágica puesta de sol en Omán podremos hablar de una experiencia más que increíble. El ser testigo del declive del día, en el desierto de Wahiba y al mismo tiempo ver como se oculta el sol detrás del océano de dunas no tiene precio. 

Después de disfrutar de las dunas es normal visitar una Casa Beduina. La hospitalidad omaní es algo que debe tenerse en cuenta ya que parte importante de conocer un país es interactuar con sus gentes. La compañía de unos verdaderos beduinos del desierto junto a unos dátiles y té pueden parecer poca cosa a simple vista, pero al mismo tiempo nos llenará de sabiduría y de comprensión penetrar y compartir su estilo de vida. 

Daniel Bermejo 

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