Antiguo Egipto: el misterio de Nefertiti y su tumba
Nefertiti fue la Gran Esposa Real de Akhenatón y es una de esas figuras legendarias del Antiguo Egipto sobre las que se hablará de continuo. Vivió hace casi 3.500 años en el período más fascinante de Egipto. Su protagonismo fue central en la corte de Amarna, el Horizonte del Sol, que fundara Akhenatón en honor a Atón, el dios Sol, ya que asumió las funciones de corregente de su esposo, como reina-faraón, según apuntan las crónicas de sociedad de la época. En el Museo Nuevo de Berlín (por donde me acercaré este fin de semana) aún puede visitarse su bello y elegante busto policromado, hallado en Amarna en 1912, y que el egiptólogo Zahi Hawass no cesa de reclamar para su país siempre que tiene oportunidad. También allí encontramos una estela de Amarna que muestra a Akhenatón y Nefertiti jugando destendidamente con su prole. Y el rostro sereno de Nefertiti, puede contemplarse en el Museo Egipcio de El Cairo en una Cabeza de cuarcita inacabada de sublime hermosura. La visitaremos con nuestros amigos de Oneira club de viajeros este mes de mayo 2020 (viaje aplazado por excepcionalidad COVID-19) en un viaje en grupo al Antiguo Egipto. Vamos a conocer mejor a la fascinante Nefertiti, ahora que al parecer algunos egiptólogos informan, atención, que su tumba está próxima a encontrarse en Egipto.
Neferu Atón Nefertiti (1.370 – 1.330 a. C.) fue reina de la dinastía XVIII de Egipto. Su nombre significa: “Bondad de Atón, la bella ha llegado”. Su belleza es legendaria, más si cabe que la de la simpar Cleopatra de Alejandría. Ha sido frecuentemente representada con su esposo Akhenaton en la intimidad y no tenemos constancia fehaciente de que reinara con el nombre de Semenejkara o Neferneferuatón sucediendo a su marido Akhenaton. En mi artículo de 10/5/2019 en el blog de Oneira “Juego de Tronos y el Antiguo Egipto” aludo a las apreciaciones del profesor Aidan Dodson al respecto, quien también afirmaba que la famosa tumba de Tutankhamón que hallara Carter estaba originalmente destinada para Nefertiti. En numerosos grabados y obras de arte Nefertiti aparece en igualdad de condiciones respecto de Akhenatón e incluso en alguna de las estelas su figura se descubre tocada con doble corona y dos cartuchos reales en vez de uno.
Los grabados y representaciones de Nefertiti y Akhenaton muestran iconográficamente la vida privada de la pareja real con poses muy románticas. En algunos relieves Nefertiti aparece sentada sobre las piernas de Akhenatón o abrazándose o besándose cálidamente. Vemos esculturas con los esposos caminando juntos con las manos entrelazadas. Pensaréis que era una representación de amor atemporal, de sentimientos auténticos. Pero no, al parecer según los egiptólogos respondía a un montaje de propaganda muy estudiado. El triunfo de Atón, desterrando a los dioses antiguos y a sus imágenes obligaba a mostrar a la pareja real como única intermediaria entre el el dios sol Atón y el resto de la humanidad. Nunca antes el espinazo de los cortesanos se ha doblado tanto ante la presencia del faraón y su reina. La pareja real vivía en un palacio fortificado separado de la ciudad.
