"El infinito en un junco", un viaje por los libros en el mundo antiguo

Pese a la frustración de no poder recorrer el mundo de ahí fuera durante la crisis del COVID-19, sí que hemos tenido ocasión de recorrer otros mundos con el empleo de uno de nuestros mayores dones, la imaginación. No en vano, todo esta en nuestro cerebro, tanto las experiencias reales como las virtuales e imaginarias. Son reacciones electroquímicas que se funden en una experiencia mental: imaginamos, trazamos un mapa mental de lo que percibimos, viajamos. Perdonad que me ponga tan psicólogo, pero es que tengo una muy buena excusa para ello. Un gran libro, el libro que más he disfrutado en este confinamiento: El infinito en un junco, de Irene Vallejo publicado por Ediciones Siruela.

La autora nos cuenta que es un libro sobre la historia de los libros y afirma que es un libro de viajes (¡concedo!). No deja de ser un viaje por el espacio y el tiempo recorriendo la vida de los libros, que hoy son elaborados en papel o con plástico y metal (los libros electrónicos) y que en un pasado fueron de juncos, piel u otras materias prima. Pero lo mejor de todo es que El infinito en un junco nos retrotrae a los tiempos de los grandes clásicos, de Grecia y Roma, y a un amplísimo anecdotario de la autora vinculado al mundo de los libros.

Con su lectura conoceremos los orígenes clásicos de nuestra literatura y el Helenismo, con mención del desarrollo literario romano (Roma, como superpotencia antigua, asumía el legado de un pueblo extranjero – los griegos – superior a ellos en las Artes), dedicando también un espacio a Egipto; sumergiéndonos en el mundo de las grandes bibliotecas de todos los tiempos, en especial la de Alejandría, a la que Vallejo concede protagonismo. Nos describe como fueron los libros y la escritura en sus comienzos, y nos desvela curiosidades como en qué momento dejamos de leer en voz alta, para sumergirnos en una introspección meditabunda. He disfrutado las peripecias de la autora en bibliotecas y librerías (reales e imaginadas, como las de la biblioteca abacial de El nombre de la Rosa) así como sus descripciones del Museo Ashmolean, el primer museo público en un sentido moderno, y que comenzó como un gabinete de curiosidades. En este libro descubriremos la historia de los grafitis, la posesión (de poseído) que implicaba en el mundo clásico la lectura de algunos libros, el germen del márketing en los primeros autores clásicos (para dar a conocer su obra), conoceremos los primeros editores y copistas, el manejo de las tablillas, el éxito del libro de papel y la imprenta,  y magníficas anécdotas de los grandes protagonistas de la literatura universal, como Marcial, Séneca u Ovidio, y tantos otros. Un libro muy completo y riguroso.

Con este libro he recordado nuestra visita con Oneira club de viajeros a Herculano, donde se descubriera la Villa de los Papiros que ha investigado profusamente el Catedrático Carlos García Gual, miembro de la Real Academia Española de la Lengua.

He redescubierto Heródoto, el primer periodista, con sus Historias, que vienen a configurarse como el primer relato de reportaje universal, pues Heródoto se había trazado como objetivo ambicioso inmortalizar la historia del mundo. Estoy leyendo de hecho a Kapusciński, extraordinario autor y viajero polaco, que en sus Viajes con Heródoto combina sus primeros reportajes periodísticos fuera de su país con las andanzas y descripciones geopolíticas del autor clásico. Inmenso libro también.

Irene Vallejo nos habla de algunos libros y autores clásicos que fueron pioneros en la elaboración de libros de “autoayuda”, o nos señala momentos históricos apocalípticos en los que los libros fueron víctimas de poderosos, siendo destruidos de forma impune, cuando no accidentalmente.

En suma, he disfrutado enormemente de su lectura, que me ha acompañado en largas y provechosas horas. Un libro formidable, de sensible prosa, primorosamente escrito. Un libro para los amantes de los libros, que no hay que dejar de leer. Gracias Irene.

