"El infinito en un junco", un viaje por los libros en el mundo antiguo

Pese a la frustración de no poder recorrer el mundo de ahí fuera durante la crisis del COVID-19, sí que hemos tenido ocasión de recorrer otros mundos con el empleo de uno de nuestros mayores dones, la imaginación. No en vano, todo esta en nuestro cerebro, tanto las experiencias reales como las virtuales e imaginarias. Son reacciones electroquímicas que se funden en una experiencia mental: imaginamos, trazamos un mapa mental de lo que percibimos, viajamos. Perdonad que me ponga tan psicólogo, pero es que tengo una muy buena excusa para ello. Un gran libro, el libro que más he disfrutado en este confinamiento: El infinito en un junco, de Irene Vallejo publicado por Ediciones Siruela.

La autora nos cuenta que es un libro sobre la historia de los libros y afirma que es un libro de viajes (¡concedo!). No deja de ser un viaje por el espacio y el tiempo recorriendo la vida de los libros, que hoy son elaborados en papel o con plástico y metal (los libros electrónicos) y que en un pasado fueron de juncos, piel u otras materias prima. Pero lo mejor de todo es que El infinito en un junco nos retrotrae a los tiempos de los grandes clásicos, de Grecia y Roma, y a un amplísimo anecdotario de la autora vinculado al mundo de los libros.

Con su lectura conoceremos los orígenes clásicos de nuestra literatura y el Helenismo, con mención del desarrollo literario romano (Roma, como superpotencia antigua, asumía el legado de un pueblo extranjero – los griegos – superior a ellos en las Artes), dedicando también un espacio a Egipto; sumergiéndonos en el mundo de las grandes bibliotecas de todos los tiempos, en especial la de Alejandría, a la que Vallejo concede protagonismo. Nos describe como fueron los libros y la escritura en sus comienzos, y nos desvela curiosidades como en qué momento dejamos de leer en voz alta, para sumergirnos en una introspección meditabunda. He disfrutado las peripecias de la autora en bibliotecas y librerías (reales e imaginadas, como las de la biblioteca abacial de El nombre de la Rosa) así como sus descripciones del Museo Ashmolean, el primer museo público en un sentido moderno, y que comenzó como un gabinete de curiosidades. En este libro descubriremos la historia de los grafitis, la posesión (de poseído) que implicaba en el mundo clásico la lectura de algunos libros, el germen del márketing en los primeros autores clásicos (para dar a conocer su obra), conoceremos los primeros editores y copistas, el manejo de las tablillas, el éxito del libro de papel y la imprenta,  y magníficas anécdotas de los grandes protagonistas de la literatura universal, como Marcial, Séneca u Ovidio, y tantos otros. Un libro muy completo y riguroso.

Con este libro he recordado nuestra visita con Oneira club de viajeros a Herculano, donde se descubriera la Villa de los Papiros que ha investigado profusamente el Catedrático Carlos García Gual, miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

He redescubierto Heródoto, el primer periodista, con sus Historias, que vienen a configurarse como el primer relato de reportaje universal, pues Heródoto se había trazado como objetivo ambicioso inmortalizar la historia del mundo. Estoy leyendo de hecho a Kapusciński, extraordinario autor y viajero polaco, que en sus Viajes con Heródoto combina sus primeros reportajes periodísticos fuera de su país con las andanzas y descripciones geopolíticas del autor clásico. Inmenso libro también.

Irene Vallejo nos habla de algunos libros y autores clásicos que fueron pioneros en la elaboración de libros de “autoayuda”, o nos señala momentos históricos apocalípticos en los que los libros fueron víctimas de poderosos, siendo destruidos de forma impune, cuando no accidentalmente.

En suma, he disfrutado enormemente de su lectura, que me ha acompañado en largas y provechosas horas. Un libro formidable, de sensible prosa, primorosamente escrito. Un libro para los amantes de los libros, que no hay que dejar de leer. Gracias Irene.

