Safari Oneira Tanzania 2019: los cinco grandes de África
Algunos viajeros se asombran con las inabarcables llanuras de África, otros se abruman con la percepción de que el tiempo se detiene ante tales horizontes y gran parte de ellos quedan estupefactos si logran observar a los cinco grandes africanos: león, leopardo, elefante, rinoceronte y búfalo. Hagamos un repaso de estos animales que podemos encontrarnos en los grandes parques nacionales de Kenia y Tanzania.
El nombre en swahili del león es simba (característico de la famosa película El Rey León), en general son las leonas las que se encargan de cazar el alimento de toda la manada. Se le considera el rey de la selva, icono de los safaris africanos, un ser magnífico. Su población ha disminuido en un 75% desde 1990. Su peso es de 120-150 kg en las hembras, 150-225 kg si es macho. Aunque los puedes ver tendidos a la sombra, son los depredadores más temidas de África. Están provistos de unos colmillos que desgarran huesos y tendones sin esfuerzo y pueden derribar hasta una jirafa.
El rinoceronte negro puede vivir entre 40 y 45 años y actualmente se encuentra al borde de la extinción (en 20 años ha descendido de los 100 mil a los 2500 ejemplares). Es un animal icónico, casi al borde de la extinción por la caza furtiva. Su capacidad auditiva es asombrosa. Llegan a vivir hasta 40 años. Son de naturaleza solitaria y conseguir observar uno no es tarea fácil. Si se enfadan, cargan a uno velocidad de hasta 55 km/h.
El elefante es el animal terrestre más grande del mundo y desde su enorme trompa surgen unos colmillos que pueden medir hasta 3 metros. Es el rey de las bestias. Vive en una sociedad liderada por las hembras más mayores, que son las que dirigen al resto del grupo en sus migraciones. Suelen ser pacíficos, aunque a veces los machos son impredecibles por lo que hay que tener cuidado con ellos. Se alimentan de ramas y pasto, comiendo casi 200 kg al día de materia vegetal (15 horas al día) y bebiendo casi 200 litros de agua al día. Se defienden con sus colmillos pero también los utilizan para encontrar sal o agua.
El leopardo. Tan esquivo como bello, es el mayor depredador y el más escurridizo animal de toda África. El mejor cazador solitario y nocturno. Depende de su camuflaje perfecto para no dejarse ver; sus gruñidos son inconfundibles. Suele encontrarse vigilando y descansando desde lo alto de las ramas de los árboles. Es el cazador más adaptable y desconfiado de entre los felinos; no está en peligro de extinción. Caza desde antílopes hasta babuinos e insectos (suele esconder sus mejores presas en lo alto de los árboles para defenderse de los carroñeros).
El búfalo puede llegar a pesar 800 kg, posee cuernos separados y gruesos. Su apariencia no debe llamar a engaño; de humor cambiante e inestable puede llegar a ser muy peligroso si te sorprende fuera de tu vehículo. Decía Robert Rouark, un novelista americano, que el búfalo tiene el aspecto de que le debemos dinero. Su embestida puede llegar a ser mortal. Es fácil de ver, con una población aproximada en toda África de más de un millón de individuos. Su peor enemigo son las manadas de leones. Disfrutan más del agua que los rinocerontes y elefantes, y no suelen separarse de esta más de 10 o 15 km.
¿Te atreves a conocer los cinco grandes africanos en Tanzania?
Daniel Bermejo
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
¡Un viaje a tus sueños!
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Tanzania: geografía tribal y un paseo por Mto Wa Mbu
Tanzania tiene numerosas curiosidades geográficas que nos gustaría exponer brevemente. La capital actual del país no es Dar es Salaam sino Dodoma. En 1996 se trasladó buscando un lugar geográfico más céntrico. Tanzania posee records en lo que respecta a los lagos. El Tanganika es el lago de agua dulce más extenso del mundo con 677 km mientras que también es el segundo en profundidad con 1433 metros. Asimismo, el lago Victoria es el lago de agua dulce con mayor superficie de África y el segundo más grande del mundo. También aquí se encuentra el punto más bajo y alto de África. El Kilimanjaro es una montaña al noreste del país sobre la cordillera del Gran Valle del Rift con una altura de casi 6 mil metros, siendo considerado la más alta de toda África. También, el fondo del lago Tanganika se encuentra a 363 bajo el nivel del mar.