Alberto Bermejo

ONEIRA club de viajeros

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Viaje Oneira enero 2019: entrevista a Carlos García Gual

En Herculano, uno de los puntos más importantes de nuestro viaje a Nápoles y Costa Amalfitana enero 2019,  se encontraron en el siglo XVIII unos papiros carbonizados en la llamada Villa de los papiros (de la familia de los pisones). El eminente  profesor de griego Carlos García Gual, catedrático emérito de Filología Griega en la UCM nos acompañó en nuestro viaje ONEIRA. Carlos es toda una autoridad en relación con el descubrimiento de los papiros, habiendo publicado artículos sobre el hallazgo y su investigación más reciente y habiendo comisariado algunas importantes exposiciones sobre el tema. Además es traductor de la Odisea de Homero y de muchas otras obras clásicas y ha publicado más de cuarenta libros y es,  obviamente,  un gran especialista en antigüedad clásica, hombre de gran sabiduría. Además, en su currículum más reciente hay que subrayar el haber sido nombrado por la Real Academia Española de la Lengua para ocupar la silla J (mayúscula).

Durante el viaje  nos ofreció una breve entrevista en nuestro hotel, que a continuación comparto con todos vosotros. Aquí tenéis algunos artículos y reportajes de Carlos que pueden leerse en Internet:  https://elpais.com/autor/carlos_garcia_gual/a  Su colaboración más reciente, y que recomendamos,  es en la revista de Historia de National Geographic número 180 con un artículo “La Villa de los Papiros,  La Biblioteca Oculta de Herculano” que recoge con detalle las magníficas obras de arte y la gran biblioteca que quedó sepultada en Herculano, con esos dos mil textos filosóficos carbonizados, la mayoría de autores epicúreos. Os invitamos a sumergiros en este fascinante hallazgo de la mano del propio Carlos para complementar la visita que hicimos in situ con ONEIRA en Herculano. Aquí os dejamos la interesante entrevista que mantuvimos:

¿Hubo una gran civilización anterior a la Grecia que conocemos? ¿Homero contaba una verdad o Troya fue un mito?

Sí es seguro que hubo en Grecia una civilización anterior a la que conocemos. Hasta que se introduce la escritura siglo IX a de C. no tenemos constancia de como era. Sabemos que los indoeuropeos llegaron a Grecia hacia el año 2000 a. de C. Griegos, germanos, los propios romanos forman parte de esa invasión indoeuropea. En Grecia anteriormente existieron unos pueblos que fueron llamados pelasgos (los llamaban así los griegos), cuya manifestación más importante es la Creta Minoica que tenía sus palacios y su mundo esplendoroso. Y que luego ya en los griegos conocemos un periodo micénico en el que ya brilla esa Grecia que es anterior a Homero y que es la que Homero recuerda en sus poemas. Homero está en el siglo VIII a. de C. ,hacia el final de la época obscura y recuerda o trata de recordar el esplendor micénico que es del siglo XII antes de Cristo más o menos. Y ya antes del siglo XII a. de C. hubo una época de esplendor en la isla de Creta con los conocidos Palacios Minoicos

¿Grecia dejó huella importante en Italia y en los lugares que visitamos en nuestro viaje ONEIRA?

Sí indudablemente. La huella de Grecia en el Mundo Romano es doble. Es una huella monumental. Ahora estamos visitando la Italia del Sur que está empapada de herencia Griega. Todas estas ciudades, como Nápoles,  como Sicilia tienen una herencia griega clarísima incluso monumental en cuanto a civilización. Pero me atrevo a apuntar una herencia aún más importante, que es la cultural, como Horacio indicaba:  la Grecia vencida por Roma venció a su vez a los romanos en el sentido de que influyó decisivamente en la cultura romana. La romana es indudablemente una extensión de la cultura griega. Los romanos fueron unos grandes conquistadores que crearon un gran imperio que los griegos no consiguieron pero la base de su cultura es la griega. Virgilio vuelve en la Eneida al mundo homérico, los poetas latinos son una continuación de los poetas griegos, el teatro latino es un desarrollo del teatro griego,  y en el fondo es la gran tradición que llega hasta nosotros.

¿Que nos enseñan los clásicos, que “exportan” a nuestro mundo moderno?

A mi me gusta hablar de los clásicos como esos textos que pueden releerse una y otra vez, no creo en una veneración a unos clásicos enteramente modélicos. Pienso que los clásicos son algo vivo. También lo decía Italo Calvino y muchos otros intelectuales. Cuando leemos la Odisea de Homero no vemos un mundo lejano, sino que es el mundo del aventurero que recorre el Mediterráneo y se enfrenta a las magas y a los monstruos e incluso al mundo de los muertos y siente ese afán por contar sus aventuras, y vemos ese mundo de mujeres como Penélope,  Calipso o  Circe  y vemos el esplendor del Mediterráneo antiguo. Sentimos que no lo tenemos tan lejano; lo bueno de los clásicos es que pueden ampliar nuestros horizontes. El presente es a su manera un poco limitado. Los clásicos abren ventanas a mundos lejanos.

