Los Colosos de Memnón
En nuestra revisión de los lugares a visitar en Tebas Oeste, en nuestro viaje Oneira a Egipto de 2019 en el mes de diciembre, cabe señalar una de las visitas imprescindibles, los Colosos de Memnón; nombre helenizado de Amenofis III. Pese a estar levantados actualmente en la llanura, estas dos grandes estatuas de cuarcita rosa se alzaban ante el pilono de un antiguo templo, de gigantescas proporciones. Dicho edificio, el Templo de Millones de Años, fue demolido en la antiguedad y apenas quedan algunos restos, pero se han estudiado profusamente para conocer s su estructura original. Sus antiguos bloques de pedra se reutilizaron en algunos templos de la orilla del Nilo.
Los Colosos de Memnón son dos enormes estatuas de piedra que representan a Amenhotep III (Amenofis III), noveno faraón de la XVIII dinastía hace más de 3400 años. Custodiaban el acceso al templo funerario de Amenofis III, construcción era aun más grande y espectacular que la de Karnak, considerada la de mayor tamaño de Egipto. A causa de las intensas inundaciones sufridas durante la época, el complejo conocido como el Templo de Millones de Años padeció importantes daños que forzaron a los faraones a demolerlo. Las prodigiosas esculturas de Memnón miden 18 metros de altura y pesan unas 1000 toneladas. Cerca de sus extremidades se ven representadas varias mujeres, entre ellas Mutemwya (madre del faraón), Tiyi (su mujer) y una de sus hijas de nombre desconocido.
La tradición cuenta que las esculturas silbaban o hablaban, siempre siguiendo las historias de griegos y romanos. Se cuenta que visitantes ilustres de la época romana acudían a escuchar las estatuas musicales, y que se animaban a dejar algunas inscripciones en griego que son visibles en la parte inferior de uno de los colosos; algunas incluso indican fechas. A modo de graffitis de la antigüedad. Las inscripciones más antiguas datan del reinado de Nerón. Algunas de estas "pintadas" fueron verdaderos poemas. Fue a partir del terremoto sufrido en el año 27 a. C. que los colosos fueron dañados y cuando comenzaron a producir ese extraño sonido musical. De entre aquellas personas que quisieron disfrutar de este fenómeno, Estrabón y Pausanias estaban entre ellas. No obstante, fue a partir del año 199 d. C. que se reparó la estatua (Septimio Severo las restauró) y que estas dejaron de emitir sonidos para siempre. Se piensa que el sonido se producía por el aumento de las temperaturas y la evaporación del rocío a través de las grietas generadas por el terremoto.
Bonita historia la de estas "estatuas parlantes", ¿no es cierto amigos?
Alberto Bermejo y Daniel Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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Vivant Denon de viaje por el Antiguo Egipto
“¡Soldados! Desde lo alto de estas pirámides, cuarenta siglos os contemplan!
Napoleón Bonaparte
No es de Napoleón y su aventura en Egipto de quien os quiero hablar (tendremos tiempo de hacerlo en otro post) sino de un lúcido artista y precientífico que acompañó al Emperador en algunas de sus campañas por el país de los faraones, junto a un grupo de expertos en distintas ramas del saber que se organizaron alrededor de la expedición napoleónica para ahondar en los misterios del antiguo Egipto. Y bienvenida sea toda esta documentación, preparándonos para abordar poco a poco nuestra visita al país de los faraones, que tendremos con Oneira CLUB DE VIAJEROS en diciembre de 2019, en un viaje de grupo para conocer de primera mano historias de Egipto como la que os comento.
Nos detenemos en la figura de Vivant Denon, un barón, aficionado al arte, favorito de la Pompadur. Un hombre con fama en los medios franceses a las curiosidades clandestinas, ágil a la hora de mover la pluma, dibujando todo lo que se le ponía por delante, incluso cuentos y dibujos frívolos, amorales incluso.
Vivant Denon fue uno de aquellos artistas, diletantes, científicos y estudiosos Vivant Denon fue uno de aquellos artistas, diletantes, científicos y estudiosos que auparon el término “Orientalismo” a lomos de la modernidad del siglo XIX. Todo lo que tuviera que ver con “lo oriental” se tornó moda y pasión. Denon fue hombre de mundo, aficionado a las faldas, irónico y con gran agudeza de ingenio, muy bien recibido en reuniones y fiestas, que acabó cayendo en desgracia debido a las tensiones políticas de la época. Fue presentado no obstante a Napoleón y cayó bien a Bonaparte, participando en la expedición a Egipto. Por cierto, a su vuelta a Francia llegó a ser nombrado director general de Museos. Pegado a la aventura de Napoleón en Egipto, saqueó a diestro y siniestro cuanta obra de arte encontraba, lo que él llamaba “coleccionar”, constituyendo el primer fondo para una de las mayores riquezas de Francia, que a la postre acabarían en poder de Inglaterra.
Si Napoleón conquistó Egipto con bayonetas, manteniéndolo sólo un año, Denon conquistó el país de los faraones con su lápiz de dibujante. Montado a lomos de un jamelgo, en ocasiones se adelantaba a la vanguardia y en otras quedaba a la zaga de la tropa, entregado a su guerra particular: dibujar sin parar. Se calcula que Vivant Denon realizó unas 40.000 láminas de todo lo que se ofrecía a su vista en Egipto. Algunas tienen en la actualidad un valor inestimable, único vestigio en algunos casos de monumentos que han desaparecido. Todos sus dibujos nutrieron lo que sería obra fundacional de la Egiptología, los 24 volúmenes de la Description de l’Égypte (1809-1813). No se trata solamente de láminas artísticas, sino que resultaban apreciablemente técnicas y científicas. La sensación que causaron los veinticuatro gruesos volúmenes sólo es comparable a otras publicaciones de valor arqueológico como las de Botta sobre Nínive o el libro de Schliemann sobre Troya. Las trabajadas por Denon eran de una calidad especial.
Sus dibujos muestran la fascinación por lo sublime del mundo funerario y su pasión por las ruinas y vestigios del pasado del Antiguo Egipto. En Sakkara hace un dibujo de la Pirámide Escalonada, en Dendera dibuja ruinas gigantescas y sublimes, en la Tebas de las cien puertas corrió incansable con su cuaderno bajo el brazo. En Elefantina dibujó la delicada capilla de Amenofis III, rodeada de columnas y su dibujo es la única referencia que tenemos dado que fue en 1822 cuando fue destruida.
Os dejamos con algunas de las láminas que nuestro viajero Vivant Denon legó a la posteridad y que nos ponen los dientes muy largos, con ganas de tomar el primer avión para Egipto.
Alberto Bermejo
Oneira CLUB DE VIAJEROS
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