Además de sus increíbles paisajes, Tanzania es el lugar donde viven más de 120 tribus distintas Tanzania es el lugar donde viven más de 120 tribus distintas, motivo de orgullo para el país. Cada una de las tribus expresa sus características culturales propias, lo que implica una riqueza cultural transcendental. Esta riqueza se ve expresada en la lengua, el swajili, la cual es la principal y a la que ya hemos dedicado un artículo en este blog, aunque a ella le acompañan el inglés, alemán e incluso el árabe. El swajili, arriba comentamos, surgió a partir de una base gramatical bantú con la adhesión de abundantes palabras persas y árabes. Una de las tribus más importantes del país es los Masái, un pueblo de pastores situado cerca de Arusha. Otra tribu de vital importancia son los bosquimanos, que se encuentran en mayor proporción en Zimbabwe, Nambia, Botswana y Sudáfrica. Son uno de los pueblos más primitivos que existen en la actualidad y posee una característica interesante en su forma de comunicarse ya que utilizan los chasquidos de la lengua para expresar sus palabras. Otras tribus igualmente importantes son los Datoga, los Iraqw y los Chaga entre otros.
Si se viaja entre Arusha y Ngorongoro, Mto Wa Mbu es la ajetreada puerta de acceso al lago Manyara, que lo sustenta las aguas del conocido río de los Mosquitos. En nuestro safari visitaremos esta población y descubrir el encanto de sus gentes. Con el paso del tiempo, este característico lugar, donde están personificadas las 120 tribus del país y con una población de 4000 personas, se ha transformado en un práctico centro de viajeros con todos los servicios que puede necesitar todo trotamundos. Además, el lugar ofrece una serie de actividades que permitirán entender el día a día del pueblo tanzano de una forma muy interesante y con una gran experiencia sociocultural. Una excelente oportunidad para conocer a los lugareños. El programa de turismo cultural del pueblo enfatiza los circuitos a pie o en bicicleta por las aldeas próximas, viendo mercados y una contigua cascada, con particular atención en la agricultura local y algunas excursiones por la garganta. De lo que se trata es experimentar el encuentro con un verdadero poblado africano abierto a sus visitantes. Uno aquí puede sentir la inocencia de los más pequeños, que se acercan trotando a saludarte en todo momento. Se encuentra rodeado de cultivos como arrozales, zonas habitadas y plantaciones de banano extendiéndose allí hasta donde la vista puede alcanzar. La ganadería también es de vital importancia en la economía, por lo que es muy normal que cada familia tenga sus propios animales junto a su hogar y cruzarnos con ellos como si de la India se tratase. Aquí se pueden apreciar con claridad las acacias típicas del Tarangire, con algunos primates mirando con curiosidad desde los árboles, aunque siempre debemos tener cuidado con el camino, ya que algún elefante puede haber hecho sus necesidades donde vayamos a poner el pie. La pintura africana es sencillamente espectacular, llena de alegría y colorido, con un trazo muy especial. También es posible que nos encontremos algunos artistas tallando ébano. Atención, si os encanta la cerveza artesana, este es vuestro sitio.