Nosotros amamos el viaje,  nos encanta viajar. ¿Qué significaba el viaje o el valor del viaje o la aventura en Grecia y Roma?

El significado del viaje es esencial en la cultura y literatura griegas, que no fue una cultura cerrada sino abierta al Mediterráneo y a otras culturas. Una de las cuestiones que caracteriza al mundo de los griegos es la admiración o la inquisición, es decir, la pregunta.  Ellos inventaron la filosofía, y también inventaron la novela de aventuras o más propiamente la épica de aventuras (la Odisea) y también el Teatro, a su manera. Todo implica un viaje, como metáfora de la vida y eso lo vemos presente en el mundo griego. Hay culturas cerradas en sí mismas como fue la egipcia, que es magnífica, con monumentos maravillosos, pero en comparación con los griegos no tenían esa inquietud hacia la aventura. Los griegos descubren ese mundo del viaje y vemos que el viaje es sustancial en nuestra cultura. Actualmente vivimos en un mundo más comunicado, se puede ir más fácilmente a todas partes. Yo destacaría la parte del viaje más sentimental y personal, que tienen los viajes.  El viaje nos permite vivir de alguna manera una vida con “más color”, con otros sentimientos, con otras miradas; vivir es siempre viajar de alguna manera. Y uno debe viajar y buscar escenarios lo más amplios posibles.

Agradecemos  a este sabio viajero,  Carlos García Gual su tiempo, y por ofrecernos esta entrevista. También le agradecemos haber compartido viaje con nosotros.  Hasta pronto Carlos.

Alberto Bermejo

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Cuaderno de bitácora: Viaje a Nápoles y Costa Amalfitana Enero 2019

Os hacemos un resumen de lo que aconteció en Nuestro viaje ONEIRA a Nápoles y Costa Amalfitana enero 2019, primer viaje del nuevo proyecto ONEIRA club de viajeros. Al frente de los dos grupos el equipo de MÁS QUE UN PLAN Agencia de Viajes, con David y Gloria y yo mismo, Alberto Bermejo por ONEIRA club de viajeros.

25/01/19. Iniciamos nuestra aventura en la Ciudad Eterna. Apostamos por conocer una Roma menos habitual, la más desconocida.  El tiempo, aunque frío nos respetó. La fascinación del lugar que pisábamos hacía que nos olvidásemos del frío; además, íbamos bien abrigados. A cambio gozábamos visitando Roma sin turistas. En Roma  paseamos el viernes descubriendo la belleza del Barrio Judío y el Trastévere. Hemos conocido estos lugares con Marita y Deborah, las guías que acompañaron a nuestros grupos en la Ciudad Eterna. El ghetto judío de Roma, cargado de dolor y orgullo, con su epicentro: la Sinagoga de 1900. Y una fotografiadísima Fuente de las Tortugas, en una plaza con aire clasicista, despliega sus encantos. Desde este lugar desplazaron a miles de judíos que fueron asesinados en Auschwitz. Hoy en día es un barrio encantador  para pasear, cenar o tomar una copa. La Piazza Santa María in Trastévere está muy cerca de aquí con una bella y pintoresca fuente medieval en el centro. Su aire bohemio queda compensado por la imponente Iglesia de Santa María. Dentro San Antonio se muestra presto a conceder todos los deseos: nosotros le pedimos al Santo que en Nápoles no nos fuera a llover... Enfrente de la iglesia degusté mi primer capuchino del viaje, ¡el más caro que he pagado nunca! Pero ciertamente bien rico. Yo cerré este día cenando con mis amigos del Grupo de Cata Mediterráneo Fita, Julia, Rafa, Asun y Aurelio. Localizamos la Taverna Dei Contrari en las proximidades de nuestro hotel Mercure Delta Colosseo, un recomendable y céntrico 4**** , toma nota si vienes a Roma. La decoración de vinos en las paredes llamó nuestra atención. Además de dar cuenta de buenos platos italianos acertamos con los vinos: un proseco Omina Romana Bellone 2015 salino y frutal, y un tinto (ojo que algunos italianos serían tildados de claretes en España) Prunotto Ochetti Nebbiolo 2016 aceptable con aromas de barrica vieja y notas especiadas, ¡acierto de pleno con estos vinos!