Estas últimas semanas hemos recibido con excitación la noticia de que Nefertiti podría estar enterrada en la tumba de Tutankhamón. Un análisis de georradar afirma haber registrado una cámara funeraria en el Valle de los Reyes. Estas revelaciones corresponden a la revista Nature respecto de unas excavaciones y trabajos realizados por Mamdouh Eldamaty, exministro de Antigüedades de Egipto. Al parecer se habría localizado un espacio secreto en forma de pasillo de dos metros de alto por 10 de largo, aledaño a la habitación donde fue descubierto el sarcófago y la momia de Tutankhamón. Sin embargo, este postulado ha sido descartado por otras instancias de Egipto, ya que las pruebas no son consistentes para afirmar con tal rotundidad que la tumba de Nefertiti se hubiera hallado definitivamente. Entre los escépticos encontramos al egiptólogo Zahi Hawass que acudió a Madrid a dar una conferencia el pasado 1 de febrero en el marco de la Exposición de Ifema Tutankhamón – La Tumba y Sus Tesoros. En el blog Oneira recogimos un resumen de su intervención en Onda Cero en la que claramente apunta a la teoría alternativa de que la momia de Nefertiti está enterrada en la parte occidental del Valle de los Reyes junto a Amenofis III y que tiene 280 arqueólogos trabajando para encontrar su tumba. Afirmó también que la tecnología que ha usado el equipo de Eldamaty no es confiable.
Si se confirma el descubrimiento de Mamdou Eldamaty sería el mayor acontecimiento arqueológico de la historia desde el descubrimiento de la tumba de Tutankhamón. El estar más cerca de la ubicación de la tumba de Nefertiti nos parece excitante. Si Nefertiti fue enterrada como un faraón y ello saliera a la luz representaría un gran avance para la Egiptología.
Alberto Bermejo
ONEIRA club de viajeros
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Sinuhé, el Egipcio: la historia original
Si hay una novela que he disfrutado leyéndola y releyéndola desde hace años es el clásico de 1945 escrito por el escritor finés Mika Waltari, “Sinuhé, el egipcio”. Se desarrolla en el Antiguo Egipto, durante el reinado de Akenatón, que como habéis podido leer en otro artículo de mi blog Oneira fue el primer gobernante monoteísta. La novela es muy recomendable si queréis conocer las costumbres y algunos detalles sobre la civilización de la época. El protagonista de esta historia es Sinuhé, el médico real, cuya historia es contada tras la muerte del faraón. Fue llevada a la gran pantalla en 1954 con Jean Simmons y Victor Mature como protagonistas de un film exquisito dirigido por Michael Curtiz. El autor de la novela, Waltari, estuvo muy interesado en la historia de Akenatón, acertando en mostrar en la novela los sentimientos de desilusión y desaliento propios de la época de posguerra en la que se editó.
Aunque en este post no vamos a hablar de esta novela, ni de la propuesta cinematográfica. Sino de la probable historia real de Sinuhé. Pocos conocen que Mika Waltari se basó en un texto egipcio real escrito a finales del Reino Medio, titulado “Las aventuras de Sinuhé”. El Papiro de Berlín 3022 es el que conserva la copia más completa de la Historia de Sinuhé. El faraón que reinaba entonces era Amenenmhat I, primer faraón de la XII dinastía, que le tocó vivir un tiempo convulso en una corte repleta de contrapuestos intereses políticos. Por una conjura palaciega el monarca murió de manos de miembros de su guardia personal, que en cualquier caso defendió su vida luchando aunque como indica en sus escritos “Las enseñanzas de Amenemhat I” nadie es valiente por la noche. El funeral debería prepararlo el hijo del soberano, Senuseret, quien se encontraba guerreando en Libia. El Sinuhé histórico era un destacado funcionario del harén y conoció tarde la conjura que se precipitó sobre el monarca, lo cual podría acarrearle la muerte o un duro castigo por no haber informado a tiempo. Sinuhé decidió huir de forma apresurada del campamento.