Daniel Bermejo
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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Parque Nacional de Tarangire, el reino de los elefantes
El Parque Nacional de Tarangire se sitúa al norte de Tanzania, a unos 120 km de la ciudad de Arusha y a la misma distancia del Parque Nacional del Lago Manyara. Recibe este nombre a causa del río Tarangire, el cual atraviesa de forma longitudinal sus increíbles y singulares rincones. Se expande a lo largo de más de 2800 km2 y se encuentra por encima de los mil metros de altura sobre el nivel del mar. Los animales no solo son lo único que puede disfrutarse de este salvaje lugar, también lo son sus paisajes, los cuales son razón suficiente para querer visitar este pletórico emplazamiento. Característico por su semejanza a la típica sabana de hierba africana, posee una orografía bastante plana, sin cambios drásticos del relieve y sin montañas que sobresalgan a su alrededor. Aunque el lugar es foco de vegetación y especies arbóreas, no se ha hecho una intensa investigación al respecto. Los árboles más numerosos son los baobabs (árboles de botella), que proporcionan un paisaje cautivador junto con los termiteros y los fantásticos pantanos por doquier. También las especies del género acacia como son la drepanolobium, talhas, tortilis y commiphora proporcionan una imagen seductora del parque. Este lugar atrae de forma natural a una de las más importantes concentraciones de fauna salvaje de todo el país, como imponentes elefantes, jirafas, cebras, ñus, antílopes, facóceros (el famoso personaje de dibujos animados conocido por todos, Pumba) y posibilita la exitosa observación de especies tan interesantes como el oryx (antílopes con forma de caballo) y el kudu (el gran antílope africano).
El parque contiene la mayor densidad de población de elefantes del mundo. Estos menudean las llanuras del parque como si fueran ganado mientras que en las noches se puede escuchar el relinche de las cebras y el rugir del rey de la sabana, el león. Con más dificultad, se puede observar y apreciar alguno de los grandes felinos africanos como el leopardo y el guepardo mientras que al mismo tiempo hay más de 700 leones merodeando el corazón del parque. Durante la temporada seca (hasta octubre/principios noviembre), es el río Tarangire el único que proporciona agua constante en la zona, convirtiéndose en un lugar de retiro fantástico para los animales de los alrededores del territorio. Asimismo, los aficionados a la ornitología pueden observar más de 450 especies de aves en el parque, muchas de ellas sorprendentes y singulares. De hecho, Tarangire cuenta con la segunda mayor proporción de animales de toda Tanzania, solo superado por el Parque Nacional del Serengueti. Ya en el interior, destacamos el triángulo del norte, bordeado por el parque al oeste y noreste y por el río Tarangire al sur, con uno de los emplazamientos con animales más agradables del parque y con un acceso fácil. En el corazón de un entorno diverso con vivos bosques y llanuras planas, conviven numerosos elefantes, ñus y cebras en está zona repleta de baobabs y algún que otro león. Si nos dirigimos al sur, los animales se acercan a matar la sed al valle del río Tarangire, que divide el parque en dos, y entretanto, en los pantanos de Lormakau, Ngusero Oloirobi y Silale se siente el riesgo, con los depredadores acechando al mismo tiempo que los herbívoros beben. Esta sucesión de pantanos se desparrama de norte a sur atravesando el parque. El pantano de Gurusi, al suroeste del parque, es otra zona abundante de animales. Al suroeste de Tarangire Hill, a 200 metros de la vía principal que traspasa el parque de norte a sur, Poacher’s Hide es un antiguo baobab con un camuflado acceso y una abertura donde se ocultaban los cazadores furtivos.
Es información densa, ¡aunque lo mejor es vivir esta auténtica aventura en África!
Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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Arusha, Tanzania y Monte Kilimanjaro
Arusha es considerada la puerta de entrada al país para iniciar una aventura hacia los circuitos del norte, con apasionantes parques nacionales y experiencias que disfrutar. No obstante, también es una gran ciudad africana con sus implícitas incoherencias. Su mayor virtud es la increíble ubicación que disfruta, cerca de lugares como el Kilimanjaro, el Parque Nacional del Serengueti, Área de Conservación de Ngorongoro, el monte Meru, etc. Este suceso geográfico ha transformado Arusha en un centro organizativo de expediciones, safaris y cualesquiera actividades que puedan realizarse en los alrededores.