26/1/19. Seguimos en Roma. Quedaos vosotros el Vaticano. A mí dejadme la Basílica San Clemente. Sus frescos  y mosaicos medievales la convierten en un templo romano extraordinario, en el mismo lugar donde se localizaron anteriormente otras iglesias y templos más antiguos. El que vemos se levantó en el s. XII sobre una iglesia del s. IV, la cual fue edificada sobre una casa romana del s. I unida a un evocador templo pagano dedicado a la figura de Mitra. Un altar con relieve representa a la divinidad sacrificando un toro. El mitraismo fue una religión extendida por la Roma Imperial que perduró hasta la era cristiana. En el subsuelo te topas con un pedazo de Roma. Caminar por estos subterráneos produce auténtica apnea, aunque estés boquiabierto. Pasadizos, rincones olvidados de Roma, domus y alguna casa más humilde, oratorios, frescos antiquísimos... escuchamos el manantial que regaba el fondo del Coliseo de Roma, cuando en lugar de gladiadores preparaban batallas navales imperiales.

Nuestra siguiente visita fueron las Casas Romanas del Monte Celio, bajo la Basílica de los Santos Juan y Pablo. Datan del s. II de nuestra era. Los frescos que decoran la domus real muestran diferentes escenas, a destacar el Aula Orante y La Confesión. Al parecer estas Casas Romanas fueron utilizadas por los apóstoles en su paso por Roma. Nuevamente, la impresión que nos producen estos rincones es fascinante.

Tras estas visitas nos trasladamos en autobús a Nápoles, capital de la región de la Campania,  por la tarde, para realizar una visita panorámica a nuestra llegada e iniciar algunas visitas importantes. Su magnífico Centro Histórico fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1995. Por cierto, nuestro hotel en Nápoles fue el  Starhotel Terminus, fantástico 4****; pero pedid las habitaciones que den afuera (en invierno) ya que las que dan al patio son calurosas. En Nápoles se respira el pasado español en sus calles y como no, el apellido Borbón resuena con fuerza dado que durante el reinado de Carlos III de España, también rey de Nápoles, dejó nuestra impronta en esta sorprendente ciudad.

Decidimos comenzar la visita a la ciudad conociendo una obra maestra escultórica. el Cristo velado de la Capilla Sansevero en Nápoles, recostado delicadamente sobre un túmulo funerario, esculpido en 1.753. Se trata de una escultura a tamaño natural increíblemente bella, una joya arquitectónica del Arte mundial, que muestra a un Cristo yacente, pero cubierto de un velo finísimo, un sudario que se muestra casi transparente. La rigidez de la figura se rompe con un rostro grácil que vira a la derecha. Está cincelado en mármol, en un único bloque de piedra, como así ha quedado atestiguado por los investigadores. Es obra del artista napolitano Giuseppe Sanmartino un fructífero creador, considerado una de las personalidades artísticas italianas. La obra se conserva en la Capilla Sansevero, en Nápoles, junto al palacio de Sangro. El origen de la Capilla Sansevero está relacionado con un acontecimiento milagroso: el derrumbamiento de la fachada en el s. XVI que descubrió una pintura mural muy antigua de la Pietà. De ahí la consagración del templo a Santa María de la Piedad, aunque otras teorías más conspiranoicas cuentan otros aconteceres. Por cierto, nuestro guía Eugenio nos contó muchas historias esotéricas relacionadas con este lugar y con las creaciones de Giuseppe Sanmartino así como las aficiones de Raimundo Di Sangro. Si queréis conocer más os invitamos a leer un artículo que publiqué en este mismo blog hace unas semanas, os dejo el enlace: https://oneira.es/el-cristo-velado-de-la-capilla-sansevero-en-napoles/  Sí que podemos añadir, que no indiqué entonces, que al parecer la Capilla Sansevero se encuentra sita en un punto “geomántico” (según indicación de nuestro guía Eugenio) o “de poder” situado exactamente entre el monumento megalítico de Stonehenge y las Pirámides de Giza, y también en un punto intermedio entre Jerusalén y Santiago de Compostela. Yo no he hecho los cálculos, pero ahí tenéis los datos pos si tenéis tiempo de hacer números. En cualquier caso, la visita fue de lo más curiosa y si venís a Nápoles tenéis que conocer el lugar.