Cuenta el relato que Sinuhé se dirigió al sur, a la zona de Dashur donde se yerguen las pirámides de Esnefru: la Romboidal y la Roja. De allí cruzó el Nilo dirigiéndose a las canteras de Tura y después a la frontera del Delta occidental, aventurándose al desierto terrible del Sinaí. Deshidratado y fatigado casi pierde la vida y fue atendido por un grupo de nómadas del desierto, que lo reconocieron como un personaje principal. Convivió con ellos durante medio año hasta ser acogido por el rey de Retenu (Siria-Palestina), Amunensh, quien lo llevó a su corte, valorando su capacidad artística e intelectual. Este soberano interrogó a Sinuhé, queriendo conocer las verdaderas razones de su huida. Sinuhé, como buen egipcio le exaltó las extraordinarias capacidades del nuevo soberano Senuseret I. Amunensh quedó satisfecho con la historia y finalmente apadrinó a Sinuhé convirtiéndolo en uno de los suyos, casándolo con una de sus hijas y otorgándole tierras y riqueza. Nuestro protagonista se implicó en mantener la paz en la región, convirtiéndose incluso en uno de los oficiales más importantes del ejército de Amunensh. Cuenta el relato que las envidias en el entorno de Sinuhé derivaron en ser retado en combate singular por un guerrero de Retenu. Sinuhé venció en una lucha cuerpo a cuerpo. Sintiendo que con este último lance había cumplido su misión pidió a los dioses volver a Egipto para pasar sus últimos años de vida. El faraón Senuseret I le escribió: “No morirás en tierra extranjera, los asiáticos no te meterán en tu tumba, no serás colocado en una piel de morueco y no se hará tu túmulo. Durante mucho tiempo has recorrido la tierra, piensa en la enfermedad y vuelve a Egipto”. Fue recibido con honores en su tierra y como él dice: “Se hicieron desaparecer los años de mi cuerpo, siendo yo depilado y mis cabellos peinados. Así fue abandonada la suciedad del desierto…”.
Algunos egiptólogos han llegado a sugerir que Sinuhé fue realmente un espía, un “topo” de la inteligencia egipcia, destinado a mantener informado al monarca de lo que se cocía en Siria-Palestina. Nunca conoceremos la verdad; sí sabremos en cualquier caso que Sinuhé tuvo la fortuna de poder aguardar por muchos años el momento de ir a reunirse con su ka, en su querido Egipto.
Alberto Bermejo
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Juego de Tronos y el Antiguo Egipto
SI sois fans de Juego de Tronos (Games of Thrones) como yo, este clásico instantáneo de HBO, estaréis disfrutando la última temporada… ¡se nos acaba la diversión!. Al menos seguimos teniendo nuestras cabezas sobre los hombros y no hemos perecido pese a la gran mortalidad asociada a la serie, la de sus protagonistas. Siempre nos quedará la oportunidad de seguir realizando grandes viajes (¡con Oneira!) para visitar sus localizaciones y descubrir la otra cara de la serie. Y por cierto en octubre nos vamos (yo no faltaré en este viaje, amigos) a Croacia y Eslovenia y en Croacia vamos a visitar la capital de los Siete Reinos, Desembarco del Rey, uno de esos escenarios que alimentan nuestros sueños, estamos refiriéndonos a Dubrovnik.
Pero no quiero desviarme mucho del tema, porque no solo quiero mencionar Juego de Tronos sino hablar de nuestro viaje a Egipto Oneira de diciembre 2019, otro destino onírico donde los haya. Estamos preparando un viaje vibrante. Hemos de concluir que George R.R. Martin cuando escribió la épica saga literaria que inspira la serie “Canción de Hielo y Fuego” además de inspirarse en diversas guerras y períodos humanos, también lo hizo en una de las civilizaciones más enigmáticas y apasionantes de todos los tiempos: el Antiguo Egipto.
