Pequeñas y grandes historias (y novelas) del Antiguo Egipto
Desde el redescubrimiento por Napoleón del Antiguo Egipto, el interés y la curiosidad que ha despertado lo que puede ser la cuna de buena parte de las civilizaciones europeas, no tiene igual en todo el orbe. El Antiguo Egipto sigue desplegando una gran fascinación hacia todos los que se acercan a sus historias y a sus grandes nombres, como Nefertiti, Cleopatra, Ramsés, Tutankamón y tantos otros. Es un extraño magnetismo que nos envuelve, a nosotros grandes curiosos de la arqueología egipcia, y que nos hace pensar que esta antiquísima civilización aún encierra enigmas que en un futuro seguro nos sorprenderán.
Nuestro club de viajeros Oneira descorrerá el próximo mes de diciembre de este año el velo de Isis que oculta algunas pequeñas y grandes historias del Antiguo Egipto, en un apasionante viaje de 11 días de duración al que quedáis formalmente invitados. Conoceremos mejor el misterio de sus pirámides, el poder de los grandes faraones, las evocadoras historias del Nilo, las fascinantes ciudades de Tebas y Luxor y la magia de Abú Simbel.
Pero mientras no podamos viajar en persona, podemos hacerlo con nuestra imaginación. El gran atractivo de Egipto se manifiesta en los miles de libros que se han escrito; y no solo libros de ensayo, de arqueología o de historia. Nos queremos centrar en esta ocasión en la novelística, un género muy recurrido por grandes autores para contarnos fascinantes historias del Antiguo Egipto. A continuación os dejo algunos de los títulos, ideales para el verano, que a mi juicio representan las novelas más apasionantes que se han escrito sobre esta misteriosa civilización egipcia, con enlace para su compra, si los queréis tener ya:
El primero de todos, de casa: en Editorial Planeta, La herida de la Esfinge, de Terenci Moix, un apasionado amante de Egipto. Un joven aristócrata inglés llega a El Cairo acompañado por una pintoresca cantante de ópera. Los misterios de la esfinge de Gizeh, un fascinante viaje Nilo arriba y un relato melancólico al gusto romántico. Terenci Moix ha escrito mucho sobre Egipto, qué no os voy a decir que no sepáis...
No insistiremos sobre cuál es la mejor novela de todas: Sinuhé el egipcio, de Mika Waltari. Le hemos rendido un pequeño homenaje en un artículo anterior en este mismo blog. El faraón Akenatón, los reinos sirios, la decadente Babilonia, Creta. El mundo conocido antes de Jesucristo novelado como solo Mika Waltari sabe hacerlo.
Christian Jacq escribió una pentalogía dedicada al Antiguo Egipto. Ramsés, el hijo de la Luz, de 1995; la primera de ellas cuenta la historia de Ramsés, faraón legendario que gobernara el país del Nilo durante más de 60 años levantando grandes construcciones. Intriga, traición y aventuras románticas. Los demás títulos son: El templo de millones de años, la batalla de Kadesh, La dama de Abu Simbel y Bajo la acacia de Occidente.
La Esfinge (Ultramar, 1995) es una novela del afamado Robin Cook. Venturas y desventuras de una joven egiptóloga ansiosa por conocer en profundidad el Antiguo Egipto, que decide ir a conocerlo durante un mes para visitar todos sus rincones históricos, topándose con un gran misterio sobre el descubrimiento arqueológico más importante del siglo XX: la tumba de Tutankamón.
Nos tenemos que quedar en Egipto para leer al Premio Nobel de literatura Naguib Mahfuz que escribió la novela: La maldición de Ra, Keops y la gran pirámide. El escenario: la IV Dinastía, con el protagonismo de Keops, constructor de la pirámide más grande del mundo. Novela con grandes dosis de intriga.
Si queréis conocer más sobre la historia de Hatshepsut, una mujer que se hizo con el trono de Egipto (y cuyo templo conoceremos en nuestro viaje) leed la fascinante novela de Pauline Gedge: La dama del Nilo. Buena documentación y prosa excelente.
En Los crímenes de Anubis, de Paul Doherty, leemos la historia de Tutmosis II y su intento de hacer valer sus derechos al trono. Las negociaciones, no tan al estilo de las que abordan nuestros políticos actuales, se desarrollan en el templo de Anubis, un auténtico nido de asesinos. El juez Amerotke deberá esclarecer las intenciones de los protagonistas.
Hay muchas más novelas, cientos de ellas. Vengas o no de viaje con Oneira te recomendamos que elijas el mejor libro y que te envuelvas en la magia del Antiguo Egipto.