27/1/19 Visitamos el Barrio de la Sanitá. Deseaba especialmente  conocer este barrio, el Nápoles más auténtico: un revoltijo de viviendas (algunas destartaladas), escaleras barrocas, tradiciones ancestrales y animación callejera.  Un gran número de artistas y bohemios se están trasladando a este barrio. Además de recorrerlo y realizar interesantes fotografías visitamos el Cementerio de Fontanelle, que se aperturó tras la peste de 1656, con más de 8 millones de calaveras y huesos humanos. Lo cierto es que impresiona. Las fotos no tienen desperdicio.

Por seguir con una mañana un tanto tenebrosa visitamos las Catacumbas de San Gaudioso, que están bajo la Basílica de Santa María della Sanitá. Las catacumbas, paleocristianas, datan del s. V de nuestra era y aún son visibles algunos frescos de la época retratando a los cuatro evangelistas. Algunos otros frescos del s. XVII también se han añadido. No os quiero dar la cena con detalles, pero os podéis imaginar que en la parte más baja de las catacumbas hay un “pudridero” donde los cadáveres se sometían a un proceso de desecación colgando de la cabeza y tras varios meses, con el cuerpo amojamado se enterraba en la parte superior y la calavera se pegaba a una pared sobre un fresco que lo representaba.

Por la tarde nos trasladamos a Caserta y tras dar cuenta de un buen almuerzo  nos desplazamos al Palacio Real de Caserta, levantado por Carlos III de Borbón (el que fuera “Mejor Alcalde de Madrid”) en el s. XVIII. Como sabéis la historia de Nápoles corre paralela a la española durante muchos años. Carlos III dejó Nápoles para trasladarse a España, donde entró triunfalmente en la capital en 1760. Este palacio estuvo inspirado en el Palacio de Versalles y en el Palacio del Escorial y es impresionante desde todos los puntos de vista, desde sus dimensiones, sus calidades, el número de escaleras y habitaciones y sus cinco pisos. Lo que más enamoró a nuestros dos grupos fue el belén napolitano de la época de Carlos III que se muestra al final de la visita. Fascinante. Cada figura, cada rostro, sus expresiones... Nos parece que para cada rostro  los artistas utilizaron modelos reales, pues todas son diferentes y expresivas. Grandísimo trabajo. Y es que la tradición belenista de Nápoles es digna de conocer. Las composiciones de belenes en esta ciudad se remontan al siglo XVII y se han convertido en piezas de arte para coleccionistas. Y como no podría ser de otro modo fue Carlos III quien promovió el interés por los belenes en Nápoles. A raíz de esta visita comentamos algunos viajeros la tradición belenista también muy propia de ciudades españolas, como Murcia, donde destaca el Belén de Salzillo y atención, un Belén Napolitano que recomendamos visitar.

28/1/19 Nos fuimos a visitar la Costa Amalfitana declarada en su conjunto Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 1997,  la visita que da nombre parcial a nuestro viaje, así que nos detendremos en este rincón suficientemente.  Sus curvas son las más sensuales del mundo. Acantilados donde  pueblos  y paisajes  se  funden en  un  abrazo sin fin.  En  Positano, Amalfi  y  Ravello entramos  en otra  dimensión de  belleza;  esa que  no  solo acompaña durante el viaje, sino que te regala unos cuantos secretos del auténtico arte de vivir. Positano  es afamada  por  sus innumerables escaleras.  Los  afortunados que visitan  esta  ciudad vertical se encuentran con una imagen encantadora  llena  de casas  pintadas  de terracota, rosa  y  melocotón, esculpidas  en  la piedra  y  que siempre hacen  guardia  observando un  mar  de aguas azul  esmeralda.

En Positano la iglesia  más  importante está  dedicada a  su  patrona, Santa  María  de  la Asunción. Destaca por su decoración mayólica con colores amarillo  y verde,  recordando  los matices del  sol y  la vegetación.  La leyenda  cuenta  que los monjes benedictinos viajaron al pueblo  y transportaron  consigo la  imagen  de  la  Virgen Negra con  el  niño en  su  vientre y  que  al llegar  a Positano,  fue imposible  para  los marineros continuar  su  viaje ya  que  el barco  no  se movía,  a pesar  de que  el  mar  estaba  en reposo y  cristalino. En  un inútil  intento  de continuar  su  camino, los marineros  escucharon  una voz  que  decía “pose pose”  cuya  traducción se  refiere  a posarse  o detenerse  y de  ahí  viene el  nombre  de la  ciudad Positano.  En el  interior  de la  catedral  se encuentra el  santuario  de  San  Vito. También  dentro  hay una figura  de  madera de  la  Virgen con  el  Niño. Muy cerca de allí está el campanario, con un  bajorrelieve medieval  en  el centro  representando un  monstruo marino  formado  por un  zorro  y  un pez.  Sus playas  más  importantes son  la  Spiaggia Grande y  la playa  de  Fornillo. Muy  cerca  de allí  se construyeron  las Torres  Sarracenas  que fueron erigidas  en  la Edad  Media  y permitieron  a  los positanos defenderse  de  los ataques  de  los temidos sarracenos.

