En noviembre y diciembre ONEIRA club de viajeros visita Japón. Organizamos un par de salidas para descubrir el País del Sol Naciente. Hay una plaza o un par de plazas esperándote para ti, ¿te vienes con nosotros a conocer Japón?.
La huella que deja Japón en la historia universal es importante. Conoceremos muchas historias sobre el país. Hoy te invito a conocer mejor los acontecimientos que se esconden tras la película El último samurái, protagonizada por Tom Cruise, aquella en la que éste encarna el papel de un consultor militar estadounidense encargado de la modernización del ejército nipón en la Restauración Meiji. También recordaréis el mandato que le fue encomendado, eliminar al rebelde Katsumoto, aquel que representa al último samurái en la película y, en definitiva, seguramente tendréis en vuestra memoria la transformación de Cruise de alcohólico deprimido por sus experiencias de soldado a sabio samurái. Desgraciadamente, ni la época ni los personajes de la película coinciden con la verdadera historia que ahora describiré. ¿Quieres conocerla? Sigue leyendo en nuestro Blog Oneira.
Lo primero, debemos entender el contexto de la película y el contexto histórico real. Nuestro protagonista, Tom Cruise, llega a Japón en la Restauración Meiji, un período de transición que puso fin al Shogunato Tokugawa. Supongo que os estaréis preguntando, ¿Qué significa lo que acabo de leer?
El shogunato fue el gobierno militar establecido en Japón con breves interrupciones entre finales del siglo XII hasta la antes mencionada Restauración Meiji de 1868. Durante el período de los shogunatos, existía una especie de dictadura militar sometida al emperador de Japón. El shogun, general en jefe de las fuerzas armadas de Japón, tenía el poder militar y político del país mientras que el emperador tenía el poder espiritual y religioso, a modo de enlace entre las personas y los dioses. El emperador no tenía poder real, sino que dependía del shogun, que era el mayor rango que un señor feudal podía poseer. Además, estos no eran los únicos que tenían peso en el gobierno nipón, los clanes y los samuráis fueron muy influyentes a causa del poder histórico y de sus derechos especiales.
Existieron tres shogunatos durante la historia nipón, El Kamakura, el Ashikaga y el Tokugawa. Nos centraremos en el desenlace del Tokugawa, ya que este abarca desde el año 1603 hasta el 1868, momento en que se lleva a cabo la Restauración Meiji. Ahora bien, esta “restauración” fue la sucesión política que llevó al Shogunato Tokugawa a su final para renovar el poder en Japón. Esta revolución fue particularmente única en la narración de la historia ya que parte de la misma aristocracia entendió la necesidad de cambio y decidieron renunciar a sus derechos especiales. Aquí empezó el enfrentamiento que terminó con la victoria del Emperador Meiji y su ejército, iniciándose el periodo del gobierno Meiji.
Tom Cruise (el capitán Nathan Algren en la película) fue encomendado como consultor militar estadounidense para la modernización del ejército nipón. Aquí ya hay incontables deformaciones de la historia ya que ni el protagonista se llamaba así, ni tampoco fue consultor militar del ejército nipón, ni era estadounidense.
Jules Brunet era un oficial francés que Napoleón III envió a Japón como consultor militar. Destacó en la segunda intervención francesa de México bajo sus órdenes, recibiendo la Légion d’Honneur. Sin embargo, nunca sirvió al emperador Meiji, sino al shogun Tokugawa (al “enemigo” que el ejército nipón tuvo que enfrentar y no al contrario) para formar e instruir a sus fuerzas de élite. Durante su misión, Brunet quedó maravillado por las tradiciones y por la cultura japonesa, pero como sucede en la película, era un periodo de altísima inestabilidad política.
En 1868, el Emperador Meiji se hizo oficialmente con el poder y fue respaldado y apoyado por multitud de clanes, Los Ishin Shishi, defensores de la monarquía centralista Meiji y opositores al feudalismo del shogunato, pero el Shogún no quiso reconocer al Emperador, por lo que empezó una guerra civil (conocida como Boshin) que enfrentó al bando aperturista, comandada por el Emperador, contra el Shogún y los defensores de la tradición. Las tropas imperiales se dirigieron a Edo, que posteriormente sería conocida como Tokio, donde el embajador francés Léon Roches preparó una estrategia para preservar la ciudad, pero en el último momento el Shogún decidió retirarse haciendo que su ejército fuera derrotado en la batalla de Koshu-Katsunama. Brunet, que llevaba un año instruyendo al ejército del shogún, recibió la orden de evacuar la isla debido al inicio de los enfrentamientos, pero la rechazó y se unió al bando del shogún en el norte de Japón. 2 meses después se produjo la toma de Edo y aunque esto parecía poner fin al conflicto, con la ayuda del almirante Enomoto Takeaki, fiel al Shogunato Tokugawa, Brunet, cuatro oficiales franceses y unos miles de fieles a la tradición huyeron a la isla Ezo, actualmente conocida como Hokkaido, donde nuestro protagonista fue nombrado segundo al mando del ejército del shogunato.
Previsiblemente, los soldados franceses abandonaron la misión que les habían encomendado y con Jules Brunet al mando, los rebeldes del shogún sitiaron y capturaron el fuerte de Goryokaku, que estaba en manos de las tropas del ejercito nipón. Posteriormente conquistarían Hakodate, lugar donde se proclamó la República de Ezo el 15 de diciembre de 1868, nombrando presidente al almirante Enomoto Takeaki. Francia y otras naciones europeas reconocieron la República de Ezo, la única en la historia de Japón. Finalmente, y tras más de 3 meses, una gran hueste de más de 10000 hombres del ejército imperial llegó a Ezo, derrotando al ejército del almirante primero en el fuerte Goryokaku y luego en Hakodate, poniendo fin a la aventura de nuestro protagonista francés.