Dicen los que más saben sobre la saga de Juego de Tronos que para configurar la dinastía Targaryen, con sus dragones y particular cultura, o a los Lannister, el autor rebuscó en la civilización egipcia. En Egipto era práctica común los casamientos entre hermanos, como en la serie; sin ir más lejos Cleopatra se desposó con su hermano Ptolomeo antes de flirtear con Marco Antonio y Julio César. Atención, Live Science ha descubierto que tiempo atrás ya gobernó un misterioso faraón femenino. De hecho se conoce que la tumba de Tutankamón descubierta por Howard Carter al que dedicamos un post en nuestro blog Oneira estuvo destinada originalmente para una mujer, o quizás dos, hermanas de Tutankamón. Cuentan que Neferneferuatón, de 12 años de edad, sucedió como faraón disfrazada de hombre a su padre Akenatón y casó con su hermana mayor Meritatón. La investigadora Valérie Angenot de la Universidad de Quebec afirma que tras un año llegó a coronarse como faraón, lo cual no es compartido por toda la comunidad científica. Meritatón pudo ser esposa de su padre Akenatón. Los detractores de esta teoría afirman que el misterioso faraón femenino es Nefertiti, o bien Hatshepsut (visitaremos su templo en diciembre 2019), la otra gran mujer faraón de Egipto, hija de Tutmosis I, que contrajo nupcias con su hermanastro Tutmosis II, aunque su verdadero amante fue Senenmut, su íntimo consejero. Neferneferuatón, con 7 años no podría ser esposa real, por edad, por ello fue proclamada faraón: Tutankamón era muy joven para reinar y por ello se optó por la pequeña dama. El equipo funerario que descubrió Carter tiene huellas del nombre de Nefernefuruatón. Pero muchos egiptólogos opinan que esta misteriosa mujer no era otra que Nefertiti.
Nefertiti, de belleza legendaria, fue reina, la segunda gran esposa real de Akenatón. De ahí tanta confusión. Angenot apunta que las hijas de Akenatón no reinaron y que tendría más sentido que fuera Nefertiti, que habría cambiado de nombre en los últimos años de su vida, porque ella además no estaba en línea de sangre real, era simplemente esposa del faraón. Y que la tumba de Tutankamón realmente estaba diseñada para Nefertiti. Aidan Dodson, profesor de egiptología en la Universidad de Bristol afirma que ya se menciona a Nefertiti con el nombre de Neferneferuatón en otras ocasiones. Como vemos, continúan habiendo enigmas permanentes en torno a esta civilización milenaria egipcia. Preguntaremos a nuestros guías el próximo mes de diciembre de 2019 cuando pongamos pie en Egipto sobre este verdadero Juego de Tronos.
Alberto Bermejo
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Howard Carter y la tumba y el tesoro de Tutankamón
El próximo mes de diciembre de 2019 Oneira viajará al Antiguo Egipto en un apasionante viaje que estamos preparando para todos los amigos y viajeros que nos acompañan en nuestros viajes en grupo. Continuamos refiriendo algunas historias relevantes sobre el Antiguo Egipto como aperitivo de nuestra fascinante aventura.
Howard Carter, el egiptólogo y arqueólogo más célebre de todos los tiempos nació en Londres en 1874. Fue el protagonista del descubrimiento arqueológico más fascinante de los tiempos modernos: la tumba y el tesoro de Tutankamón, en 1922.
Howard Carter escribiría sobre el descubrimiento de Tutankamón:
“Finalmente he hecho un descubrimiento maravilloso en Valle, una tumba magnífica con sellos intactos… Al principio no vi nada; el aire caliente que salía de la cámara hacía parpadear la llama de la vela… luego una serie de figuras fueron tomando forma: extraños animales, estatuas… el destello de oro… permanecí mudo de asombro... Cuando Lord Carnarvon (el mecenas que le financiaba) preguntó ansiosamente “¿Puede ver algo?” todo lo que pude decir fue: “Sí, cosas maravillosas ”.
Esta magnífica historia la descubrí hace mucho tiempo tras la lectura de uno de los mejores libros de arqueología “Dioses, Tumbas y Sabios” de C.W. Ceram, que narra las aventuras de intrépidos arqueólogos empecinados en descubrir secretos de civilizaciones desaparecidas. El apartado dedicado a Carter y Tutankamón se lee como una novela, es fascinante. Aquí tenéis un enlace al libro en Amazon.
