Pula, ciudad romana

Seguimos conociendo algunas de las importantes poblaciones que descubriremos en Croacia y Eslovenia el próximo mes de octubre 2019 con nuestros viajeros. Dedicamos hoy nuestra entrada a Pula.

Pula, la ciudad más grande de Istria, se convirtió ya en la época romana en el centro administrativo de la península. La región tiene una enorme tradición en la elaboración de vino, el trabajo con la pesca, la fabricación naval y el turismo. Por su disposición geográfica, Pula perteneció a numerosos países, reinos o imperios a lo largo de su historia como por ejemplo al Imperio Bizantino, a la república de Venecia, Génova, al Imperio Austrohúngaro, Italia, a la región soviética de Yugoslavia y finalmente en el año 1991 se integró en el territorio croata tras la independencia del país.

El clima de la ciudad, cálido, suave y maravilloso sumado a su fantástica ubicación a las orillas del mar Adriático, confirman a Pula como un excelente lugar para desconectar de nuestra agitada vida. No obstante, la ciudad también destaca por una herencia romana impresionante que la distingue de otras poblaciones cercanas. Pula se consolidó como territorio a partir del siglo X a. C., en años de la Antigua Grecia, aunque tras la invasión romana de la península en el año 177 a. C. se fue remodelando.

El Anfiteatro de Pula es el símbolo de la ciudad y posee un estado de conservación excepcional. Se construyó con piedra caliza al mismo tiempo que el famoso Coliseo de Roma, en el siglo I, con una capacidad de más de 20 mil personas donde se organizaban espectáculos con gladiadores. Posee una planta elíptica de 130 metros de longitud y conserva 72 arcos sobre toda su circunferencia. En épocas posteriores se utilizó para ferias de caballeros y justas medievales. En la actualidad los pasadizos subterráneos se han convertido en salones de exposición sobre la producción de aceituna y vino. En honor al emperador Augusto, el Templo de Augusto fue construido en el año 14 d. C. y se encuentra en el antiguo foro romano de la ciudad. Ha sido utilizado como iglesia, museo arqueológico e incluso granero, pero tuvo que ser reconstruido tras la Segunda Guerra Mundial. Cerca del templo se encuentra el Arco del Triunfo, construido hace más de 2 mil años por la familia de los Sergios, personas pudientes que tuvieron importantes cargos en la ciudad. Fue en la antigüedad la puerta de entrada y actualmente conecta con una vía peatonal repleta de comercios. La Capilla de Santa María Formosa es de origen bizantino, se construyó en el siglo VI y en otro tiempo formó parte de la gigante basílica de Santa María Formosa. La Iglesia de San Francisco, de estilo románico tardío fue construida a finales del siglo XIII a partir de piedra blanca rematada con un fantástico pórtico. A unos minutos se encuentra la Catedral de Pula, sacramentada a la Virgen María y fundada en el siglo V. Si disponéis de tiempo también recomendamos lugares como la Iglesia de San Nicolás, el Castillo, el Museo Histórico y Marítimo de Istria y la Puerta de Hércules.

Daniel Bermejo

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Un paseo por Rovinj

Rovinj es un precioso pueblo costero, uno de los más románticos y expresivos de todo el Mediterráneo. Esta pequeña localidad de menos de 15 mil habitantes seduce al viajero gracias a su centro histórico de callejuelas empedradas, su increíble gastronomía, su encantador embarcadero y el ambiente de sus calles. Su historia se remonta probablemente al Imperio Romano y puede que incluso antes, cuando la región estaba controlada por las tribus ilirias. Por aquella época, Rovinj estaba situada en una isla y no fue hasta 1763 que esta se unió al continente al rellenarse el canal que los distanciaba. La huella más importante en Rovinj la dejó la República de Venecia ya que gobernó la región durante más de 500 años, por lo que se respira cierto encanto veneciano en la ciudad. De hecho, un censo realizado hace poco más de 100 años confirmó que el 98% de los habitantes hablaban italiano. Posteriormente, la ciudad se integró en el Imperio Austríaco, al Reino de Italia, y después de la Segunda Guerra Mundial, a la región soviética de Yugoslavia. Tras la independencia de la región en los años 90, Rovinj pasó a formar parte de la República de Croacia.

El pueblo es un museo al aire libre, silencioso, tranquilo y con sonidos de pájaros que invaden el lugar. Pasear por su Centro Histórico es en sí encantador, gracias a sus expresivas y preciosas calles empedradas. La Catedral de Santa Eufemia es el templo barroco más grande y considerable de toda Istria, con un enorme parecido a la Basílica de San Marcos de Venecia. La patrona Eufemia descansa en un sarcófago de mármol en el interior de la basílica. Se puede subir hasta lo alto del campanario, por encima de los 60 metros y en el punto más alto de Rovinj, desde donde se puede apreciar un océano de tejas color rojo. A través del Arco de Balbi, antigua entrada a la ciudad, puedes acceder a Grisia, la calle principal. Sobre los pies de la catedral hay multitud de artistas con estudios de arte y galerías hallados por doquier, especialmente en agosto. El Paseo Marítimo, repleto de barcos anclados, es un lugar fantástico para respirar y pasear en un ambiente que puede recordarnos tiempos pasados. Al sur de la ciudad se encuentra el Golden Cape, una enorme zona verde con numerosos parques repletos de pinos y cipreses situado al lado del mar. Los habitantes suelen pasear, usar la bici y correr ya que se respira un ambiente de montaña espléndido. A menos de 5 minutos se encuentra la preciosa playa de Lone Bay, especialmente utilizada en verano. Hay otras muchas cosas que aquí se pueden hacer, como ver el atardecer desde el embarcadero, visitar alguna de las islas cercanas, perderte en los mercados locales y visitar Monkodonja.

Daniel Bermejo

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