Brunet abandonó Japón rumbo a Francia, donde a pesar de ser recibido como un héroe fue juzgado por desobedecer las órdenes de permanecer al margen. Sin embargo, pudo continuar su carrera militar alcanzando antes de su fallecimiento el rango de general.
Pero ¿dónde queda Ken Watanabe, el actor que interpretó a Katsumoto, el gran último samurái de la película? ¿Recordáis que antes he mencionado a los Ishin Shishi, gente de origen noble defensores de la monarquía centralista Meiji y opositores al feudalismo del shogunato?
Pues bien, Saigo Takamori, el verdadero último samurái, era uno de los terratenientes del Ishin Shishi que derrocó al shogun. Fue uno de los más críticos opositores a la revolución pacífica, y demandó que los Tokugawa, el clan del último shogún, fueran expropiados de sus tierras y de su estatus especial. Su posición inamovible fue unas de las principales causas de la propia guerra Boshin. Es más, durante esta guerra, lideró las fuerzas imperiales en la Batalla de Toba-Fushimi, y posteriormente las lideró sobre Edo, derrotando a las fuerzas del shogunato (seguramente entre ellos a Brunet y a sus compañeros). Ayudó a traer la modernidad a Japón, su clan obtuvo mucho poder como recompensa a sus esfuerzos y muchos de sus integrantes pasaron a ser miembros del nuevo gobierno Meiji. Es curioso que, el mismo protagonista de la película que intenta luchar contra la decadencia y a favor de la tradición enfrentándose a todo el imperio, en la historia real sea uno de los mayores ejecutores de este plan, aunque podemos decir a su favor que la historia no terminó tal cual empezó.
Takamori era partidario de declarar la guerra a Corea con el fin de anexionar este país antes que lo hicieran los países occidentales. Su mayor argumento era que Corea se negaba a aceptar al Emperador Meiji como jefe de estado del Imperio de Japón. Incluso estuvo dispuesto a ir a Corea y provocar, a propósito, un casus belli, (lo cual hace referencia a la circunstancia que supone causa o pretexto para establecer una acción bélica) de manera tal que los coreanos no tuvieran más opción que asesinarlo (prácticamente, una provocación suicida para provocar una guerra). También tenía otras razones ya que sus hombres, que habían sido educados como guerreros, se encontraron con un país unificado, sin nada ni nadie a quien combatir, con el modo de vida samurái condenado a perecer y sin saber que hacer. Los miembros del gobierno se opusieron férreamente a esta idea (además es importante decir que el gobierno del emperador, como se puede apreciar en la película, estaba negociando y abriéndose al mundo occidental, cuestión que tampoco gustó especialmente al terrateniente), por lo que Takamori, frustrado, renunció al gobierno en señal de protesta y decidió regresar a Kagoshima.
Fue aquí donde decidió fundar una academia, para educar y entrenar militarmente a los habitantes de la zona y donde muchos de los descontentos con la situación del país nipón, como otros samuráis que renunciaron a su posición en el gobierno, decidieron refugiarse. Este hecho produjo ciertas sospechas por parte de las autoridades de Tokio, y temiendo una rebelión, el gobierno Meiji decide enviar barcos de guerra a Kagoshima, con el fin de eliminar las armas en la región. Además, se eliminaron las remuneraciones en arroz a los samuráis y provocó un conflicto abierto entre el gobierno y los samuráis.
Finalmente, Takamori aceptó el liderazgo de los rebeldes contra el gobierno central, conocido como la Rebelión Satsuma. Esta rebelión fue derrotada a los pocos meses por el Ejército Imperial Japonés, que combinó una fuerza de 300 mil samuráis leales al gobierno y soldados reclutados bajo el comando de Kawamura Sumiyoshi. Estas tropas estaban modernizadas, usaban morteros y globos de observación. En cambio, las de Satsuma rondaban incialmente los 40 mil hombres, quedando reducido sólo a 400 al final de la guerra en la Batalla de Shiroyama. A pesar de que las fuerzas de Satsuma, como en la película, pretendían preservar el papel de los samuráis, usaron métodos militares occidentales, armas de fuego y cañones; incluso en las descripciones de Takamori se le veía vestido con uniforme militar occidental.
Al final de la rebelión, cuando se agotaron las municiones y las armas modernas, debieron atacar con espadas, arcos y flechas. En esta batalla, Takamori quedó gravamente herido, y al no querer ser capturado o asesinado por el enemigo, En la batalla de Shiroyama, Takamori quedó gravemente herido, y al no querer ser capturado o asesinado por el enemigo, pidió a un compañero que lo decapitara, para preservar su honor como samurái. Otra leyenda sugiere que Saigō había cometido el seppuku, una forma tradicional de suicidio; pero la autopsia y los documentos históricos de la época niegan este hecho. La muerte de Takamori derivó en el fin de la rebelión y la supresión definitiva de la clase samurái en Japón, que había dominado el país desde el siglo XII. También existieron leyendas que negaban la muerte de Saigō Takamori, los japoneses creían que se había escapado a la India, a China o a Rusi y que volvería para vengarse del gobierno. En reconocimiento por su labor como samurái y su ayuda con el pueblo japonés, el gobierno Meiji lo perdonó de manera póstuma el 22 de febrero de 1889. En 1898 el gobierno erigió una estatua de bronce en el parque Ueno, en Tokio; en ese monumento está vestido de forma tradicional, paseando a su perro. También se le erigió otra estatua, vestido con uniforme militar, en el Parque Chūō de Kagoshima.
Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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