Amalfi se fundó, según la tradición, como tributo de amor de Hércules, hijo de Zeus, hacia su enamorada. Amalfi era su nombre y tenía los ojos azules y hermosos. A la muerte de Amalfi, Hércules decidió enterrarla en el lugar más hermoso de la Tierra, un lugar especial donde las aguas estuvieran en contacto con ella. A partir de este momento, se dice que Hércules protege con todo su amor a la ciudad. De nuevo vemos acantilados, pequeñas villas sobre el mar, palmeras y viñas que se asoman entre edificios. En la Piazza del Duomo después de una escalinata se alza refulgente la Catedral de Sant Andrea en Amalfi, de estilo árabe-normando y que nos recuerda ligeramente a la Catedral de Santa María del Fiore en Florencia. Además, los mosaicos embellecen su inusual fachada porticada. Fue construida en el siglo IX y modificada en múltiples ocasiones destacando el estilo árabe-normando. También pasamos cerca de los importantes astilleros navales de Amalfi.
Continuamos con nuestro bus sorteando no pocos vehículos que competían con nosotros por un centímetro de carretera. Nos esperaba Ravello en altura.

Ravello se encuentra en lo alto de una montaña a 365 metros de altitud, convirtiéndose en un excelente mirador de la Costa Amalfitana. Aclamada por numerosos artistas como la Casa delle Muse, aquí encontraron la inspiración para sus más sublimes obras de arte. Por eso mismo se percibe un aire artístico e intelectual. La Villa Rufolo, visita obligatoria en la ciudad, fue construida por Nicola Rufolo, un noble procedente de una familia que se dedicaba a la banca y al comercio. Se encuentra en el borde de un acantilado sobre la costa, destacando por sus increíbles vistas y la elegancia de sus jardines y edificios. Quedé anodadado de la belleza de las vistas desde este lugar privilegiado. El famoso compositor y director de orquesta Richard Wagner se inspiró en los jardines de la villa para la escenografía de su ópera Parsifal. La Catedral de Ravello también merece una visita.

Una digresión para comentar una bonita historia. Nuestro guía Eugenio Gegé nos contó en el viaje (entre curva y curva, por la Costa Amalfitana) su pasión por el ciclismo y concretamente por el ciclista asturiano José Manuel Fuente “El Tarangu”. De niño se aficionó al ciclismo al ver ganar a El Tarangú una etapa del Giro-74. En noviembre de 2003 Gegé se fue a Asturias a depositar sobre la tumba de Fuente un libro que rememora la gesta de El Tarangú, que escapó y lideró la etapa tras superar al mismísimo Merckx. En este momento se enamoró del ciclismo y en su viaje a Asturias para visitar la tumba de Fuente afirma que saldó la deuda que contrajo con el ciclista en 1974. También visitó su casa natal. Os dejamos con la historia completa de nuestro guía en Asturias, en este enlace: http://www.jmfuente.es/prensa17.php

29/01/19 Paestum. La ciudad fue  inicialmente conocida como Posidonia cuyo nombre  fue otorgado por sus fundadores, los griegos de  Síbaris, siglo VI antes de Cristo. Todos pensamos que en Itálica el latín era el lenguaje de uso común. Pues lo cierto es que en muchos puntos de Roma se hablaba griego. Y Paestum era uno de ellos. Paestum es un trozo de Grecia enclavado en Italia. Con el devenir de los siglos acabó siendo una provincia romana. De forma que es inevitable encontrar restos de ambas civilizaciones, en cualquier caso, muy unidas entre sí, pues no olvidemos que los romanos siempre quisieron parecerse a los griegos...