Aquí se puede descansar del rigor de las carreteras del país ya que cuenta con agradables restaurantes y cómodos alojamientos. Además, el lugar es verde y pletórico en casi toda su extensión, gozando también de un clima moderado y cómodo gracias a su situación a 1300 metros de altitud y protegido por la cercanía del monte Meru ( más de 4500 metros de altura). Si nos centramos en el programa cultural de Arusha, este no es muy impactante, aunque tiene cierto interés entre los viajeros que pernoctan en la ciudad. Por ejemplo, la urbe cuenta con un Museo de Historia Natural, construido hace más de 120 años por los colonizadores alemanes. Aquí se puede disfrutar de una sección sobre la evolución del hombre que se distingue de las de otros lugares porque Tanzania es uno de los países más importantes del mundo en lo que respecta al descubrimiento de fósiles de antiguos homínidos. También hay exhibiciones de insectos y crónicas sobre el periodo alemán en Arusha. En el Museo de la Declaración de Arusha se pueden disfrutar también de algunas imágenes de la época colonial y fragmentos etnográficos entre otras cosas. Algunos tours se adentran en el corazón de la ciudad de la forma en la que los lugareños lo hacen con el fin de mostrar el día a día de la ciudad y su humilde funcionamiento. Otros organizan clases de percusión, clases para construir tu propio tambor tradicional tanzano e incluso curso de cocina típica de la región.
Y aunque no tocamos en este viaje el Monte Kilimanjaro, difícil resistirse a la tentación de subirlo, hemos de hacer un pequeño homenaje y citarlo. El Monte Kilimanjaro es el pico más alto de África, con su cumbre nevada y sus espléndidas llanuras. Una de las experiencias más bonitas si vienes a este pequeño paraíso es recorrer a pie o en bicicleta sus faldas y tomar una cerveza a la puesta de sol. Disfrutar del entorno de este Parque Nacional implica renunciar parcialmente en este caso a ver animales. El Kilimanjaro es uno de los volcanes más altos del mundo. El ascenso al Kilimanjaro atrae cada año a 25000 senderistas, porque la exigencia técnica para subirlo es mínima, sin ser fácil. Dado que la ascensión es un ejercicio muy exigente en tanto que la altura es el mayor problema para el deportista. Las tribus importantes de la zona son los masái y los chagga.
Daniel Bermejo
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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Memorias de África PERIPLOS en Kenia septiembre 2012
Con PERIPLOS estuvimos visitando Kenia en 2012 y elaboramos una crónica de un viaje muy emocionante que a continuación rescato para todos vosotros. Así, los interesados en nuestra propuesta africana de noviembre tendréis más información sobre las aventuras que podemos disfrutar en África.
Kenia. Nuestro viaje a África más emocionante. No lo vamos a contar todo, porque no podemos. Pero os vamos a desvelar lo más significativo. Es difícil olvidar las aventuras que compartimos con nuestros amigos viajeros hace pocos días en las tierras altas africanas. ¡Qué hermosura de país! hemos tocado el alma africana, más pura. Las tierras más vírgenes. Sin artificios.
Nos quedaremos con las mejores experiencias compartidas por nosotros, Alberto y Eugenio, con nuestros amigos viajeros: las manadas de elefantes de Amboseli que casi podíamos tocar, que se nos antojaban escenas cuasi irreales; el Kilimanjaro, majestuoso, testigo de nuestra aventura. El amanecer en Amboseli, inolvidable (hemos colgado algunas de las fotos que hicimos). El paisaje exuberante de Aberdares. El lago Nakuru sin pelícanos... ¡habrá que volver cuando mermen las lluvias para fotografiarlos!. Y como no, subrayar la experiencia de recorrer Masai Mara en una expedición que recordaremos siempre, con toda su cohorte de diversidad animal. ¡Y nos olvidaremos para siempre de los cenizos del coche 1! :-). África. No te olvidamos. Fuiste dura con nosotros (especialmente con el coche 1). Pero te llevamos en el corazón.
Los primeros dos días. Vuelos internacionales y Nairobi.