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
info@oneira.es
Sinuhé, el Egipcio: la historia original
Si hay una novela que he disfrutado leyéndola y releyéndola desde hace años es el clásico de 1945 escrito por el escritor finés Mika Waltari, “Sinuhé, el egipcio”. Se desarrolla en el Antiguo Egipto, durante el reinado de Akenatón, que como habéis podido leer en otro artículo de mi blog Oneira fue el primer gobernante monoteísta. La novela es muy recomendable si queréis conocer las costumbres y algunos detalles sobre la civilización de la época. El protagonista de esta historia es Sinuhé, el médico real, cuya historia es contada tras la muerte del faraón. Fue llevada a la gran pantalla en 1954 con Jean Simmons y Victor Mature como protagonistas de un film exquisito dirigido por Michael Curtiz. El autor de la novela, Waltari, estuvo muy interesado en la historia de Akenatón, acertando en mostrar en la novela los sentimientos de desilusión y desaliento propios de la época de posguerra en la que se editó.
Aunque en este post no vamos a hablar de esta novela, ni de la propuesta cinematográfica. Sino de la probable historia real de Sinuhé. Pocos conocen que Mika Waltari se basó en un texto egipcio real escrito a finales del Reino Medio, titulado “Las aventuras de Sinuhé”. El Papiro de Berlín 3022 es el que conserva la copia más completa de la Historia de Sinuhé. El faraón que reinaba entonces era Amenenmhat I, primer faraón de la XII dinastía, que le tocó vivir un tiempo convulso en una corte repleta de contrapuestos intereses políticos. Por una conjura palaciega el monarca murió de manos de miembros de su guardia personal, que en cualquier caso defendió su vida luchando aunque como indica en sus escritos “Las enseñanzas de Amenemhat I” nadie es valiente por la noche. El funeral debería prepararlo el hijo del soberano, Senuseret, quien se encontraba guerreando en Libia. El Sinuhé histórico era un destacado funcionario del harén y conoció tarde la conjura que se precipitó sobre el monarca, lo cual podría acarrearle la muerte o un duro castigo por no haber informado a tiempo. Sinuhé decidió huir de forma apresurada del campamento.
Cuenta el relato que Sinuhé se dirigió al sur, a la zona de Dashur donde se yerguen las pirámides de Esnefru: la Romboidal y la Roja. De allí cruzó el Nilo dirigiéndose a las canteras de Tura y después a la frontera del Delta occidental, aventurándose al desierto terrible del Sinaí. Deshidratado y fatigado casi pierde la vida y fue atendido por un grupo de nómadas del desierto, que lo reconocieron como un personaje principal. Convivió con ellos durante medio año hasta ser acogido por el rey de Retenu (Siria-Palestina), Amunensh, quien lo llevó a su corte, valorando su capacidad artística e intelectual. Este soberano interrogó a Sinuhé, queriendo conocer las verdaderas razones de su huida. Sinuhé, como buen egipcio le exaltó las extraordinarias capacidades del nuevo soberano Senuseret I. Amunensh quedó satisfecho con la historia y finalmente apadrinó a Sinuhé convirtiéndolo en uno de los suyos, casándolo con una de sus hijas y otorgándole tierras y riqueza. Nuestro protagonista se implicó en mantener la paz en la región, convirtiéndose incluso en uno de los oficiales más importantes del ejército de Amunensh. Cuenta el relato que las envidias en el entorno de Sinuhé derivaron en ser retado en combate singular por un guerrero de Retenu. Sinuhé venció en una lucha cuerpo a cuerpo. Sintiendo que con este último lance había cumplido su misión pidió a los dioses volver a Egipto para pasar sus últimos años de vida. El faraón Senuseret I le escribió: “No morirás en tierra extranjera, los asiáticos no te meterán en tu tumba, no serás colocado en una piel de morueco y no se hará tu túmulo. Durante mucho tiempo has recorrido la tierra, piensa en la enfermedad y vuelve a Egipto”. Fue recibido con honores en su tierra y como él dice: “Se hicieron desaparecer los años de mi cuerpo, siendo yo depilado y mis cabellos peinados. Así fue abandonada la suciedad del desierto…”.
Algunos egiptólogos han llegado a sugerir que Sinuhé fue realmente un espía, un “topo” de la inteligencia egipcia, destinado a mantener informado al monarca de lo que se cocía en Siria-Palestina. Nunca conoceremos la verdad; sí sabremos en cualquier caso que Sinuhé tuvo la fortuna de poder aguardar por muchos años el momento de ir a reunirse con su ka, en su querido Egipto.
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
info@oneira.es