Impresionan los tres templos que se levantan orgullosos en una planicie de ruinas dispersas en lo que era la antigua ciudad, el dedicado a Hera, a Apolo y a Atenea. Los fotografiamos a placer.  La visita es cómoda y relajada, sobre todo en esta época, cuando las hordas de turistas no lo invaden. Nuestros dos guías para los dos grupos nos proporcionaron detalles interesantes de este lugar. Nuestro guía Eugenio Gegé está especialmente enamorado de este sitio, y lo coloca por encima de Pompeya e incluso de muchos recintos arqueológicos griegos del Mediterráneo, aunque comentado este punto con nuestro compañero de viaje Carlos García Gual (al que luego nos referiremos) afirma no estar de acuerdo, ya que a los templos de Paestum, siendo grandiosos, les falta la decoración (esculturas) que sí se presenta en otros monumentos de la Grecia antigua.

Artistas e intelectuales románticos del siglo XIX frecuentaron este lugar, por las complicaciones de trasladarse a Grecia. Hablamos de artistas de la altura de Goethe, Shelley, Piranesi. Quedaban fascinados por el espectáculo de Paestum y les sirvió como fuente de inspiración en sus trabajos.

El Museo Arqueológico anexo al yacimiento es imprescindible visitarlo. Una delicia revisar las distintas figuras de cerámica y los frescos maravillosos que se encuentran expuestos.  Destacables, las pinturas naturalistas de la “Tumba del nadador-saltador”, metáfora del paso de la vida a la muerte. Me encanta esta figura grácil. Se cumplen 50 años de su descubrimiento y hay una historia bonita detrás, bueno, algo trágica. Una familia aristócrata local, en el siglo V a. de C., vuelve muerto de la guerra de Síbaris. La madre cubre los ojos de su hijo con las primeras rosas de Poseidonia (Paestum, nombre actual), de las que Virgilio cantaba sobre su magnífico perfume y su doble floración. El padre encarga la sepultura más rica. Busca los mejores pintores, aquellos capaces de de crear las escenas más conmovedoras. La sepultura, la tumba, es un lugar sagrado. Sobre todo para los iniciados en los misterios órficos: el lugar de la transmutación de la muerte a la resurrección. El resultado es la figura del personaje que se zambulle en el agua, que decoró la sepultura de su hijo.

De vuelta a Nápoles hicimos parada en Salerno, la segunda ciudad más poblada de Campania, para conocer su espléndida Catedral. Iglesia románica con decoración árabe y normanda, que data del siglo XI. Está dedicada al Apostol San Mateo, patrón de la ciudad. La entrada a la Iglesia es fascinante, con una puerta medieval labrada en bronce, en una plaza de gran belleza. Lo más sorprendente es la cripta donde se cree que se encuentran los restos del apóstol y es una capilla de estilo barroco de gran hermosura. Antes de volver a tomar el autobús dimos una vuelta por el centro histórico, repleto de negocios, comercios y bares.

30/1/19  Pompeya y Herculano. Visitar Pompeya significa visitar una ciudad romana que quedó inmóvil en el tiempo durante sus últimos estertores hace 2000 años, sepultada por las cenizas del Vesubio, recordatorio de la implacable fuerza de la madre naturaleza. La erupción del Vesubio  de 79 d.C. hizo que la ciudad de Pompeya perdurara, permitiendo la conservación de su configuración urbana, de las calles, de las casas, de los frescos, de los espacios públicos, de las tiendas e incluso de sus habitantes inmortalizados en las posturas trágicas. Son impresionantes el Anfiteatro de Pompeya, el Templo de Apolo, la Casa del Fauno o el Lupanar de la Ciudad. Y podemos ver de todo, casas, frescos, figuras petrificadas, monumentos, esculturas... Poder visitar estas ruinas practicamente a solas es un enorme privilegio. Nuestros guías hacen una broma cuando visitan el lupanar en temporada: “siempre hay colas en el lupanar aunque lleve dos mil años cerrado, sin actividad...”. Hay colecciones muy importantes obtenidas de la excavación de Pompeya y Herculano en el Museo Arqueológico de Pompeya, por lo que es muy recomendable reservar un día para verlo con tranquilidad. Si eres amante de la historia y la arqueología busca un hueco para venir a conocer Pompeya.

Nuestro grupo continuó visita después de un buen almuerzo en Herculano, la otra gran villa salvajemente golpeada por la lava vesubiana y que contiene numerosos hallazgos arqueológicos, desde antiguos anuncios y elegantes mosaicos a muebles carbonizados y aterrorizados esqueletos. El foro es el centro neurálgico, como en Pompeya. Las termas suburbanas del s. I son de las mejores conservadas de la antigüedad. Hay interesantes localizaciones como el Gimnasio y la sede de los Sacerdotes Augustales: en definitiva, poco hemos cambiado, como hijos de romanos que somos. Importantes son los frescos y el arte decorativo que se encuentra a nuestro paso.