La emoción la sentíamos desde el primer momento, incluso antes de tomar el autobús hacia el aeropuerto. África no es cualquier viaje. África te puede llegar a seducir y dejarte noqueado. Conocemos a algunos amigos que se han trasladado al continente negro a fijar su residencia. Sólo comprendimos este tipo de decisiones a la vuelta de nuestro viaje. Cuando descubres el alma de África, el alma de Kenia. No es cuestión de entrar en excesivos detalles sobre el periplo de ida. Nos desplazamos en autobús hasta el aeropuerto de Madrid. Paramos preceptivamente en la Mancha y nos encontramos el área de servicio de la autopista atiborrado de viajeros, lo que nos retrasó un tanto. Se trataban de los manifestantes del 15 de septiembre en Madrid que regresaban a sus casas. Allí charlamos con unas chicas profesoras de Murcia, muy cansadas, que nos miraban con envidia sabiendo que nosotros íbamos en dirección opuesta a coger un vuelo destino Nairobi.
Antes de nuestro destino, enlazamos en Dubai. Se nos hacía duro observar esta metrópoli construida en un desierto desde la ventanilla del avión y saber que no la visitaríamos... pero nuestro destino estaba en África en esta oportunidad. El aeropuerto de Dubai es el más importante del medio este asiático. Su área de servicio, compras y entretenimiento es de las más impresionantes del mundo, abierta 24 horas. Con turistas procedentes de todas las partes del globo, todas las razas, todas las nacionalidades. Una turba de viajeros itinerantes. Nos interesamos especialmente por los nuevos productos tecnológicos, de Apple (Alberto) y Samsung (Eugenio), sin gran éxito.
Nuestro vuelo continuó hasta alcanzar nuestra meta deseada: Nairobi.
Nairobi no es como ninguna ciudad latina, ni europea, ni asiática. Es otra concepción. Resume la historia de Kenia; en Nairobi contemplamos a retazos sus dos almas. Nairobi debe su nombre al riachuelo Engoye Niarobe donde abrevaban el ganado de los viejos masais del lugar. En Nairobi convergen los territorio kikuyu y masai. Las planicies y bosques que rodean Nairobi se conocen como las Tierras Altas, ya que se elevan a más de mil metros sobre el nivel del mar, procurando un clima benigno y una abundancia de vida animal salvaje. No hay lugar comparable en todo África. Nairobi presenta un doble rostro, el recuerdo del dominio del hombre blanco y el vigor negro por resistir. El contraste es la característica de Nairobi, una de las ciudades más impactantes del mundo, enérgica, plena de actividad; de las más interesantes de las que podemos encontrar en África. Razas y tribus diversas se apelotonan en sus calles. Hombres de negocios, vendedores, viajeros, se mezclan en esta gran urbe.
Disfrutamos la cena del primer día en el afamado y conocido Restaurante Carnívore con su peculiar interpretación de la cocina keniata. Los amantes de la carne, de enhorabuena. Nos recordó al clásico rodicio brasileño. Las piezas de carne son preparadas a la barbacoa y montadas sobre pinchos que se van presentando en la mesa de los comensales, cortándose al gusto de cada uno. Disfrutamos las variedades más habituales de carne, como cerdo, ternera, pavo, pollo, pero también carnes menos conocidas en la península, como el avestruz o el cocodrilo (¡carne de depredador!, esta última no me hizo mucha gracia, con un sabor entre el pollo y el marisco). En años pasados, cuando la caza salvaje no estaba prohibida en Kenia era fácil encontrar carnes de antílopes, cebra, girafa y otras.
Apenas hubo tiempo para más en la noche. Nos hospedamos en un bonito hotel de estilo colonial. El día siguiente nos dirigiríamos hacia el Parque Nacional de Amboseli, comienzo de nuestro SAFARI Periplos.
Comienza nuestro SAFARI Periplos. En ruta hacia Amboseli.
“Yo tenía una granja en África, al pie de las colinas de Ngong...” así comenzaba una de las novelas autobiográficas más bellas escritas en el S.XX, Memorias de África, escrita por la danesa Karen Blixen bajo el seudónimo de Isak Dinesen; que dio lugar a una magnífica obra cinematográfica protagonizada por Meryl Streep y Robert Redford.