Y sabemos que la de Tutankamón es una de las tumbas más pequeñas de la necrópolis tebana, pero es la más famosa por los descubrimientos realizados, que pueden contemplarse y disfrutarse en toda su amplitud en el Museo Egipcio de El Cairo. Todos los intentos de pillaje en la Antigüedad fracasaron estrepitosamente; los escombros de la excavación vecina de Ramsés VI taponaron la entrada a la tumba, permaneciendo excepcionalmente oculta para los profanadores durante siglos. Los inmensos tesoros de la tumba de Tutankamón convirtieron a este modesto faraón en un fenómeno mundial.
Una creencia errónea, convertida en “La maldición de Tutankamón” sugería que todos los miembros del equipo de excavadores de la tumba murieron de forma misteriosa poco después del hallazgo. No es cierto. En 1932 diez años después de la apertura, solo habían fallecido 6 personas de las 26 que estuvieron presentes. Y las 10 que vieron como el cuerpo fue desvendado estaban vivas a los 10 años. Lady Evelyn, hija de lord Carnarvon, que estuvo presente en todas las etapas del descubrimiento murió octogenaria, en 1980 y Howard Carter moriría de viejo en 1939. ¡No hay maldición alrededor de Tutankamón!
Si bien es cierto que el cuerpo del faraón fue sometido a un TAC (Tomografía axial computerizada) en 2005, apreciándose en el interior del cráneo dos esquirlas de hueso, lo que evidenciaría un golpe mortal asestado por la espalda al joven faraón. Y es que su reinado coincidió con una etapa crítica para el futuro de Egipto. Pues exactamente fue allí en Egipto, hace 3.500 años, cuando Akenatón, el faraón esposo de Nefertiti y padre de Tutankamón desplazó a 2000 deidades egipcias (como Osiris y Amón) y declaró que el Sol era el único dios, dedicándole todo tipo de alabanzas que tenemos escritas. “¡Oh, Dios único, inigualable!”. Este experimento monoteísta resultaría efímero; dado que a la muerte de Akenaton su hijo Tutankamón tomó la decisión de retornar al culto tradicional, a los dioses de toda la vida, tras sufrir una gran presión por parte del clero de Amón. En estas circunstancias un regicidio no resultaba en absoluto extraño. Sin embargo, el análisis del TAC realizado al faraón finalmente arrojó la conclusión de que los golpes en la parte posterior de la cabeza de Tutankamón fueron realizados post morten, con toda probabilidad durante el procedimiento de recuperación del cuerpo por parte de Carter, que no fue sencillo por encontrarse pegado al sarcófago interior. Conclusión: no hubo violencia ante morten.
El 3 de febrero de 1922 quedó por fin al descubierto el magnífico sarcófago de admirable artesanía tallado en un bloque macizo con 2,75 m de largo, 1,47 de ancho y 1,47 de alto con las diosas Isis, Neith, Neftis y Selkit talladas en altorrelieve sobre él. La solemnidad del momento podemos imaginarla: se desenterraba, con el mayor respeto, a un rey del Antiguo Egipto que vivió treinta y tres siglos antes de nuestra era. Dentro del sarcófago se encontró la esfinge de oro del joven rey y diversos féretros antropomorfos (unos dentro de otros) que contenían los restos mortales del faraón. Todo lo que precisaba Tutankamón para la vida en el Más Allá se encontraba en distintas salas anejas: Muebles, carros, vasijas, cofres, estatuas, alimentos, etc. En la máscara funeraria, sobre la frente estaban esculpidas Nejbet, el buitre y Bruto, la serpiente, símbolos de los dos reinos. En el mentón, la barba simbolizando a Osiris y un collar de oro y cerámica azul en el cuello. Su momia se encontró en el interior del tercer sarcófago, manos recubiertas de oro y cruzadas sobre el pecho, con un látigo y un báculo. Buena parte de todos estos tesoros se encuentran expuestos en el Museo Egipcio de El Cairo. Hoy en día, esta historia sigue formando parte de la fantasía y los sueños de muchos aficionados e investigadores sobre el Antiguo Egipto.
Alberto Bermejo
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