En Herculano se encontraron en el siglo XVIII unos papiros carbonizados en la llamada Villa de los papiros (de la familia de los pisones). En nuestro grupo de viajeros nos acompañó un eminente  profesor de griego que es toda una autoridad en relación con este descubrimiento, habiendo publicado artículos sobre el hallazgo y su investigación más reciente y habiendo comisariado algunas importantes exposiciones sobre el tema. Además es traductor de la Odisea y de muchas otras obras clásicas. Actualmente es miembro de la Real Academia Española de la Lengua (Letra “J” mayúscula). Hablamos de Carlos García Gual, hombre discreto donde los haya, de gran sabiduría. En el viaje me ofreció una breve entrevista que publicaremos en nuestro blog próximamente. Aquí tenéis algunos artículos de Carlos:  https://elpais.com/autor/carlos_garcia_gual/a  Su colaboración más reciente es en la revista de Historia de National Geographic número 180 con un artículo “La Villa de los Papiros,  La Biblioteca Oculta de Herculano” que recoge con detalle las magníficas obras de arte y la gran biblioteca que quedó sepultada en Herculano, con esos dos mil textos filosóficos carbonizados, la mayoría de autores epicúreos. Os invitamos a sumergiros en este fascinante hallazgo de la mano del propio Carlos para complementar la visita que hicimos in situ.

31.01.2019. Capri es  una  isla italiana  situada  en el  mar Tirreno, en el sur del golfo de Nápoles. Ya desde la antigua república romana  se  consideraba un lugar  de enorme belleza y de coyuntura viajera. Historiadores  como Virgilio o Estrabón hablaron de la presencia de una colonia griega  y  de dos  ciudades  gobernadas por habitantes  de  Neápolis. Posteriormente,  tanto Octavio  Augusto como  después  Tiberio eligieron Capri  para  retirarse, mandando  este  último construir  un palacio  en  el cual  murió  en el  año  37. Famosos y “muy” millonarios tienen alguna “choza” en la isla adónde se trasladan a menudo para su asueto y descanso. Si alguna vez te regalan alguna, no la rechaces. No vimos en nuestro paseo ninguna casa fea. Todos los apartamentos y chalets se despliegan en torno a los puertos de Capri y en zonas de interior como Anacapri, en la parte superior de la isla.

En Anacapri visitamos Villa San Michele con un pequeño museo y antigüedades digno de conocer y lo mejor, con vistas espectaculares de Capri desde los jardines. Comimos calamares fritos que gustaron muchísimo al grupo. No quiero ni imaginarme cómo estará esta isla en verano, repleta de turistas; mejor visitarla fuera de temporada. Hay varios puntos de interés en la isla. De los visitados merece la pena destacar los Jardines de Augusto desde los que obtienes una panorámica espléndida de los farallones de Capri que se levantan orgullosos en la escarpada costa. Los farallones son símbolos especiales de la  isla. Inmersos  en  el agua  azul  esmeralda, son  3 grandes  masas rocosas  pegados a la costa de  Capri, teniendo  la más  alta  109 metros  de  altura.

Decidimos desembarcar en Sorrento para tener oportunidad de conocer una nueva plaza costera. Dicen que en Sorrento se elabora el mejor limoncello; por todos sitios te venden todo tipo de productos elaborados a partir de limones cuya producción en la zona se ha recuperado gracias a este licor. Sorrento se asoma al mar desde un acantilado con vistas al Vesubio y a la Bahía de Nápoles. Es un pueblo que conserva la esencia de Costa Amalfitana con callejuelas y un centro histórico de lo más interesante.

Por la noche disfrutamos una cena de despedida en la que además de dar buena cuenta de especialidades napolitanas (¡quedamos para reventar!), nos divertimos con música y canciones napolitanas. Además nuestro amigo y viajero Pedro Morales, miembro del conjunto músico vocal CAMTARES, no se cortó un pelo y con los artistas del local cantó O SOLE MÍO magníficamente, para disfrute y gozo de todos los presentes.

Gracias amigos por habernos acompañado en esta pequeña aventura napolitana. ¡Hasta la próxima amigos viajeros!

Alberto Bermejo

ONEIRA club de viajeros

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