Todos guardamos en la retina los paisajes fascinantes de Kenia, que la protagonista contemplaba desde la avioneta de su amante el aventurero y cazador Finch Hatton. Por cierto, al final de nuestro PERIPLOS visitaríamos la casa donde Karen Blixen vivió, pero dejamos los detalles para más adelante.
Kenia es un país imprescindible. Los amantes de la naturaleza, viajeros, artistas, escritores han buscado en África su pasión e inspiración. Kenia es naturaleza en estado puro, la libertad absoluta, la fascinación del mundo salvaje.
Dejamos muy temprano la vibrante Nairobi para ponernos en carretera hacia Amboseli.
Alcanzamos el Parque Nacional de Amboseli y tras el almuerzo y una pequeña siesta, preparamos los coches para realizar un safari fotográfico en este bonito paraje africano. Tocábamos con nuestros pies el territorio salvaje de la sabana. A partir de este momento viviríamos integrados en el medio natural, pegados a la vida animal, sintiendo muy de cerca la fauna africana día y noche, con la emoción a flor de piel del viajero que se interna en el misterio de uno de los lugares del planeta con mayor densidad de fauna.
Amboseli está situado a 246 kms de Nairobi, cerca de la frontera con Tanzania, a los pies del punto más alto de África, el Kilimanjaro con 5.985 mts. Descubrimos con cierta tristeza que su cumbre ya no aparece nevada, como en las fotografías; el cambio climático hace también estragos en este lugar de África. Esta montaña magnífica, que desearíamos disponer de tiempo suficiente para poder escalarla, se encuentra en Tanzania, pero el punto de mejor contemplación es el Parque en el que nos encontrábamos, en Amboseli. Hay una bonita leyenda swajili relacionada con el enorme Kilimanjaro que nos sirve de telón de fondo: se dice que en su cima alberga un dios todopoderoso, que congelaba y paralizaba a todo aquél que se aproximaba a la cima. Tanzania y Kenia no muestran grandes diferencias y comparten prácticamente similares ecosistemas; como en tantos otros lugares del globo, su división geográfica obedece a motivos políticos. Amboseli está situado en una zona semi-árida del país. Formado por inmensas llanuras y sabanas, e incluso pantanos, con hermosos bosques de acacias amarillas que salpican los caminos y las carreteras. Nos sorprendieron los colores ocres y amarillos de la tierra circundante, color de fuego africano, color de vida. Unos 1.500 elefantes campan por sus respetos en este impresionante lugar; y veríamos manadas de ellos, muy cerca de los vehículos. Si observáis las fotografías, estos animales, con su pasear majestuoso, procesionan en grupos hacia charcas y comederos naturales, cruzando los caminos que recorrían nuestros coches. Llegamos a ver una manada de más de 30 grandes elefantes. Tenerlos tan cerca impresiona absolutamente; verlos pasear con el fondo del Kilimanjaro se torna realmente bello. Cuando recuerdas este momento, es como una experiencia fantasmagórica o irreal, porque no llegas a imaginarte que pudo pasar realmente. Nunca olvidaremos este espectáculo.
Durante nuestro safari en Amboseli también vimos ñúes, gacelas de Thompson y Grant, impalas, cebras y otros animales.
Nos anocheció en esta salida. Los colores del parque tornaron hacia los anaranjados de uno de los atardeceres más bellos, en silencio, que nunca hemos presenciado. Vimos ponerse el sol en la sabana. Fotografiamos este atardecer como si fuera el último. Este recuerdo y los elefantes, hitos inolvidables de muchos que disfrutaríamos en estas reservas africanas.
Seguimos ruta hacia el Parque Nacional de Aberdares, transitando por Nairobi nuevamente.