Alberto Bermejo

ONEIRA club de viajeros

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Odisea de los libros salvados: una exposición en Lyon

Guardo un buen recuerdo de la lectura del primer libro de Carlos Ruiz Zafón, La Sombra del Viento (por cierto, denostada por algunos críticos)  y el misterioso y oculto lugar de Barcelona, El Cementerio de los Libros Olvidados donde Daniel Sempere encontraría el libro maldito que cambiaría su vida. Y tengo pendiente de ver este año 2019 la película de Rémi Bezançon, La Biblioteca de los Libros Rechazados, inspirada en la novela de Brautigan, sobre la historia de un bibliotecario que recogía todos los libros rechazados por editoriales y otros relegados al olvido. También podréis encontrar en vuestra librería La Biblioteca de los Libros Perdidos, de Alexander Pechmann, que hace un magistral recorrido por obras no leídas de Malcolm Lowry, Mérimée, Byron, etc.

Y en este orden orden de cosas he conocido que en Francia, en el Museo de la Imprenta y la Comunicación Gráfica de Lyon, hay una curiosa exposición bajo el título de La Odisea de los Libros Salvados. Y siempre es una buena oportunidad para coger el coche y poner rumbo al país vecino, a Lyon, la tercera ciudad más grande de Francia; en su mayor parte, Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO desde 1998 (cosa que me gustaría hacer hoy mismo, ¡pero no puedo!).  En esta ocasión, una invitación a viajar a través de los siglos, continentes y eventos internacionales siguiendo la pista a libros aniquilados, amenazados, zaheridos, finalmente triunfantes gracias a salvadores que se ocuparon de que dichos textos vieran la luz y no cayeran en el olvido.

Fijamos pues al libro como héroe, al poder recorrer esta exposición llena de esperanza, para todos los que aman los libros. No en vano guardamos los libros porque los amamos y porque nos hacen sentir bien, contribuyendo a nuestra alegría, nuestro consuelo, nuestra memoria y supervivencia. La exposición fue presentada el 12 de abril (yo he conocido de su existenc ia ahora) y se mantendrá abierta hasta el 22 de septiembre de 2019. El Museo de la Imprenta y la Comunicación Gráfica de Lyon es uno de los más señalados museos sobre esta temática en Europa y situado en un bonito edificio del siglo XV, renacentista. Además de la exposición que nos ocupa, el museo reúne objetos y documentos referentes a cinco siglos de historia, con prensas, sellos, periódicos, publicidad, etc.

La muestra de los libros salvados se estructura en cuatro apartados temáticos, evocando los distintos peligros a los que enfrentaron los libros y sus libertadores. El primero, RAYO (libros  alcanzados por un rayo o ahogados bajo el agua), con libros que escaparon de un infausto sino, como los que rescató la bibliotecaria Sanela Krahic de la Biblioteca nacional de Bosnia Herzegovina en Sarajevo tras un bombardeo serbio. La segunda sección de la muestra es INDEX, con libros censurados por la religión o por gobiernos por resultar libros ofensivos; un ejemplo, el padre dominico Michaeel Najeeb se esforzó en digitalizar manuscritos prohibidos por el Estado Islámico en Irak; es conocido el periplo de Najeeb para mover dos coches con 800 manuscritos del s. XI y XIX entre Mosul y el Kurdistán. En tercer lugar, EXILIO, con libros obligados a abandonar sus lugares de origen. Una salvadora fue Jenny Delsaux, que buscó durante cinco años libros expoliados en Alemania y países aliados al finalizar la 2GM. En un último apartado, TALISMÁN, la muestra llama la atención de que no son los libros, los que son salvados, sino que nosotros mismos somos los liberados por su especial intercesión, como en el caso de Mary Shelley, la autora de Frankenstein, que confrontó importantes crisis personales y familiares en vida gracias a la escritura como dejó reflejado en un diario íntimo.

La exposición se cierra con un interesante juego, que algunos hemos jugado en nuestra juventud, que te traslado, lector:  ¿qué libros te llevarías a una isla desierta?

Alberto Bermejo 

ONEIRA club de viajeros

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