Nos levantamos muy temprano. Nos esperaba una jornada de carretera intensa, hacia el norte. Empero, nos agrada profundamente poder recorrer un país en un tren, autobús o como toca esta vez, en un vehículo acondicionado. Es la única forma de conocer de primera mano los lugares por los que transitas; todos los destinos. Viajar es patear el terreno; y no tenemos tiempo para andar, pero sí para gozar de la belleza africana desde la ventanilla de nuestro automóvil.
En los pueblos que fuimos atravesando en nuestra ruta hacia Nairobi se hace patente la huella de la pobreza. Todos sabemos que África es profundamente pobre; en ocasiones, queremos cerrar nuestros ojos y no percatarnos de la realidad de estos pueblos olvidados, mas cuando visitas un país africano, observas claramente su realidad. ¡Y Kenia no es de los más pobres, gracias a las divisas del turismo!. Desde los coches vemos las viviendas que salpican el territorio que atravesamos: chabolas de chapa y madera. En las carreteras anejas a los pueblos, vendedores ambulantes campan a lo largo esperando que los visitantes paren sus vehículos y hagan algunas compras. Uno de los grandes responsables de esta miseria son las guerras y los conflictos étnicos, claramente observables en el continente más pobre de la Tierra. La rivalidad entre las distintas etnias de África en el fondo es una guerra por los recursos y el territorio.
Almorzamos en un hotel del extraradio de la capital; abundantemente. ¡Y degustamos el mejor café del circuito!.
Gastronómicamente Kenia no representa nada excepcional, pero en este viaje lo que más me gustó fue la oferta de carnes braseadas en buena parte de las cenas en los Lodges. Hay que indicar que comimos muy bien durante todo el circuito. En ruta hacia Aberdares tuvimos un primer pinchazo de nuestro vehículo 1. La mala suerte acechaba.
Nos íbamos acercando a nuestro destino, el Parque Nacional de las Aberdares. Uno de nuestros caprichos a la hora de elaborar esta ruta. El paisaje cambia completamente; ascendemos en altitud más allá de los 3.000 metros, nos alejamos de la sabana y nos adentramos en un nuevo ecosistema, un paisaje delicioso tropical; con plantaciones de té, cafetales y demás cultivos típicamente tropicales. La temperatura es más fría. En pocas horas alcanzaríamos el centro de recepción de visitantes de nuestro hotel THE ARK, una especie de “Arca de Noe” en medio de la espesura del Parque, donde los animales no están dentro del arca, sino fuera. Los viajeros no van a la búsqueda de los animales, sino todo lo contrario, los animales son los que merodean por cada esquina del Arca.
Desde el centro de recepción nos llevaron a todo el grupo en autobús carretera arriba, hacia el Arca. Carlos, el conductor disertó sobre las características del parque y nos habló de los tipos de animales que podían ser avistados y fotografiados en la zona. Avistamos búfalos, impalas, girafas, jabalíes. Carlos también nos contó algunas pequeñas historias; algunos niños de la zona andan todos los días 10 kilómetros para ir a la escuela, por las dificultades en los accesos para los autobuses y por los propios problemas derivados de la baja disponibilidad del transporte público.
El Arca es un hotel bonito y muy moderno, construido con madera, perfectamente integrado en su medio natural. Desde las distintas áreas de avistamiento (terrazas y balcones) pudimos observar cómo se desenvolvía la vida animal de la zona. En uno de los laterales del hotel habían unas charcas a las que acudían diariamente hervívoros y algunos depredadores. Nos instruyeron al llegar al Arca sobre el significado de distintas alarmas que sonarían por la noche para informar del avistamiento de hervívoros, chacales o depredadores en acción y poder así salir a observarlos. Hicimos muchas fotos en este lugar. Con ayuda del trípode pude tomar algunas instantáneas interesantes de distintos elefantes retozando en las charcas. En otra área de esparcimiento, los responsables del hotel dejaban alimento y piezas de carne para atraer a depredadores, como chacales y leopardos y poder fotografiarlos.
Poco antes de ir a dormir una parte de los viajeros disfrutaron animadamente de un partido de fútbol protagonizado por el Atlético de Madrid que despertó discusiones y pasiones más animales y salvajes que los propios ejemplos de vida animal observables en el entorno; quizás los salvajes fuéramos nosotros aquel día para nuestros vecinos en el parque.
Al levantarnos al amanecer, descubrimos un paisaje fascinante; una espesura tropical inimaginable en Kenia. Y nuestro arca, en medio de la vida animal salvaje que no alcanzábamos a ver con nuestros ojos en su plenitud. Observar el Monte Kenia desde el Arca, aquel día seminublado, también fue toda una experiencia.
Siguiente jornada. Continuando nuestro viaje hacia el Parque Nacional Lago Nakuru.
Nos ponemos nuevamente en ruta a primera hora de la mañana, tras realizar algunas fotos en THE ARK con las primeras luces del día.
Atravesaríamos el ecuador geográfico, en nuestro tránsito hacia Nakuru. En una de nuestras paradas técnicas aprovecharíamos para realizar pequeños experimentos que confirmarían que estábamos situados en el mismo ecuador geográfico. Con pequeñas cerillas y con agua en movimiento comprobamos que a un lado de la línea del ecuador la cerilla gira en un sentido, en tanto que al otro lado gira para el lado contrario y curiosamente, sobre la misma línea del ecuador no hay movimiento en las cerilla. Muy curioso.
Asimismo paramos para disfrutar de la vista de una de las cascadas más impresionantes de Aberdares: las Thomson Falls. Es una cascada de 74 metros en el río Ewaso Ng’iro que drena desde la Cordillera de las Aberdares. Debe su nombre a su descubridor, Joseph Thomson, el primer europeo en llegar en 1883. Desde el fondo se toman las mejores instantáneas. Bellas genes tomamos con nuestras cámaras, como podéis ver en el reportaje. Todo no van a ser animales en África. En el área de esparcimiento encontraríamos a algunos keniatas disfrazados de peligrosos guerreros kikuyus que a cambio de unos chelines danzaron y animaron con fiereza al grupo o personas que tuvieron a bien contratarles.
Asistimos también a la contemplación de uno de los accidentes geográficos más espectaculares y hermosos: el valle del Riff. Está formado por una gran falla que comienza en el lago Victoria hasta el Mar Rojo; lo que observamos es una gran depresión, que continua su proceso de hundimiento; dentro de unos pocos millones de años el continente africano quedará dividido. Este valle es un lugar extraordinario, extensísimo, que ha favorecido el ecosistema de algunos de los grandes parques africanos como el Masai Mara. Se cree que aquí el primer homínido bajo de un árbol y comenzó a caminar, a usar palos y a extenderse por el plantea. En el valle del Riff pueden encontrarse fuentes termales, lagos de aguas ácidas y una riqueza infinita que posibilita la diversidad animal que observamos en África. Aquí, en este lugar, nos sentimos de algún modo como en casa.
Alcanzamos con todo el grupo al entorno del Lago Nakuru. El lago Nakuru es uno de los tesoros de Kenia, en el valle del Riff. Declarado Parque Nacional en 1968. Y una de las grandes maravillas naturales del mundo. No tuvimos gran suerte en esta oportunidad, pues las últimas lluvias han reducido la salinidad del lago comprometiendo el alimento de los preciosos flamencos, que con su aspecto rosado es la imagen bien conocida del lago que encontramos en fotografías y en películas. No habían muchos en el entorno y ello nos entristeció. En cualquier caso este lugar es un paisaje pintoresco, un verdadero santuario de aves de 188 km2 rodeado de bosques, praderas y colinas rocosas donde viven rinocerontes, leones, jirafas, gacelas, antílopes... y hasta 56 especies de mamíferos. Aquí fue donde vimos nuestros primeros leones de nuestro viaje. Al acabar esta jornada de safari nos trasladamos a descansar a nuestro Resort en el Lago Naivasha.
Últimos días días de viaje. Tres jornadas en MASAI MARA, antes de regresar a Nairobi, donde visitaríamos el Museo Karen.
Nos adentramos en